domingo, 19 de mayo de 2024

El secreto médico

Comprender la importancia y la trascendencia de las palabras ayuda a aprender, a madurar, a trabajar, a fijarse metas nobles, a ser osado y, sobre todo, a callar...

Alberto Jesús Quirantes Hernández
en Exclusivo 05/04/2021
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Secreto-médico
Como la profesión de médico permite conocer física y psicológicamente a las personas, una premisa inviolable es el secreto. (Tomada de lavozdesanjusto.com.ar).

Las críticas destructivas, las burlas, los chismes o cotilleos hasta sobre desgracias ajenas, con secreta satisfacción interior, pueden provocar serios daños tanto a la víctima como al emisor.

Muchas veces no se dan importancia a las habladurías, pues se piensa que si se habla de alguien es porque realmente ha hecho algo poco honorable y es digno de recibir esos comentarios.

Otros piensan que las palabras de los chismes se las lleva el viento y a veces hasta se divierten con ellas, pero con el tiempo se verán los daños, ruinas, paranoias, celos y lágrimas que puede provocar el mal uso de esas palabras tan perversamente emitidas.

Comprender la importancia y la trascendencia de las palabras ayuda a aprender, a madurar, a trabajar, a fijarse metas nobles, a ser osado y, sobre todo, a callar.

¿QUÉ HAY DETRÁS DE LOS CHISMES Y LAS BURLAS?

Hoy esta actitud nos envuelve y nunca falta público para esta censurable debilidad humana, pero se deben conocer las causas de esta plaga. Entre ellas se encuentra la envidia, los celos, la venganza, todo disfrazado de las apariencias, las miradas huidizas y las falsas cortesías; esos son los impulsores que hacen que se murmure a las espaldas de cualquiera.

El chismoso se erige en juez, pero un juez que castiga y condena a la ligera, sin moralizar a quienes condena, enmendar el agravio o aplacar la disputa. Ante sus ojos el acusado es siempre culpable, sin posible apelación.

¿CUÁL ES LA VERDAD?

Chismear implica sentirse en posesión de la verdad y creer que es un deber proclamarla. Aunque en realidad la verdad como tal es vivificante, impersonal y desinteresada; es muy distinta al descrédito y a la cobarde difusión de secretos vergonzosos.

¿ESTÁS EN ESTE BANDO?

Otro aspecto a tener en cuenta es que muy frecuentemente quien habla mal de otros tiene sentimientos de pequeñez, de bajeza, de pobreza moral y siente la necesidad de justificarse rebajando a los demás a su mismo nivel o más abajo si puede. Quizá por eso, cuando alguien habla mal de uno mismo y nos enteramos, la mejor respuesta es el silencio y la espera. Y se verán cosas, como dice este dicho.

LOS BURLONES

A veces uno critica para reírse, vive la burla sin malicia, por inmadurez, por estúpida ligereza, a menudo llevado por el placer del momento, tomando parte en el juego que otro ha comenzado; pero se debe tener la suficiente sensibilidad, inteligencia y discernimiento para entender que el chiste sobre una persona se debería poder contar delante de ella y que también le haría gracia si se tratase de un sano humor.

Si no, se debería reconocer si se exageró y saber pedir perdón por reírse de esa persona. En ese momento hay que comprender el impacto que pueden tener esas burlas y risas y hay que procurar hacer la reparación correspondiente cuando se ha faltado a alguien con la palabra. La disculpa personal y pública es el mejor remedio que tenemos a mano para corregir el daño que hemos hecho a otro hablando mal de él.

CONSECUENCIAS TREMENDAS DE LAS HABLADURÍAS

Hablar mal sobre alguien produce destrozos en el sujeto comentado y en quien lo hace. Y, es tan así, que hablar mal en general de colectivos o contrarios, calumniar malintencionadamente, produce hasta guerras y muertes, incluso hasta problemas que duran por generaciones.

EL SECRETO MÉDICO

El secreto médico, el control de la palabra y las verdades con relación a los pacientes hacen mucho bien a la comunidad. Y, por el contrario, el poco control de la palabra es capaz de causar daños, más enfermedades, angustias y rechazo.

Como la profesión de médico permite conocer física y psicológicamente a las personas, una premisa inviolable de nuestra profesión es el secreto y, si acaso, hablar de la parte positiva de la gente, no de sus enfermedades o defectos cualesquiera que sean las circunstancias.


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Alberto Jesús Quirantes Hernández

Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente Dr. Salvador Allende en La Habana, Cuba.

Se han publicado 1 comentarios


Lucía
 5/4/21 10:59

De chismosos envidiososo está lleno el mundo pero eso tiene su precio

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