jueves, 28 de marzo de 2024

Urgencias jóvenes

La actualización del modelo económico abrió un camino necesario para fortalecer las políticas dirigidas hacia las nuevas generaciones...

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 23/10/2016
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Los jóvenes cubanos, aun en medio del profundo proceso de transformaciones económicas y sociales que vive la nación, siguen siendo un sector muy privilegiado. Las políticas de juventud diseñadas para este sector lejos de extinguirse buscan su sistematización en la obra que edifica la Revolución. Y ello lo evidencia que desde 1959 el proceso revolucionario enalteció a los jóvenes y los puso en el centro de su dinámica transformadora, incluso más allá de sus capacidades y posibilidades económicas.

Ahí están, por ejemplo, las políticas vinculadas a la educación, la atención a la familia, la seguridad social, la salud, el trabajo y la instrucción. También los significativos logros en los indicadores de la mortalidad y morbilidad infantil, así como haber situado a los jóvenes en el centro de las ramas de la ciencia y la técnica. En fin, las nuevas generaciones son vistas como sujetos de derecho y actores estratégicos del desarrollo, más que como un simple grupo de riesgo.

Otro detalle: hace muy poco, en otro ejercicio consciente de participación soberana y en busca del consenso, los cubanos, y en especial los más nuevos, volvieron a emitir sus criterios en la búsqueda de una sociedad próspera y sostenible, tras participar en la consulta de la Conceptualización del Modelo Económico y Social cubano de Desarrollo Socialista y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, dos documentos del VII Congreso del Partido, que tienen la responsabilidad de materializar.

Sin embargo la actualización del modelo económico abrió un camino necesario para fortalecer la Política Cubana de Juventud y con él se reconoce la necesidad de cambios estructurales y de concepto. En este nuevo tiempo son muchas las urgencias que todavía tienen las nuevas generaciones en la Mayor de las Antillas, y se debe trabajar en varias esferas con el fin de mantener los resultados alcanzados y propiciar otros.

Así lo reconoce Antonio Aja Díaz, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana. Entre esas premuras destaca la de potenciar la identidad nacional y cultural en nuestros jóvenes, es decir, cómo nuestra población en general, y las nuevas generaciones en particular, se apropian de lo mejor de nuestra cultura, la hacen suya, la potencian y la renuevan.

Apunta que esta premisa se asocia con los hábitos, las costumbres, la forma de conducirse, de tratar al otro, de reconocer sus diferencias y no rechazarlo. Está relacionada, además, con el respeto a la individualidad, a cómo nos comportamos en determinados lugares, en cómo defendemos nuestros derechos y los de los demás, y cómo reaccionamos ante determinados hechos.

Hay otros temas: la fecundidad adolescente, que continúa siendo un fenómeno por resolver con indicadores altos, sobre todo en las cinco provincias de la región oriental del país; la educación de nuestros niños, adolescentes y jóvenes, promoviendo la formación tanto en el orden cognoscitivo, como afectivo y moral, y también incentivar que los más nuevos se incorporen a los espacios de participación, lo que implica hacerlos más amigables y atractivos.

Aja Díaz manifiesta que también hay que atender la manera en que los jóvenes encuentran y reconocen al escenario de la sociedad cubana como el de su futuro, y no solo como el de su presente, cómo lo hacen suyo y participan en la construcción de ese porvenir. Añade que a los más nuevos hay que entregarles la posibilidad de la toma de decisión de ellos y ellas sobre dicha construcción social.

—En una sociedad cada vez más diversa y cambiante, ¿constituyen la familia y la migración temas de urgencia?

—Sí. Hay que invertir en temas relacionados con la familia, la célula fundamental de la sociedad, pues todo lo que hagamos para fortalecer las relaciones al interior de la familia, que hoy transita por varias generaciones, es poco. Esa máxima de nuestros abuelos y padres de que podemos ser pobres pero honrados es algo que hay que rescatar y cultivar entre los jóvenes.

“Debemos atender con urgencia las conductas asociadas a la drogadicción, el alcoholismo y la prostitución, asuntos presentes en el país, con impacto particular en los jóvenes. En ello la escuela, la familia y los medios de comunicación tienen un rol determinante y pueden aportar muchísimo, con el noble propósito de que se comprenda cuan perjudiciales son esos fenómenos tanto en lo personal como para la sociedad.

“En el caso de la migración también es necesario buscarle un camino seguro, pues esta es una variable que impacta a los jóvenes de manera especial. Es trascendental, incluso, que la actualización que se ha hecho desde el punto de vista migratorio, sea eficiente, que se logre una circularidad de la población cubana, a partir de que el cubano retorne a vivir en su país.

Según el Director del Cedem igualmente es necesario fortalecer las relaciones intergeneracionales en el nuevo escenario que se desarrolla la Mayor de las Antillas. En ello hay que tomar en consideración el envejecimiento de nuestra población, pues como sabemos, Cuba es el país más envejecido de América Latina y el Caribe (un 19 por ciento de su población tiene 60 años y más), y en 2025 va a ser una de las naciones del orbe con más alto por ciento de ese grupo etario.

“Esa relación hay que cultivarla desde los jóvenes y los adultos mayores, para que aprendan a convivir juntos”, apuntó Aja Díaz, quien advirtió que se debe tomar muy en cuenta que en los próximos años en Cuba se reducirá la cantidad de jóvenes y aumenta la cantidad de personas de 60 años y más, y por ello, los jóvenes que tengamos tenemos que tenerlos bien educados, formados calificados, plenamente comprometidos, con una buena salud, pues esa va a ser la población activa económicamente”.


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Yuniel Labacena Romero


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