viernes, 19 de abril de 2024

Un universitario que trasciende en el tiempo

El ingreso de Fidel a la Universidad de La Habana sigue siendo motivo de inspiración para los jóvenes de hoy...

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 04/09/2015
2 comentarios

Era 4 de septiembre de 1945 cuando un joven del oriente del país ascendía la escalinata de la Universidad de La Habana para iniciar sus estudios en la carrera de Derecho. Era Fidel, quien con solo 19 años ingresaba a ese sitio, en el cual, ha dicho en más de una ocasión, se hizo revolucionario. Llegaba en el curso escolar 1945-1946, en el país solo existía la bicentenaria casa de altos estudios y apenas pocos podían acceder a una matrícula.

Fueron esos tiempos difíciles no solo para la prestigiosa institución docente sino para Cuba, que luchaba frente a una voraz tiranía de gobiernos corruptos, gansteriles y reaccionarios que pretendía valerse de la FEU para ascender en sus propósitos. Quizás por ello, el joven que tocaba los predios universitarios no podía imaginar que desde ese momento su vida estuviera indisolublemente ligada al proceso revolucionario cubano, y que fuera él principal inspirador del pasado, el presente y el futuro de esta Isla.

Ya esa sospecha había sido plasmada en el anuario correspondiente a la graduación de 1945, cuando los padres jesuitas del Colegio de Belén, aseguraron: “Fidel Castro (1942-1945). Se distinguió en todas las asignaturas relacionadas con las letras. Excelencia y congregante, fue un verdadero atleta… Ha sabido ganarse la admiración y el cariño de todos. Cursará la carrera de Derecho y no dudamos que llenará con páginas brillantes el libro de su vida. Fidel tiene madera y no le faltará el artista”.

Así fue, las apreciaciones del Comandante en Jefe sobre la situación del país las contó al periodista y escritor Ignacio Ramonet en el libro Cien horas con Fidel. “Desde que ingreso, el primer año, observé un ambiente de fuerza, de temor y de armas. Había una política universitaria totalmente controlada por grupos aliados al poder. Era un baluarte en manos del gobierno corrompido”.

Comprendiendo la necesidad del momento histórico estuvo en primera fila en mítines, manifestaciones, protestas, bien sea como participante, activista, orador o promotor. No tardó en iniciarse en la dirigencia de la FEU y en oponerse tenazmente a la elección del favorito del gobierno de Ramón Grau San Martín para presidir la organización estudiantil.

Entonces, la actividad política comenzó a ocupar muy pronto gran parte del tiempo en la vida del estudiante Fidel. Es esta una etapa de “acelerada” maduración de su pensamiento político, cuyo aprendizaje incluyó, además, los órdenes social, económico, ideológico… con la lectura de las obras de los clásicos del marxismo. Ya en segundo año de Derecho entró en contacto con el Partido Ortodoxo y con varios militantes de la Juventud Comunista, entre ellos, Flavio Bravo, Raúl Valdés Vivó y Alfredo Guevara.

Como parte de las actividades de los universitarios, también participó en acontecimientos que centraron la atención de la nación, como el traslado desde Manzanillo a la Universidad de La Habana de la histórica Campana de La Demajagua, en franco desafío al gobierno de turno de Ramón Grau San Martín, quien pretendía utilizarla con fines politiqueros.

De esa época se destaca su solidaridad hacia las nobles causas latinoamericanas: participó en la expedición de cayo Confites, organizada para combatir la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo, en Santo Domingo, y en la insurrección popular que en Bogotá desató el asesinato del presidente Jorge Eliecer Gaitán, en 1948. Además apoyó la descolonización de Puerto Rico, la devolución a Argentina de las islas Malvinas, así como del canal interoceánico a Panamá.

Su actitud desde la casa de altos estudios se tornó en extremo peligrosa para su vida, le valió presiones físicas y amenazas muy fuertes, incluso de muerte, por parte de la mafia que controlaba la institución. Llegaron a prohibirle la entrada al centro. Dispuesto a enfrentar tamaña “deshonra” volvió a la Universidad. Así comenzó la que Fidel llama su “primera y peculiar lucha armada contra el gobierno y los poderes del Estado”.

