viernes, 29 de marzo de 2024

Nuestra África interior

Para Cuba no solo hay un hispanismo innegable, sino una africanía que nos posee como un ser del más allá

Mauricio Escuela Orozco en Exclusivo 25/05/2023
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Día Internacional de Africa
La africanía no solo es una identidad, es la manera de vivir de millones de cubanos que no poseen en sus venas sangre directamente originaria de dicho continente, pero que asumen ese sabor como suyo

La africanía es un elemento constitutivo de la identidad criolla. He sentido en mi entorno los efluvios de esa corriente que nos atraviesa. En la villa donde crecí existen marcas del paso de los descendientes de dicha región, sus creencias, su música. Basta caminar por una calle de Remedios y mirar el componente social. También se puede visitar un bembé o bailar en las parrandas al ritmo de uno de los tantos toques de tambor. Esteban Montejo, el famoso cimarrón del que habla Miguel Barnet, desarrolló buena parte de su vida en dicha ciudad y sus lugares aledaños. Y es que la africanía posee la fuerza de lo oculto y de la resistencia. Hace unos años, cuando vino a ejercer un sacerdote franciscano a la villa, lo primero que hizo fue visitar la casa templo de la sacerdotisa Gladys Aponte. Según dijo el religioso católico, nada tan admirable como la potencia de una fe que ha pasado por todas las pruebas hasta volverse irrompible. Hay mucho de verdad en ello y el asunto trasciende la mirada del antropólogo y se convierte en un suceso existencial.

 

En los pueblos más antiguos de Cuba hay historias que recrean el componente de África al punto de situarlo en su real dimensión. Cuando Fernando Ortiz hizo su libro en torno a la presencia de demonios en la isla, habló de la pelea remediana contra esos bicharracos. Episodio en el cual se mezclaron las creencias europeas de la brujería y de la magia con las potencias africanas que estaban en el terreno y que se iban imbricando en un complicado proceso cultural. Más que una energía invisible, los que vinieron del continente negro trajeron la posibilidad de enriquecer la nación, de hacerla increíblemente diversa y hermosa. Porque nada hay más bello que ese enrevesamiento de identidades, ese canto en el cual se entrevén los matices venidos de tantos sitios.
La africanía no solo es una identidad, es la manera de vivir de millones de cubanos que no poseen en sus venas sangre directamente originaria de dicho continente, pero que asumen ese sabor como suyo.

 

El entrecruzamiento ha traído la delicia de un país en el cual nadie puede decir que no siente por lo negro, que no lo trae como parte de sí. Precisamente, Ortiz explica que lo que los criollos aún muy cercanos a Europa asumían como demonios, ya para los africanos y sus descendientes eran espíritus que explicaban la creación del mundo y que se movían por detrás de la realidad esclavista y chata del momento. De esta forma, la mirada del africano era liberadora, iba más allá del miedo, se asentaba en las cuestiones de búsqueda y hallazgo de sentidos.

 

Vuelvo a mi amiga Gladys Aponte, descendiente de africanos, quien posee en su casa todo el patrimonio de muchas eras del San Juan de los Remedios más antiguo. En ese hogar es común que se reúnan personas de varias edades para compartir sus dolores y alegrías. Todos se reciben con un abrazo y se les dice hacia dónde deben mover sus esperanzas y esfuerzos. Más que el arte de la adivinación, la africanía se torna una especie de hermandad, un amuleto que nos da la buena suerte de la sonrisa. Gladys dice que, en ese tiempo de siglos que se sedimenta en los saberes afros, hay un peso inmenso, una llama encendida que ilumina y constituye la base de la sobrevivencia. África ha estado entre nosotros con el poder de los tambores, ese que Fernando Ortiz llamaba con los nombres del misterio y que hacía del negro un ente distinto y a la vez imprescindible.

