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jueves, 10 de octubre de 2024

Año muy difícil para Venezuela

Los ataques contra la Revolución Bolivariana se incrementaron en 2016...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 22/12/2016
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Nicolás Maduro-Gabinete
El presidente Nicolás Maduro, combate junto a su gabinete cada una de las maniobras de la derecha local, fortalecida este 2016.

Aunque dicen que los años bisiestos son sinónimo de males de todo tipo, en Venezuela este no marcó la diferencia con otros períodos, pues la guerra sucia de las fuerzas conservadoras locales y extranjeras contra la Revolución Bolivariana es sostenida desde hace más de una década y el 2016 no sería la excepción, aunque sí fue de los más cruentos.

Los contrarrevolucionarios aliados de Estados Unidos —que gasta grandes sumas en sus planes contra Venezuela y su gobierno legítimo, y considera esa nación una amenaza a su seguridad nacional— urdieron acciones muy peligrosas para tratar de engañar y confundir a una población en situación extrema, víctima principal de la escasez de alimentos y medicinas, ataques mediáticos, financieros y psicológicos.

El presidente Nicolás Maduro, sucesor por victoria en las urnas del fallecido líder revolucionario Hugo Chávez Frías, combate junto a su gabinete cada una de las maniobras de la derecha local, fortalecida este 2016 con tres aliados poderosos en Suramérica: los gobiernos de Brasil, Argentina y Paraguay, amén de otros también conservadores, pero con determinada ética diplomática.

Acontecimientos ocurridos este mes identifican, hasta cierto punto, cómo han sido los 12 meses del año para una nación que, además, atraviesa un difícil momento económico debido a los precios del petróleo, su principal rubro de exportación ahora con cierta compensación, la ofensiva de la banca financiera internacional y las mafias de las fronteras suramericanas.

El cómo la Revolución Bolivariana sobrevive a las agresiones que otros países no resistirían —salvo Cuba, con más de 55 años de estoica firmeza ante Estados Unidos— está dado por el apoyo de un notable porcentaje de ciudadanos al proceso chavista, en especial al presidente Maduro y su gabinete, a pesar de la delicada situación interna y reconocidos errores de la dirección revolucionaria.

Los hipercríticos del sistema de reestructuración de la República implantado por Chávez olvidan en ocasiones el tremendo impacto de la caída del precio del petróleo desde 2015 y la consiguiente reducción de importaciones pagadas con petrodólares.

Este 2016 la contrarrevolución reforzó el forzado desabastecimiento-contrabando de extracción denominado bachaqueo. Las ganancias de los mafiosos al servicio de la derecha por contrabando de mercancías llegaron a un 3000 %, según economistas. El bachaqueo o reventa a altos precios de productos de difícil acceso —subsidiados por el Estado— devino fenómeno cotidiano.

A contrapelo de esos sucesos negativos que, junto a otros de similar índole, mantuvieron el alza de la inflación, el Ejecutivo pagó la deuda soberana, considerada la más cara del mundo, lo cual también contribuyó a una baja de las importaciones, sin que haya un aparato productivo eficiente.

LA PAZ INTERNA

Como otro paso en busca de una distensión interna, persistió la idea gubernamental de dialogar con la oposición enemiga, que más de una vez, como hace ahora mismo, abandona la mesa de conversaciones.

Ni las buenas intenciones del Papa Francisco, del trío de expresidentes que con loables propósitos pacifistas trataron de reunir a las partes enfrentadas (José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel González y Martín Torrijos), y de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), lograron que la denominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que reúne a partidos opositores, se mantuviera en su asiento. Un nuevo fracaso alertado por analistas políticos.

Nada es fortuito. El primer mes del año comenzó con la asunción de la derecha mayoritaria al mando de la Asamblea Nacional, ganada en buena lid en las urnas y aceptada por el gobierno, un resultado electoral que algunos interpretaron como un alerta a Maduro, quien de inmediato comenzó un proceso de rectificaciones notables.

