jueves, 25 de abril de 2024

Angola en el recuerdo

La misión internacionalista cubana en esa nación africana fue la gesta de millones que desde el archipiélago cubano alentaron cada acto de valentía y grandeza en una guerra desconocida...

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 12/11/2015
2 comentarios

Afortunados quienes nunca conocieron la guerra. Privilegiados los que, aun habiéndola vivido, no guardan de ella la deshumanizada arista del hombre matando al hombre, sino la del ser humano entregando lo más puro de sí en bien de sus semejantes. Nunca imaginé que tuviera uno de estos últimos tan cerca. Muchos dicen que están por ahí, en todas partes, en esos lugares que uno a veces no sospecha, y que se han tornado tan cotidianos —al no presumir de sus heroicas hazañas—, que nadie los puede identificar tan fácil.

Quizás por eso, hace unos meses, cuando supe que en casa había un internacionalista de aquella tropa de Angola, el corazón se me encogió. Son miles las historia que he escuchado de aquella etapa, pero con él jamás había hablado de esos días, semanas, meses y años en los que estuvo por el hermano país. Ahora que vuelve otro noviembre de recuerdos y tristezas, le pido a mi tío Raúl Reyes Sánchez que desempolvemos las anécdotas.

“Angola forma parte de mi vida”, es lo primero que me dice, mientras se dirige a una gaveta donde hay decenas de papeles. “Nací en San Luis, un municipio de Santiago de Cuba y después de terminar mis estudios primarios me trasladé a la Isla de la Juventud para continuar en la Secundaria. Luego me incorporé al Servicio Militar Voluntario, donde fui elegido para cumplir la misión internacionalista. Solo tenía 18 años y nunca imaginé que siendo tan joven formaría parte de quienes estuvieron en ese país”.

Con un hablar pausado, el tío recuerda los sobresaltos que sintió cuando supo esa noticia, y más aun cuando lo dijo en casa a toda la familia, pero “el compromiso estaba hecho y Angola necesitaba de nosotros. Ante los acontecimientos que se sucedían allí había que acelerar la preparación para que los internacionalistas llegaran antes que ese país fuera dominado por los sudafricanos”, afirma.

Recuerda que motivados fuertemente por esos acontecimientos, Cuba comenzó a escribir otra página de historia, a base de audacia, inteligencia, tenacidad, valentía, sacrificio y sangre. “Las raíces de quienes fuimos en nombre de la solidaridad a Angola están en las más puras y hermosas traiciones de lucha cubana, y en el ejemplo personal de nuestro Comandante en Jefe, con su sabia militar.

”Durante dos años y nueve meses permanecí en Angola, específicamente en la ciudad de Cabinda. Fueron meses muy duros, donde se puso a prueba el coraje de los cubanos, y aunque por suerte no participé en la guerra, siento mucho amor por esa misión y por ese pueblo”, expresa y al fin encuentra entre los documentos de antaño el certificado que recibió cada cubano en reconocimiento al cumplimiento del deber internacionalista en esa nación africana.

Lo mira una y otra vez y me asegura que podría referir muchos hechos de su vida en ese país, pero lo que “más me marcó era saber cómo las tropas cubanas perdieron a valiosos internacionalistas, y cómo aun en los momentos de la más cruenta lucha de Angola para lograr su independencia, ninguno de nosotros dudó en tomar las armas si fuese necesario para que la patria saliera victoriosa.

”También me impresionó la pobreza en que vivía esta gente. Fue un golpe tremendo. Estaban prácticamente en la esclavitud, la miseria, la insalubridad, las enfermedades... Cuando se ven cosas como estas es que se valora lo que se tiene y se multiplican más las ansias de luchar frente a una potencia militar como la que llegó a destruir Angola con las más modernas y poderosas fuerzas.

”No menos importante fue la visión general que tuve de la nación. Angola es un país de características diferentes en cada provincia. Nosotros, tan acostumbrados a un país chiquito con una homogeneidad social casi idéntica, nos fue complicado llegar a otro, con idioma, tradiciones, costumbres, gustos distintos”, confirma.

Con esa mirada en aquellos años duros, Raúl afirma que la misión internacionalista fue la gesta de millones que desde el archipiélago cubano, con una carta o en el silencio, alentaron cada acto de valentía y grandeza. “Extrañé mucho a mi familia y a mi Patria, eso es algo que se anhela cantidad. La nostalgia que se siente es infinita. Cuando llegaba el avión con la correspondencia era una fiesta, pues en él venían noticias esperadas”.

Según su criterio, el mayor regocijo que exhibe actualmente es haber ayudado, con su modesto y humilde esfuerzo, a preservar la independencia de Angola, al logro de la independencia de Namibia y al fin del apartheid en Sudáfrica. “Valió la pena llegar hasta allí”, apunta este hombre, quien siente orgullo por esa misión que lo hace acreedor de la Medalla de Combatiente Internacionalista de Segunda Clase.

“Angola siempre estará en el recuerdo. Hubo que salvar las barreras del idioma, la lejanía de familiares y amigos, el rigor de una guerra desconocida…; pero la misión fue una experiencia inigualable, los compañeros de batalla resultaron amigos, hermanos... ”, me dice, casi con la voz entrecortada, y entonces pienso en la lucha de muchos héroes anónimos de ese tiempo o de nuestro proceso revolucionario, que han escrito los más hermosos capítulos en la historia del internacionalismo. A ellos, nuestro agradecimiento eterno.


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Yuniel Labacena Romero

Se han publicado 2 comentarios


carlosvaradero
 12/11/15 11:56

Es cierto, Angola es dueña de su destino gracias a cuba...pero cuanto dolor causò a las familias cubanas no ver regresar a sus hijos, hermanos de tierras africanas...habria que preguntarselos a las madres o hermanos que se quedaron sin ellos.. saludos!

cristian
 30/4/16 15:13

muchas madres no vieron nunca regresar a sus hijos en diferentes conflictos como el caso de nicaragua el salvador cuba entrego lo mejor de sus hijos en tierras africanas y muchas madres en latinoamerica tambien lloran a sus hijos que combatieron en otras tierras pero sienten el orgullo del deber cumplido.... 

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