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martes, 15 de octubre de 2024

En busca del sol que les ha sido negado (+Fotos)

La vida, el amor, y el valor de la familia son el eje de la lucha de René, Antonio, Gerardo, Fernando y Ramón...

Sheyla Valladares Quevedo en Exclusivo 05/10/2012
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Irmita embarazada
Irmita, la hija mayor de René, ha sido digna heredera de todo el amor de sus padres.

Ignacio René nacerá dentro de pocos meses. Este niño vendrá al mundo sin saber que es otro regalo que la vida pone en las manos de René González, uno de los cinco cubanos luchadores contra el terrorismo y al que han obligado a permanecer contradictoriamente en Miami en “libertad supervisada”, después de cumplir en Estados Unidos una injusta condena.

Por esta misma razón posiblemente el día que su primer nieto nazca, René no podrá acunarlo en sus brazos, distinguir en su rostro algunos rasgos familiares, dejar correr una lágrima de emoción porque su familia, a pesar de los desmanes de la justicia estadounidense que le privaron de participar de cuerpo presente en el crecimiento de sus dos hijas y sobre todo, en los momentos más importantes de sus vidas, ha sabido ser dueña de la risa, del optimismo, de la alegría de vivir, tal como él le pidiera en una carta a su esposa Olga.

Y es que René y Olga, como escribiera la poeta Nancy Morejón en el libro Desde la soledad y la esperanza, son dos aves que anidaron sin pedir permiso, a las que se les ve atravesar nubarrones, relámpagos y amaneceres sin que alguien pudiese distinguir pico y pata, cabeza y ala. Son una pareja construida a imagen y semejanza de esas aves, fijas a cualquier rama, mientras rehacen una química tan pura que ni los cielos podrían entender jamás.

En este sentido Irmita, la hija mayor de René, ha sido digna heredera de todo el amor que sus padres han cultivado a contrapelo de la distancia y la injusticia norteamericana. Ella está gestando dentro de sí una nueva vida, una nueva esperanza, una nueva razón que se unirá a las ya existentes y les dará a René y sus cuatro compañeros encarcelados un nuevo motivo para reír y persistir en su lucha.

Frente al odio y la soledad, tal como han hecho durante estos 14 años su padre y sus cuatro tíos, como ella y los otros muchachos llaman a Antonio, Gerardo, Fernando y Ramón, esta joven mujer está poniendo la vida, el amor, el valor de la familia. Las mismas cosas que son el eje de la lucha de los Cinco.

“NO HAY NADA QUE PUEDA CONTRA NUESTRO AMOR”

En el 2007, Rosa Aurora Freijanes, la esposa de Fernando contaba cómo se habían enamorado, como el amor les había crecido mientras él, su vecino y hermano de una amiga, le repasaba un poco de economía. Así sin esperarlo, en los papeles de maestro y alumna los sorprendió la vida y los unió para siempre.

En el tiempo que la Corte de Atlanta revisó el caso de los Cinco la esperanza de tenerlo en casa nuevamente se fortaleció, pero las arbitrariedades judiciales volvieron a impedir que a estos valerosos hombres se les hiciera justicia y pudieran regresar a sus hogares.

Por esa fecha Rosa Aurora se había mudado para una casa nueva y estaba segura de “que en una semana él vendría y vería lo que había hecho en el apartamento, aunque todavía no colgaran en las paredes las reproducciones de pintura cubana que a los dos les gustan y la manera artística de la artesana que ella conocía. Él mismo la colocaría; abriría los huequitos en la pared, meticulosamente, pondría los tarugos de madera y luego los clavos, (…); tomaría con exactitud el nivel, lo cual ella no sería capaz de hacer con precisión”.

Ella se quedó a la espera de que él pudiera poner su mano en el arreglo de una casa donde habitarían juntos. A pesar de todo el dolor que ello supuso en cada visita, Fernando le pide que no piense en lo que falta, sino en el momento en que están juntos y pueden mirarse otra vez a los ojos. Rosa Aurora adivina en cada gesto, en cada carta, una de las mayores certezas de su esposo, que ella comparte absolutamente: “No hay nada que pueda contra nuestro amor”.

DEVOLVERLOS AL SOL QUE LES HA SIDO NEGADO

El resto de las familias de los Cinco también sabe de postergaciones, de sueños que van alargándose, que esperan cumplir cualquier día de estos siempre que la justicia sea servida, y la solidaridad internacional, sobre todo, la de los habitantes de Estados Unidos, sea un gran brazo que empuje para que ellos sean libres.

El mismo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, tiene la posibilidad de poner fin a estos 14 años de injusticia y de dolor. Tiene en sus manos el poder de devolverles el tiempo robado a Adriana y Gerardo para que tengan los niños que vienen añorando hace tanto tiempo, a Mirta para que abrace en Cuba a su hijo Antonio y viva a su lado la vejez, a Ramón para que acompañe a sus tres hijas y su esposa Elizabeth en los momentos mágicos que se avecinan en sus vidas.


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Sheyla Valladares Quevedo

Escribidora, a saber: periodista, narradora, poeta. "Tengo especial fascinación por cazar palabras al vuelo cuando sueño que estoy despierta".


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