martes, 30 de abril de 2024

El Foro Social Mundial y las estrategias contra el imperialismo

La cita mundial analiza la aplicación de un plan de acción y una estructura comunicacional superiores para contrarrestar el hegemonismo de Estados Unidos...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 16/03/2018
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Foro Social Mundial -Brasil 2018
El lema del FSM 2018 es “Resistir es Crear, Resistir es Transformar” apuntando a la necesidad de alternativas para otro mundo posible.

En medio de una crítica coyuntura política planetaria, el XIII Foro Social Mundial (FSM) que concluye este sábado en Salvador de Bahía, Brasil, deja como saldo la implantación de nuevas estrategias anticapitalistas, a tono con el plan global de aniquilación de las corrientes progresistas existentes y la ruina económica de millones de personas.

El gobierno del ultraderechista Donald Trump, con métodos controversiales y apoyado por una élite financiera internacional con su misma línea de pensamiento, desea mantener a cualquier costo su antigua posición de unipolaridad política a nivel mundial. Sin embargo, el imperio norteño aparece debilitado ante el crecimiento de dos potencias de enorme poderío y prestigio político: China y Rusia.

La bien engrasada maquinaria capitalista se mueve a alta velocidad. Y aunque existe una definida confrontación entre los tres gigantes, acompañados por países alternativos, varios integrados en el Grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la erosión del sistema capitalista viene dada también por su fractura desde la base popular, una tarea imperiosa que deben acometer con mayor fuerza los movimientos populares y sociales activos en gran parte del mundo.

Cuando el FSM nació en 2001 en Porto Alegre, la capital del Estado brasileño de Río Grande do Sul, fue concebido como la voz alternativa a la élite internacional de Davos. La situación mundial era diferente y se imponía entonces la defensa del progresismo observado en América Latina y el Caribe y en otras regiones del mundo.

Es innegable que con la derrota de varias presidencias izquierdistas en la región latinoamericana, más el impulso al neoliberalismo en otros continentes —bajo cuyo sistema la Casa Blanca pretende apoderarse de las grandes riquezas de las naciones—, el rol del FSM ahora es creciente y definitorio del futuro para las nuevas generaciones. Ante un enemigo destructor, requiere implementar estrategias inteligentes y debilitadoras de su contrario, así como una estructura comunicacional superior a la actual.

Gracias al uso de la tecnología, ya que la mayoría de la prensa responde a intereses privados, en estos años el FSM, a través de los movimientos populares organizados, uno de sus brazos ejecutores, ha sido capaz de alcanzar enormes cuotas de movilización popular en solo horas y de manera simultánea contra los continuos ataques a la democracia y la injerencia de la Casa Blanca en los asuntos internos de las naciones.

De ahí la importancia de la reunión de Bahía, a la que asistieron y proclamaron su magisterio los expresidentes de Uruguay, José Mujica; de Paraguay, Fernando Lugo; y los brasileños Luiz Inacio Lula da Silva —víctima del complot del gobierno de facto de Michel Temer y su sistema judicial, condenado sin pruebas a 12 años y un mes de prisión— y Dilma Rousseff —derrocada por un golpe parlamentario por los mismos actores políticos en 2016.

Para los presentes en Bahía, el mensaje de esta cita es claro: solo las protestas callejeras resultantes del poder de los movimientos populares y organizaciones y activistas sociales, los poderosos sindicatos —véase España y Argentina, por ejemplo—, podrán poner en jaque los propósitos de la única “narrativa” mundial que persigue Estados Unidos.

Una narrativa que debe y puede ser cambiada en la medida que el FSM gane nuevos espacios en las actuales coyunturas, ya que no se trata de celebrar eventos sino de medir el alcance de los acuerdos y su puesta en práctica.

Aunque el FSM decayó en los últimos años, las nuevas formas de lucha engrampadas al uso de la tecnología permiten la activación de grandes grupos organizados a nivel mundial. Un ejemplo de ello ocurrió el pasado día 8, cuando las mujeres, en su Día Internacional, pararon el mundo con una huelga general organizada en las redes sociales.

Es decir, que las condiciones, en mayor o menor medida, están dadas para pasar a un plan de acción de repercusión superior al interior de los gobiernos neoliberales, en momentos en que las políticas económicas desmantelan los derechos humanos en países de Asia, África y América Latina.

Son varios los coloquios programados para este encuentro, entre ellos el estado de excepción impuesto por Temer al pueblo brasileño, las desigualdades, la fragilidad democrática y el poder de las élites, cada día más enriquecidas a costa del sacrificio de la clase trabajadora.

Otros temas analizados y sobre los cuales hubo decisiones concretas fueron el poder de los medios de comunicación y su manipulación por los grandes capitales, la politización de la justicia, las desigualdades, y también el racismo, la violencia y discriminación de diversos tipos.

En Bahía, la tierra de la “batucada” —música propia de esta región a base de tambores—, también se debatió sobre cómo el impacto del neoliberalismo repercute en la salud humana; la violencia en las zonas campesinas; la criminalización de la resistencia: el desmantelamiento del Estado y la falta de garantías en los derechos humanos.

Entre los temas figuró también la necesidad de un nuevo modelo de seguridad pública; la intervención militar (como ocurre ahora en Río de Janeiro); y sobre drogas y racismo.

Cientos de personas llegadas de varios continentes se reunieron en comisiones en la búsqueda de convertir en realidad el lema del XIII Foro: “Resistir es crear. Resistir es transformar”. Este sábado, cuando termine el cónclave, tendrá lugar el llamado Ágora de Futuros, que elaborará un plan de acción hasta 2019, bajo el patrocino de las denominadas “construcciones autogestionadas”, o sea, la aplicación de los acuerdos según las posibilidades de los grupos.

Esta es la séptima ocasión en que Brasil sirve de sede al FSM. Antes se reeditó en los años 2002, 2003, 2005, y 2008 y 2012.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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