Como se esperaba, el Parlamento de 167 diputados —declarado incluso en desacato a la Constitución Nacional porque actúa por su libre albedrío desconociendo los otros poderes— se manifestó abiertamente contra el gobierno con dictámenes y leyes que rayan en lo absurdo, creando un mecanismo de desconcentración interna y buscando respaldo en sus pares ideológicos de la región.

Malograda maniobra resultó la organización desde la Asamblea del revocatorio presidencial, proclamado como una segura victoria para obligar al mandatario a dejar Miraflores. La ignorancia de las leyes terminó en fracaso, pues la oposición no presentó a tiempo los documentos legales para que la consulta se efectuara este año y el gobierno estuviera obligado, si perdía el presidente, a convocar elecciones anticipadas.

Hubo graves acontecimientos en la llamada guerra no convencional. Otra agresión directa contra la economía nacional ocurrió cuando los centros de poder financiero atacaron la moneda nacional al utilizar el dólar paralelo como un marcador de precios, el cual sube sin control ni justificación.

Un sitio web de Miami, llamado Dólar Today, indica de manera ilegal el valor cambiario de la moneda estadounidense, lo cual es aceptado en las fronteras. Entre el 28 de octubre y 30 de noviembre de este año —un ejemplo— pasó de 1 417,23 Bolívares (Bs, moneda nacional)/USD a 4 538,46 Bs/USD, equivalente a un incremento de 3 121,23 Bs/USD. En términos porcentuales el movimiento es de 220,23 %.

El cierre de la frontera colombo-brasileña-venezolana hasta el próximo día 2 cortó el paso, al menos de momento, a la mafia contrarrevolucionaria que, como parte del golpe de estado en marcha, extraía grandes cantidades de dinero para “lavarlos” y falsificar dólares, creando un vacío de moneda en el territorio bolivariano.

Para neutralizar la ofensiva financiera, el gobierno invalidó el papel de 100 bolívares —en enero comenzarán a circular otros nuevos— lo cual permitió la recuperación en fronteras, según informó el presidente el pasado sábado, del 80 % de la vieja emisión, aún operativa, lo cual representa más de 4 300 millones del billetes comprometidos en lo que el Ejecutivo califica de sabotaje internacional.

En declaraciones desde el Palacio de Miraflores, el Jefe de Estado precisó que el golpe financiero fue promovido por ya identificados banqueros, dirigentes políticos de la MUD y mafias de Cúcuta y Maicao, municipios de la vecina Colombia.

Otro suceso sin precedentes en la diplomacia internacional se dio a finales de año cuando la canciller Delcy Rodríguez, acompañada de su par boliviano, David Choquehuanca, fueron golpeados por la policía del presidente Mauricio Macri cuando intentaban ingresar a una reunión ministerial del Mercado Común del Sur (Mercosur) en Buenos Aires.

El atentado es resultante de la política derechista de los otros socios fundadores del bloque —además de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay— que intentaron criminalizar a Venezuela, ignorarla como presidente temporal del organismo y suspenderla de manera definitiva de la sociedad subregional.

En este contexto desfavorable, cada arremetida conservadora tuvo una respuesta revolucionaria. El gobierno de Maduro mantiene sus misiones sociales, fortalece otras, sigue la entrega de viviendas, y lleva la esperanza, en medio de la grave crisis, a las poblaciones más vulnerables.

La creación de 26 000 Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) permite la atención, en cuanto a alimentación, a cuatro millones de familias, y el Plan 2017-2018 tiene garantizado el dinero y la logística para el estable funcionamiento de esa iniciativa.

A pesar de estos avatares, y de las dificultades que ya se avizoran para el próximo año, los venezolanos conscientes mantienen su entereza, movilizados por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que este 2016 mostró su fortaleza en el crecimiento de medidas populares, principalmente a nivel local.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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