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sábado, 9 de noviembre de 2024

Mal aniversario (+Infografía)

El primer año de la activación por Trump del Capítulo tres de la Ley Helms Burton...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 01/05/2020
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Caricaturas Cuba VS Título iii
Ni Helms, ni Burton, ni Mister Trump con su desborde de manías y violencia pudieron ni podrán con la voluntad de Cuba de labrarse su propio camino. (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

El título de estas líneas es una licencia que respetuosamente pedimos al dorado cantautor francés-armenio Charles Aznavour, para cambiar por su antónimo el adjetivo del original con el que bautizó a uno de sus grandes éxitos “retros”… como se diría hoy.

Desde luego, no vamos a hablar de las tribulaciones de la joven que pretende celebrar un año más de desposada, que no atina a vestirse ni maquillarse, que arriba tardíamente a la ópera, y que termina pidiendo a su pareja “caminar contigo por París” y “volver a casa para ser muy feliz”.

En concreto, la frase nuestra apunta a otro tipo de acontecimiento menos novelesco: los primeros doce meses (a inicios de este mayo) del desgarre de una vestidura que ningún antecesor de Donald Trump se atrevió a tocar, porque, entre otras cosas, desde un primer instante siempre fue considerada por la comunidad internacional como un inaceptable acto agresivo de carácter extraterritorial.

Hablamos de la activación por el actual jefe de la Casa Blanca, en sus pujos de gran bandolero universal, del Capítulo tercero de la Ley Helms Burton, que permitió desde entonces la presentación por los presuntos afectados, ante tribunales gringos, de demandas contra Cuba derivadas de la nacionalización y confiscación de empresas y propiedades (muchas de ellas mal habidas) luego del triunfo revolucionario de 1959.

Desde luego, ni pensar que el interés primero de los autores de similar legajo era un acto de honradez. Su única intención fue condenar a un “reo” al que incluso se le boicoteó en su momento el sano interés de poder establecer procesos legales adecuados para compensar a los exdueños realmente legítimos mediante un trato bilateral razonado y equitativo.

Para Helms y Burton el asunto radicaba en añadir nuevos acápites agresivos al hoy casi sexagenario bloqueo económico y comercial de los Estados Unidos contra Cuba (ese que la ONU lleva rechazando más de dos décadas consecutivas y que no cede ni ante la COVID-19), y atemorizar a los crecientes inversores extranjeros en la Mayor de las Antillas.

Con su decisión de mayo de 2019 abrieron Trump, su equipo de autómatas, y la ralea anticubana de La Florida, un dique que si bien pudo quebrar algunos intereses como única “ganancia”, volvió a movilizar defensivamente a no pocos socios de Cuba, y a la larga ha sido más que nada fanfarria temprana y adelanto de farragosos e inoperantes procesos jurídicos, por cuanto, por mucho que dicte y disponga un juez del lado de allá, su “autoridad” no llega ni llegará a nuestras costas independientes.

De manera que vista en puridad, la decisión trumpista no ha podido calzar el “éxito sonado” que tal vez esperaron sus promotores y ejecutores, entre ellos el siniestro John Bolton, defenestrado por el propio presidente por aquello de que “le gusta hacer lo que le venga en ganas sin consultar”, y el obeso secretario de estado Mike Pompeo, experto en acatar y repetir las sandeces de su líder.

Ello sin contar las decenas de declaraciones y aclamaciones “triunfantes” de personajes del “exilio cubano” posesionados en cargos legislativos, como el “mínimo” Marco Rubio, la señorona Ileana Ros-Lehtinen, o los “atildados” Marco Rubio, Bob Menéndez o Mario Díaz-Balart, que de alguna manera declararon “ver recompensados” sus “arduos y largos esfuerzos” por “hacer justicia ante los desmanes y arbitrariedades del régimen de La Habana”… y de ahí no pasó…

¿Qué la medida reforzó el cerco gringo? Sin dudas es un ladrillo más, al que por estos días se suman el evitar viajes de Cruceros a nuestras costas; los recortes y el entorpecimiento de vuelos bilaterales; las presiones y chantajes para anular los suministros externos de combustibles; o los amedrentamientos y sabotajes a proveedores de líneas estratégicas como las relacionadas con la salud pública y otros sectores de amplia repercusión social.

De hecho, hace pocos días, denunció La Habana que un buque llegado al puerto capitalino con materias primas farmacéuticas no descargó sus contenedores y los regresó al punto de partida por temor de los armadores a las amenazas oficiales gringas luego de treinta días de inútil navegación.

No obstante, el asunto está claro como el agua: ni Helms, ni Burton, ni los personajes que le precedieron en la Oficina Oval, ni Mister Trump con su desborde de manías y violencia pudieron ni podrán con la voluntad de Cuba de labrarse su propio camino. Así de simple… y ¡mal aniversario!


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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