viernes, 26 de abril de 2024

Usted, yo y La sal del paraíso

Criterios sobre el producto audiovisual cubano destinado a la telenovela...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 04/09/2016
4 comentarios

Una vez más genera inquietud e incomodidad el producto audiovisual que se coloca en el espacio destinado a la telenovela cubana. La sal del paraíso, dirigida por el actor Joel Infante, ha sido tildada de violenta, de promotora de conductas sociales negativas, de extremadamente cruel en sus tramas y, en no pocos casos, de poco atractiva desde el punto de vista visual, de floja en su guión y de “chea”, en tanto se muestran escenografías de cartón e historias del mismo material.

Se recogen opiniones en sitios digitales, en llamadas telefónicas, en correos y en la calle… Esta reportera indagó antes de escribir estas líneas y muchas personas coincidieron en que prefieren en ese horario nocturno, en el que la familia se reúne ante el televisor, una propuesta que les enajene de su realidad más cercana, que les ofrezca imágenes relajantes, historias de amor pasionales y turbulentas, personajes creíbles, casas lindas, buenos actores y actrices. Señalan que La sal del paraíso es “más de lo mismo que vivimos todos los días, la dura realidad que nos rodea, las casas de mentirita y la parte fea de la vida”.

Algunos encuestados solo criticaron las pobres escenografías y elogiaron las buenas actuaciones… Hubo quien defendió la idea de que mostrar parte de la Cuba que existe y que se ha dejado fuera en otras producciones es loable, y por ello se aplaude el hecho de que se aborde el tema de las peleas de perros, de las hermanas mal llevadas, de los niños autistas, de las falsas parejas, de los inventos económicos, de la soledad de los viejos, de la mentira… Otros no aprovecharon la posibilidad de dar su criterio porque “…para qué?, si todas las novelas cubanas son iguales”.

El primer aspecto de la polémica generada radica precisamente en etiquetar La sal del paraíso como telenovela o como teleserie, pues la primera categoría responde a un conjunto de elementos que, ausentes en esta entrega, satisfacen al espectador: La trama principal a la que se subordinan y acompañan otras… Las historias amorosas, imposibles y posibles, con triángulos o no… Los malos, los tontos, los graciosos, los incomprendidos, los triunfadores y, en los últimos tiempos, los homosexuales…

Ciertamente la teleaudiencia se confunde un poco cuando intenta descubrir, a la altura de los capítulos transmitidos ya, la historia central, y por ahora solo le sigue la pista a cada una de las que se van entrelazando, más o menos, sin saber hacia dónde llegarán. Y no son cuestionables los conflictos que se plantean, pues la mayoría no han sido expuestos con anterioridad en un producto similar, sino la ligereza con que se han abordado algunos y el poco o nulo balance que de ellos se ha hecho, porque tal parece que todo en nuestro entorno es gris con pespuntes negros. Pero en definitiva, cada cual muestra en su obra lo que le interesa mostrar de su realidad y no tiene que ser necesariamente absoluto en su ángulo… Sucedió algo parecido con la película Conducta, cuando tanto se criticó también que esa fuera la Cuba vista.

Luego aparecen otros aspectos a debatir…

El bajo presupuesto otra vez es el causante de una pésima escenografía que desluce la obra, sobre todo cuando la anterior (Latidos compartidos) tuvo ganancias al respecto. Los realizadores siempre hablan de las dificultades a las que se enfrentan cuando asumen un proyecto como este, y en verdad, los que estamos del lado de acá no sabemos cuáles son los verdaderos intríngulis que afectan la creatividad audiovisual de nuestros dramatizados, pero entonces urge actuar en función de ello y hacer, o dejar de hacer, lo que sea preciso; es decir, asumir aquellas ideas que se puedan asumir con todo lo que demanden y dejar reposar las que no puedan concebirse con dignidad, o reducir la cantidad de capítulos; porque, de lo contrario, son los actores y actrices los primeros que deben aguantar los palos del exigente público cubano, y luego los realizadores y el staff en general.