 

La escritora Lydia Cabrera nunca estuvo en Remedios, pero se hubiera sentido encantada en la vivienda de Gladys, habría escrito sobre las maravillas de los altares, las comidas tradicionales, las conversaciones. En Remedios hay incluso reliquias que solo pueden existir en dicha tierra y que fueron traídas desde el centro del continente africano. Esos arcanos se resguardan con recelo por varias familias. Esto no solo ocurre en casa de Gladys, sino en los barrios de la ciudad, en las calles Olleras (conocida así porque allí las mujeres con ollas cocinaban brebajes en plena vía pública), El Hacha (símbolo de fuerza de la religión afro) o El corojo (por una planta a la cual se le atribuyeron poderes sobrenaturales).

 

Quienes nos hemos acercado a estos sedimentos africanos en las ciudades de Cuba, palpamos que su vida es infinita y que se conecta con una realidad distante y original. La nación caribeña de alguna forma posee una raíz que atraviesa el océano, se hunde en el continente negro y bebe de la savia dichosa de los seres, las sustancias, las mitologías y otras eras fantásticas. No se puede construir lo que somos si no se tiene en cuenta aquello que fuimos y que otros intentaron negarnos. Nada pudo contra el poder de los que fueron tratados injustamente como esclavos, pero que eran descendientes de reyes, emperadores, hechiceros, magos y personas de gran rango. Hay que volver a esas iluminaciones, a los siglos en los cuales fuimos todos seres procedentes de tales regiones. África nos llama con nombres misteriosos que nos dan toda la importancia como hijos suyos.

 

Si bien soy del círculo de amigos de Gladys Aponte y tengo conciencia del peso de estas sustancias en mi propia persona, existe siempre quien quiere negar tales identidades del cubano. El racismo perenne en la sociedad ha tratado de borrar lo que somos. Les debemos tanto a los antiguos esclavos, que nunca terminaremos de pagar la deuda. A nuestra propia manera, se puede decir que somos seres enriquecidos por un legado que no posee forma de evaluarse. En la propia esencia de la nación va el espíritu rebelde de aquellos que nos dijeron que nada podría pararnos, si somos capaces de resistir y de tener en nuestra mente toda la potencia de los ancestros.

 

La africanía no solo nos ha construido un espacio donde habitar la identidad cubana, sino que es propia de los pueblos que vencen lo peor y que son capaces de levantarse luego de las adversidades. El gran secreto de los cubanos es que llevamos la fuerza de muchos por dentro y que somos una comunidad que conjuga la belleza con la sensibilidad de otras épocas. No se salvaguardará nunca la nacionalidad si se obvian las sustancias de África, no se tendrá en valía suficiente nuestro decoro si en ello no viajan los efluvios de esos poderes ancestrales. Para Cuba no solo hay un hispanismo innegable, sino una africanía que nos posee como un ser del más allá y que como en el libro de Fernando Ortiz, incluye las mitologías y los seres de hondas raíces ignotas.

 

Gladys me sigue recibiendo con cariño cuando la visito. Su vivienda está situada en los altos de la ciudad de Remedios y desde allí se puede observar el panorama de las calles sinuosas y de los tejados rojizos de tejas coloniales. Cuando cae la tarde, los cielos de Remedios se tornan de un color ocre oscuro, que poseen cierta semejanza con las praderas de África. A esa hora, mi amiga suele hablar sobre sus ancestros y el aire asume un misterio encantador. Más que la oralidad, más que una tradición antigua, hay que reconocer que los seres sobrenaturales nos habitan y que somos el receptáculo de algo que trasciende este instante. En la vivienda de la sacerdotisa se da toda la mezcla de identidades. La civilización posee en tales momentos el peso y la valía de siglos. Nada puede negar las resonancias de un proceso en el cual somos decididamente cubanos.

 


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Mauricio Escuela Orozco

Periodista de profesión, escritor por instinto, defensor de la cultura por vocación

Se han publicado 1 comentarios


Gladys Aponte
 27/5/23 1:17

Agradecida eternamente por tu labor y dedicación al enaltecer el origen de nuestras raíces ancestrales. Es un honor para mí apoyar desde mis humildes conocimientos a todo el que desee tener una visión de la religión yoruba teniendo como punto de partida mi experiencia en ella. Bendiciones para ti Mauricio Escuela eres un gran profesional te reitero las gracias por hacerme partícipe de tu obra. 🙏🙏🙏🙏🙏

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