viernes, 29 de marzo de 2024

“Entre Cuba y EE.UU. una coexistencia civilizada es posible”

En julio de 2015 se reanudaron las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington. Sobre el proceso de normalización que comenzó el 17 de diciembre entre ambos países, Josefina Vidal accedió a compartir con Cubahora sus reflexiones basadas en la vivencia personal de quien fuera protagonista del proceso…

Liz Armas Pedraza en Exclusivo 25/08/2020
4 comentarios
Josefina Vidal
Uno de los rostros más visibles del “ajetreo” diplomático durante el proceso de normalización Cuba-EEUU. (Fernando Medina Fernández / Cubahora)

El 17 de diciembre de 2014 pasará a la lista de los días de sucesos extraordinarios en la vida de los cubanos. Además del regreso de tres de los Cinco Héroes a la Patria, los presidentes Raúl Castro y Barack Obama, mandatarios en aquella fecha de Cuba y EE.UU, respectivamente anunciaron públicamente, el inicio de un proceso de normalización de las relaciones bilaterales entre ambos países, hecho que conmovió a la opinión pública nacional e internacional.  

Si bien este fue el detonante público, resultó el clímax de un proceso que tuvo como preámbulo 18 meses de negociaciones intensas al más alto nivel entre ambos países luego del reconocimiento por parte del mandatario estadounidense de que la política agresiva de EE.UU. hacia Cuba había fracasado y que nuestro país no constituía un problema de seguridad nacional para la nación más poderosa del mundo.   

A la reformulación de la narrativa oficial estadounidense sobre Cuba le siguió el avance de un grupo de medidas mutuamente beneficiosas. Durante el 2015 alcanzó un hito importante pues anotó  el reinicio de las relaciones diplomáticas que se concretó el 20 de julio de ese año con la apertura de la Embajada cubana en Washington y el 14 de agosto con el inicio de funciones de la Embajada estadounidense en La Habana. 

Este hecho, sin embargo, no obviaba que un largo y complejo camino hacia la normalización de los vínculos entre las dos naciones debía recorrerse. Las contradicciones y las diferencias políticas y de concepciones no se disiparían inmediatamente. La historia vivida y sufrida por Cuba no permitía “pasar página” como sugirió el Secretario de Estado de aquel entonces, John Kerry.  Tampoco desaparecía el propósito esencial del gobierno de EE.UU con respecto a Cuba y la Revolución cubana.

Así lo reconoció Josefina Vidal, quien se desempeñaba en aquel entonces como Directora General para Estados Unidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) de Cuba, en una entrevista concedida a la periodista Cristina Escobar, en la que dejó claro que la administración de Obama no había modificado sus objetivos estratégicos hacia Cuba, sino que habían modificado sus formas y tácticas.

Aquellos días vividos demostró que, aun cuando EE.UU pudo haber tomado iniciativas más profundas para evitar sufrimiento al pueblo cubano, fueron momentos donde se demostró que podrían establecerse mecanismos para avanzar de manera civilizada y mutuamente provechosa para ambos pueblos, encontrando soluciones conjuntas a los problemas, a pesar de las diferencias.

Cinco años después del inicio hacia el camino de normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, Josefina Vidal, uno de los rostros más visibles del “ajetreo” diplomático por esas fechas, accedió a responderle en exclusiva a Cubahora una pregunta vía online, en la que nos acerca a su visión de aquel momento, basada en su vivencia personal.

Llegamos y concluimos ese proceso sin condiciones de ningún tipo y sin hacer concesiones lesivas a la soberanía y a la independencia de Cuba, como habían tratado de imponernos antes, sin éxito, los diferentes gobiernos de turno en Estados Unidos.

En ello fue determinante la larga y firme resistencia de Cuba y el pueblo cubano ante las agresiones y presiones de todo tipo durante más de 50 años, el fracaso de diez administraciones norteamericanas en sus intentos por doblegar a nuestro país y el aislamiento y el descrédito que esto les causó a nivel internacional.

Se demostró que pese a las grandes diferencias ideológicas y políticas entre Cuba y los Estados Unidos, que no van a desaparecer nunca, es posible que ambos países coexistan pacíficamente y que, por la vía del diálogo y la negociación, y sobre la base del respeto y en pie de igualdad, busquen solución a problemas bilaterales clave e identifiquen áreas de interés común en los que pueden cooperar para beneficio mutuo.

Creo oportuno recordar en este contexto que, a lo largo de 50 años, el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó en varias ocasiones la disposición de Cuba a discutir y resolver las diferencias con los Estados Unidos a través de negociaciones y sin renunciar a nuestros principios; y que, al asumir la dirección del gobierno, el General de Ejército Raúl Castro confirmó la voluntad de Cuba de normalizar las relaciones con los Estados Unidos sobre la base de la igualdad.

Quedó claro que en las sociedades cubana y norteamericana existe un consenso a favor de la normalización de las relaciones entre los dos países.