El elenco seleccionado o las caracterizaciones trabajadas no complacen del todo. “La mariscal que no asusta ni tiene pinta de ser tan terrible, los conflictos radiales que no convencen y que no muestran la realidad tal cual es en ese medio, el adivino que no sabe qué hacer con su vida, en fin…”.

Ante tantos reclamos o quejas en relación con la dureza de las escenas y de los temas expuestos, La sal del paraíso fue movida de horario, entre otras razones, para evitar que los menores se incluyeran en su público. Y eso sí me parece discutible, pues es la familia la que debe manejar los horarios adecuados de sueño de sus niños, quienes entonces no verán esta novela pero sí la brasileña, en la que también se despliegan tramas fuertes y complejas.

Lo ineludible es que la propuesta, como toda obra literaria, plástica, musical, cinematográfica… artística en general, debe motivar, seducir, atrapar. Si lo logra, pese a todo lo antes mencionado, ya es un saldo positivo. Fue el objetivo de Joel Infante, en esta su primera telenovela. Así lo declaró en entrevista a esta revista cuando dijo “quise ganarme la atención del público”. Esperemos que, pese a todo, lo logre, aunque por ahora los criterios marchan en sentido contrario.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".

Se han publicado 4 comentarios


david
 6/9/16 13:34

Comparto tus criterios Ana maría, lo importante es atrapar al público y yo que me reía incluso con la cinematografía rusa de los 80 me siento bien con la serie o telenovela.Si la comparo con otras que pasan por la antena o la esclava isaura última versión no creo que las interpretaciones dejen mucho qué desear. Anhh que nos molesta que alguien sin sentido de vida y sin valor social nos haga transformarnos y cambiar nuestros estilos eso es otra cosa, porque para manipuladora la Mariscal no tiene precio pero es solo eso un personajillo que existe en la realidad cubana y que con su lengua es capaz de transformarnos la vida en un segundo y nuca para bien. Lo demás déjenlo a su imaginación que corra se abra y se acomode a cada cual como quiera en realidad ver la trama.

yipsi
 6/9/16 8:46

Es la peor novela que han puesto en la tv, desde el primer capítulo la deje de ver.

Alfredo
 5/9/16 10:06

La verdad que sí y de acuerdo con Fidel. Yo no seguía esa novela pero las críticas me hicieron mirarla. Es cierto que algunas actuaciones puede que no sean lo mejor al igual que las escenografías, pero toda esa "muela" los "anti-valores" y "esa no es la Cuba de hoy" sí me parece algo hipócrita. Yo encontré bien refrescante el hecho de que por una vez, no todo fuera (como dice el artículo arriba) las casas bonitas en las que todo el mundo vive(como si aquí todo el mundo tuviera esas casas), las historias en las que hay un sólo malo, muy malo "porque sí", y todos los demás son ejemplo de la buena conducta, como si aqui todo el mundo fuera bueno, salvo el delincuente ocasional. Para mi esto último es más mentira que lo anterior. Después de ver todo el tiempo las historias de amor imposibles y los triángulos amorosos clásicos, me alegra encontrar una novela donde aparezca por ejemplo, un tipo que use a su mujer para que su jefe no lo quite del cargo, o muchachos de pre que andan de delincuentes. Eso existe aunque no lo quieran ver. Por ese lado, sí felicito al realizador de la novela. Y sobre el horario, por favor, ningún niño que no tenga edad para ver eso debe estar despierto a esa hora.

Fidel
 4/9/16 22:24

Pienso que pudo haber sido una mejor producción pero la solución que se encontró en cambiarla de horario no resuelve el problema sino que incrementa las molestias ya que los que la seguimos a pesar de las dificultades descritas debemos esperar un horario mas tarde para disfrutar de ella. Se botó el sofá como diríamos los cubanos

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