sábado, 27 de julio de 2024

El mundo “a las puertas del infierno”, ¿son irreversibles las consecuencias del cambio climático?

Aun cuando la ONU espera que las máximas autoridades de empresas, ciudades, regiones e instituciones financieras presenten planes de transición acordes con sus normas de credibilidad los mandatarios de las regiones más comprometidas reclaman cambios significativos...

Haroldo Miguel Luis Castro en Exclusivo 23/09/2023
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Crisis climática
La deforestación, la sobrepesca, la sobreexplotación agrícola y otras actividades que dependen de la gestión humana demandan un replanteamiento de los modelos de producción y explotación (Foto:The Global Climate and Health Alliance).

Una cumbre “sin tonterías”. Así dijo el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, que esperaba de la reunión sobre ambición climática, cuando la anunció en diciembre del pasado año. Sin embargo, celebrada hace solo unos días en Nueva York en el marco del Segmento de Alto Nivel de Debate de la Asamblea General, la cita dejó, como era de esperar, muchas dudas y pocas certezas.

Y no solo por la ausencia de naciones claves como Estados Unidos y China para un hipotético retroceso de la crisis climática, sino también porque pareció no haber demasiada voluntad política para hacer un poco más de los escasos objetivos cumplidos hasta la fecha.

Los líderes mundiales se reunieron en un intento de mantener vivo el Acuerdo de París, pero el panorama se halla muy lejos de considerarse alentador. Tras la publicación del Global Stocktake, el primer “boletín de calificaciones” sobre cambio climático, se confirmaron las sospechas de que evidentemente algunos países incumplen sus compromisos. De hecho, en el propio cónclave se supo que Gran Bretaña, también ausente, dará marcha atrás a su meta de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050.

Un ejemplo que va sobre la tendencia global del aumento de la subvención de los combustibles fósiles a pesar de la multiplicación y la intensificación de los eventos climáticos extremos. Recordemos que el planeta ya superó en el mes de agosto la capacidad que tiene la Tierra de generar y regenerar sus recursos naturales para todo el 2023. En apenas 214 días la humanidad excedió en un 74% la capacidad de los ecosistemas, lo que significa que necesitará 1,75 planetas para satisfacer las demanda a nivel global solo para este año.

Desde hace décadas la fecha no ha parado de adelantarse. El Fondo Mundial para la Naturaleza, una de las mayores organizaciones internacionales dedicada a la defensa del medio ambiente, ha advertido que en el último lustro el ritmo de deterioro se ha acelerado hasta niveles alarmantes, producto del aumento de la población y el consumo indiscriminado.

Mas, no todos los países lo hacen en las mismas proporciones. De acuerdo con el informe publicado por Global Footprint Network (GFN), naciones como Brasil, Uruguay o el Congo se quedan muy lejos de llegar a explotar todos los recursos que su territorio es capaz de generar, mientras que otros como Singapur, Emiratos Árabes Unidos, Israel o Qatar exceden en demasía el umbral que los haría sostenible a lo largo del año.

El estudio de GFN señala como uno de los grandes problemas la presión ecológica que genera el déficit de comida saludable, debido a los retos que impone aspectos como el aumento poblacional, la degradación de los suelos y el incierto escenario climático.

La deforestación, la sobrepesca, la sobreexplotación agrícola y otras actividades que dependen de la gestión humana demandan un replanteamiento de los modelos de producción y explotación. Y aun cuando los ecosistemas todavía se pueden recuperar, el dato de que solo el 20 % de la población del planeta consuma el 80% de los recursos naturales y se pierdan 24 billones de toneladas de suelo fértil cada año, muestra a las claras cuán descompensado luce el entramado actual.

Para nada resulta una casualidad que las principales consecuencias del calentamiento global y la explotación de los recursos naturales se note con más fuerza en América Latina, el Caribe y África. La globalización del capitalismo como paradigma económico, político y social; y la pujanza de acciones neoliberales han establecido un sistema de relaciones internacionales dependiente, en el que prima la lógica del saqueo sin cabida para la sustentabilidad.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático en su último informe científico resaltó una vez más la urgencia de actuar. El daño ocasionado por la crisis climática se antoja enorme y las emisiones globales de efecto invernadero permanecen en niveles nunca antes vistos.

Para nadie es un secreto que la arquitectura comercial y financiera está muy lejos de contar con un diseño capaz de proveer las respuestas que necesitan los países en vías de desarrollo. Por eso, su reforma inclusiva, un reclamo de larga data y que se corresponde con los principios de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional, supone un paso importante. 

Aun cuando la ONU espera que las máximas autoridades de empresas, ciudades, regiones e instituciones financieras presenten planes de transición acordes con sus normas de credibilidad—tal y como las presenta el informe Integrity Matterslos mandatarios de las regiones más comprometidas reclaman cambios significativos.

Si bien para el presidente de Chile, Gabriel Boric, el problema descansa en “un sector de la sociedad minoritario muy poderoso que no se somete a las reglas democráticas ni a los acuerdos” que alcanza la comunidad internacional para mitigare el cambio climático; para su homólogo colombiano, Gustavo Petro la solución pasa por “ apagar las grandes chimeneas en el norte (Estados Unidos, Europa, China e India) y revitalizar las esponjas del sur, dejar de subvencionar los combustibles fósiles, financiar la adaptación de los países pobres y la mitigación lo que solo se podría lograr si reestructuramos el sistema financiero mundial".

En la misma línea se situó Miguel Díaz- Canel Bermúdez que, en nombre de Cuba y del Grupo del G77 y China, enfatizó en la importancia de conseguir que “los países desarrollados asuman con rigor el compromiso de ir a la vanguardia en la batalla común por resolver el problema global, que aumenten su contribución a los niveles que exigen las graves circunstancias actuales u su responsabilidad histórica.”

La humanidad, como lamentó Guterres ante la Asamblea General, ha abierto las puertas del infierno, y aunque en realidad todavía quedan esperanzas de un futuro mejor, espanta que dependa de la voluntad política de quienes solo les importa gobernar bajo las lógicas del capital y el mercado. El tiempo se agota, la sensatez y la vida están en juego… y vamos perdiendo. 


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Haroldo Miguel Luis Castro

Periodista y podcaster


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