Esto es importante tenerlo en cuenta de cara al futuro, pues muchos de los factores que hicieron posible el proceso de acercamiento entre fines de 2014 e inicios de 2017 están aún presentes. En los Estados Unidos, miembros del Congreso de ambos partidos --Demócrata y Republicano--, la mayoría de la opinión pública y amplios sectores de la sociedad, incluyendo de los emigrados cubanos, favorecen la normalización de las relaciones. Ha quedado en evidencia que es un grupo minoritario de oportunistas el que, aprovechándose de la corrupción del sistema político de Estados Unidos, ha secuestrado la política hacia Cuba por intereses mezquinos de venganza, motivaciones politiqueras y mero cálculo electoral, de por sí errado.

En Cuba, me atrevo a afirmar que existe un rechazo unánime a la política aplicada por el gobierno de Trump y que se mantiene el consenso a favor de mejores relaciones. A raíz del retroceso ocurrido en los últimos cuatro años, también ha quedado evidenciada la falsedad del argumento que se usó de forma manipulada por mucho tiempo contra Cuba, de que era nuestro gobierno el que no deseaba una mejoría de las relaciones con los Estados Unidos.

El proceso iniciado en diciembre de 2014, marcó el inicio de una tendencia histórica para construir una relación con Estados Unidos sobre bases diferentes, que aún considero realizable. 

Plenamente consciente de que las profundas diferencias políticas que existen entre nuestros dos países van a perdurar y de que la normalización de las relaciones con los Estados Unidos será un proceso complejo y largo, que quizás nunca logremos alcanzar, sigo pensando que una coexistencia civilizada entre ambos es posible.

TRUMP vs. CUBA, LA VUELTA DE TUERCA

El 20 de enero de 2017 Donald Trump llega a la Casa Blanca. No pasó mucho tiempo para sospechar que lo avanzado en la “época Obama” tomaría un giro diametralmente opuesto. El 16 de junio de ese propio año, durante un discurso en Miami, despejó cualquier incógnita. Ese día, dejó cancelado el acuerdo bilateral de Obama con Cuba por lo que el camino se empedró de manera veloz y la brecha se ha hecho cada vez más grande.

Entre las medidas retrógradas que no tardó en llegar fue la de reducir al mínimo su personal en la Embajada de Estados Unidos en La Habana,  y todo lo que ello conllevó para lo cual esgrimieron la teoría de los supuestos incidentes sónicos.

Desde entonces prohibiciones, sanciones y restricciones han sido prácticas comunes de la administración de Trump, como parte del recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto injustamente a la Mayor de la Antillas por casi seis décadas.

Recientemente, la Subdirectora General de la Dirección de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Johana Tablada, en entrevista concedida al canal Cubavisión Internacional expone en apretada síntesis lo que ha significado la política de la administración Trump hacia Cuba.

LECCIONES DE LA HISTORIA

El pueblo norteamericano y el de este archipiélago comparten familias, tradiciones, cultura y la geografía que nos hace vecinos naturales. Es por eso que Cuba siempre estará dispuesta a desarrollar relaciones respetuosas y de cooperación, basadas en la igualdad, el entendimiento y la reciprocidad, en la convivencia civilizada, con la premisa de que la dignidad y soberanía de nuestro país no son ni serán nunca negociables. 

Como dijera la anciana Hedelmira Fernández, aquel 17 de junio de 2017 mientras compraba el pan en la bodega: "¿Entonces volvemos a la pelea? No puedo creer eso. Bueno, con tantos años en esta ‘bronca’ y el señor presidente yanqui no ha aprendido que no va a ninguna parte así con nosotros".

Son lecciones que ahora, en pleno proceso eleccionario de EE.UU, tanto el candidato John Biden como Donald Trump debieran tener en cuenta al colocar a Cuba en sus respectivas agendas o discursos electorales.


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Liz Armas Pedraza

Amante de los datos y el deporte. Periodista y cubana.

Se han publicado 4 comentarios


Karli
 25/8/20 17:49

Ojalá estas palabras y la excelente opinión de Josefina nos sirva como guia para el restablecimiento futuro de las relaciones diplomáticas. Mantengo esa fe

Roxana
 25/8/20 15:06

Desde que tengo uso de razón los momentos en que mejoraron las relaciones entre Cuba y EEUu cuando Obama ha sido de los más esperanzadores porque nací con el bloqueo y tengo familia en Miami y pensé que a partir de ese momento todo mejoraría para los cubanos de aquí y de allá. Pero fue como un lindo sueño del que hubo que despertarse de zopetón. Así son los maericanos y Trump anda fajado con el mundo entero, por eso rezo para que gane otro Presidente en estas elecciones. A la diplomática siempre la recuerdo certera y muy agradable,dio una excelente imagen de Cuba, sobre todo de las cubanas. 

Jose
 25/8/20 10:18

Con el respeto para todos los demás, pero ella fue de verdad no solo la cara visible sino la mejor diplomática cubana que vimos en esos momentos. Encantadora y contundente. Ojalá vuelvan mejores tiempos con EE.UU y ojalá ella vuelva a encantar a los cubanos como lo hizo en ese momento. 

Elena
 25/8/20 8:48

Recuerdo su elegancia y elocuencia en esos días  para defender nuestros principios. Creo que hasta los norteamericanos, la Jacobson, Kerry y Obama no pudieron obviar el rol de Josefina Vidal. Le deseo éxitos en sus funciones diplomáticas.  

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