martes, 16 de abril de 2024

Luto en la lucha cubana

Falleció Bárbaro Morgan, nuestro primer medallista en un campeonato mundial de ese deporte...

Rafael Norberto Pérez Valdés en Exclusivo 31/01/2018
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Bárbaro Morgan-lucha
Llegó con su trusa de luchador a cuatro Juegos Panamericanos, lo cual de por sí es una gran muestra de longevidad.

La historia, generosa, le reservó un lugar muy encumbrado. Bárbaro Morgan Soroa, fallecido este miércoles (31 de enero), a los 66 años de edad, víctima de un cáncer, fue el primer luchador cubano que pudo ganar una medalla en un campeonato mundial, con aquella muy esperanzadora de bronce en el de México 1978. Y después de ello, a lo largo de toda su vida, como deportista, entrenador, y como persona, supo ser todo un grande.

Un día antes de su deceso, ya inminente, fue dado de alta en el hospital Nacional, de la capital. Y entonces viajó para Florida, Camagüey, donde nació y se enroló en la práctica de la lucha en la década de los 60. Su muerte se produjo a las cinco de la mañana, todo lo cual supimos por una lógica llamada tempranera de Gustavo Rolle, el padre de la lucha cubana, a quien a través de la línea telefónica se le notaba muy afligido.

“Fue mi alumno durante 15 años, cuando yo era el jefe del colectivo técnico de la lucha libre. Él ganó la primera medalla de nuestro país en un campeonato mundial de este deporte, en el de México 1978. Cuando se retiro, en 1980, lo traje a trabajar como entrenador del equipo nacional. Y en esa función se mantuvo hasta ahora, en que enfermó”.

PERSONA MUY NOBLE

“Era una persona muy noble, excelente, humilde, un muchacho con una disciplina tremenda. Excelente como atleta, entrenador y persona. Era militante del Partido Comunista de Cuba”, nos dijo Rolle teniendo que detenerse a veces al hablar para respirar un poco más profundo.

Yo lo recuerdo así, tal como lo describió Rolle, cuando en 2008 lo entrevisté motivado por los 30 años de aquella medalla: la modestia estuvo presente desde la primera hasta la última de las palabras que me dijo aquel día.

(Un dato imprescindible antes de seguir: en aquel mundial de México 1978 también se ganó una segunda medalla, también de bronce, a cargo del también librista Luis Ocaña, de la división de los 52 kilogramos).

Morgan era un hombre corpulento, por lo que compitió en las divisiones pesada, al inicio, y después en la semipesada, y, como es de suponer, logró otros resultados a lo largo de una carrera larga y de tanta consagración (en libre, grecorromana y sambo).

Ganó dos de oro en Juegos Centroamericanos y del Caribe. La primera en los de Santo Domingo 1974, en la categoría de los 90 kilogramos (luego descontinuada). Y otra en los de Medellín 1978, sí, el mismo año de su medalla en un mundial.

SIN MANOS VACÍAS

Llegó con su trusa de luchador a cuatro Juegos Panamericanos, lo cual de por sí es una gran muestra de longevidad…

Y no se fue de ellos con las manos vacías, sino con una medalla de oro y cinco de plata, las que le propiciaron ubicarse con seis como el máximo ganador en el total.

La dorada la alcanzó en los de Caracas 1983, única ocasión en la que fue convocada la modalidad de sambo.

Un dato curioso: en realidad se había retirado tras los Juegos Olímpicos de Moscú 1980. Pero surgió la posibilidad de ganar una medalla de oro en la de sambo de Caracas 1983. Y se enroló de forma triunfal en aquella nueva tarea.

Las otra cinco en Juegos Panamericanos fueron de plata. Y una curiosidad: no todas fueron en el estilo libre. Sí ocurrió así en Cali 1971, Ciudad de México 1975 (tres años antes de entrar ahí en la historia) y San Juan 1979. En la grecorromana, en que solo se permitir apresar al rival de la cintura para arriba, lo hizo en 1975 y 1979. Quiere decir, resumiendo, que en dos de esas lides alcanzó par de preseas.

SUEÑO CUMPLIDO

En tres ocasiones pudo lograr el primer gran sueño de todo deportista: competir en unos Juegos Olímpicos. La calidad, disciplina, perseverancia lo llevó a Munich 1972 (quinto lugar, su mejor actuación en ellos), Montreal 1976 (octavo) y Moscú 1980 (también octavo), otra de las alegrías que nos mostró entonces.

Y, por citar tan solo un ejemplo, llevó más lejos el “sueño olímpico” de tres atletas entrenados por él. “Alexis Rodríguez, campeón mundial una vez, y subcampeón en cuatro, llegó al bronce en los de Sydney 2000. Al descubrirse dopajes posteriores, consumados en los de Beijing 2008, también ascendieron a bronce olímpico Disney Rodríguez y Michel Batista”, agregó Gustavo Rolle.

La lucha cubana es muy respetada en los escenarios más exigentes (como lo demuestran sus medallas en Juegos Olímpicos o en Campeonatos Mundiales). Y en todo ello se encuentra, y debe mantenerse, la huella de Bárbaro Morgan.


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Rafael Norberto Pérez Valdés

Se han publicado 1 comentarios


Iglez
 31/1/18 15:49

Se nos ha ido uno de los grandes de la lucha libre cubana.

 

Descanza en paz, todo un pueblo te guardara siempre en sus corazones y recuerdos por q lo diste todo siempre por tus coterraneos y el pueblo cubanos, pero dimos tan poco por ti q ahora siento verguenza, ojala q el INDER le de tu nombre a alguna instalacion o evento de esa disciplina en recordacion a tu historial.

 

Q estes en la gloria.!!! adios

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