La vida académica del líder histórico de la Revolución puede seguirse a través del expediente A-1308 que le acompañaría a lo largo de su carrera, hasta que el 13 de octubre de 1950 le fue otorgado el título de Doctor en Derecho. Durante su paso por el centro de altos estudios adquirió las experiencias que le permitieron diseñar una estrategia revolucionaria para llevar adelante la lucha insurreccional revolucionaria y conquistar la victoria de enero de 1959.

Es ese el ejemplo que ha acompañado a los estudiantes de hoy, esos que hace unos días también llegaron a la universidad, no solo a la de La Habana, sino a cualquiera de las 23 que existen en todo el país. Los educandos de hoy, como Fidel hace 70 años, siguen comprendiendo la realidad del momento que les ha tocado vivir y participan de manera activa en la construcción de una sociedad mejor.

Estudiantes que no luchan contra gobiernos corruptos, sino que siete décadas después tienen el privilegio de vivir grandes acontecimientos y lo hacen desde la defensa de una universidad que forme profesionales competentes y comprometidos con la Revolución y los destinos de su pueblo. Así, junto a su organización, la FEU —la misma de Mella, de José Antonio, de Fidel— siguen teniendo protagonismo en las luchas y victorias de nuestro pueblo.

Y es que son cientos los universitarios que cada año participan en apoyo a las tareas de la agricultura, los movilizados para la defensa, los que asumen docencia responsable frente a un aula ante la necesidad de maestros, los que se ocupan de labores asistenciales en la salud, los que realizan proyectos de investigación para dar respuesta a problemas sociales y de desarrollo local y los que acompañan a la Revolución con la participación democrática y ciudadana en los principales procesos que se desarrollan.

Cambian los tiempos, pero los jóvenes de hoy siguen conectados a la sociedad al igual que Fidel y beben de la historia, como lo hiciera recientemente el Destacamento Aniversario 70 del ingreso de Fidel a la Universidad, que en una semana conquistó la historia viajando a diferentes sitios de gran trayectoria patria de Granma, Santiago de Cuba y Holguín.

Además, continúan preparándose en todos los órdenes como cubanos a los que aún les queda mucho por hacer, pues como le alertó Fidel, el 27 de enero de 2015, en el mensaje para sus compañeros de la Federación Estudiantil Universitaria: “las ideas revolucionarias han de estar siempre en guardia, a medida que la humanidad multiplique sus conocimientos”.

Entonces, el ingreso del líder histórico de la Revolución a la universidad sigue siendo motivo de inspiración para quienes cada septiembre acuden a ella y para quienes llevan en sí la historia e identidad, convencidos como Fidel de que: “En esa universidad, adonde llegué simplemente con espíritu rebelde y algunas ideas elementales de justicia, me hice revolucionario, me hice marxista leninista y adquirí los valores que sostengo y por los cuales he luchado a lo largo de mi vida”.


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Yuniel Labacena Romero

Se han publicado 2 comentarios


Manuel
 4/10/15 4:42

Fidel es realmente un hombre exepcional como der humano , como revolucionario , como politico , y esos suenos hermosos de libertad , de justicia , de prosperidad para todos aprendidos en la universidad  los sembro en cuba y los propago por todo el mundo . cuando se hable de hombres cabales,  de principios e intachables , indudablemente en la cuspide estara el nonmbre de Fidel .  

Débora Gribov
 24/9/15 15:20

Precioso artículo sobre Fidel, soy docente de la Universidad de la República  Uruguay, militante gremial y polìtica. En este momento estamos en una etapa que caracterizamos de fortalecimiento de las ideas revolucionarias en la Universidad intentando que prevalezcan posiciones transformadores y no academicistas que reproducen un orden hegemónico donde la Universidad es funcional al  sistema capitalista. Estamos en una época privilegiada, transitamos el tercer gobierno del Frente Amplio, permanentemente atacado con intenciones de debilitar el avance de las fuerzas transformadoras. Cuba y Fidel son un ejemplo desde donde pensar nuestra realidad y posibilidades de transformación. 

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