jueves, 25 de abril de 2024

Analizando “el gran garrote”

Fernando Martínez Heredia y Jesús Arboleya analizaron entre otros temas la política de “el gran garrote” y las implicaciones del término anexionismo…

Rosa Miriam Elizalde en Cubadebate 20/03/2016
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Fernando Martínez Heredia y Jesús Arboleya conversaron con periodistas de Cubadebate sobre la inminente visita del Presidente Barack Obama a La Habana, un momento singular de la historia de las relaciones entre la nación caribeña y Estados Unidos. Analizaron entre otros temas la política de “el gran garrote” y las implicaciones del término anexionismo…

El Gran Garrote

Rosa Miriam Elizalde: Fernando, usted hacía una advertencia interesante en un artículo que publicamos en Cubadebate, acerca de la visita de Coolidge a Cuba: “Estando tan próximos geográficamente nuestros dos países, solamente un presidente estadounidense ha visitado Cuba en los casi 114 años de establecido el Estado propio en la Isla”. ¿Cómo explicas esto?

Fernando Martínez Heredia:Realmente las personalidades desempeñan  un papel importantísimo. Ha sido un error de los analistas no tener esto en cuenta. Por ejemplo, Teddy Roosevelt, hombre simpatiquísimo, amigo del medio ambiente -de lo que hoy todo el mundo quiere ser amigo-, protector de los bosques de los Estados Unidos; fue el primero que hizo una ley que hizo posible la protección de 52 millones de hectáreas en su país, para que no desaparecieran; amigo de ciertas reformas para proteger a los obreros. Ese es Theodore Roosevelt.

Lo que pasa que Theodore Roosevelt es la misma persona que vino a Cuba como Coronel de los Voluntarios a una guerrita para invadir y quedarse con Cuba en 1898. Como le decía angustiadísimo José Martí a su amigo Gonzalo de Quesada, una década antes:

“Sobre nuestra tierra, Gonzalo, hay otro plan más tenebroso que lo que hasta ahora conocemos y es el inicuo de forzar a la Isla, de precipitarla, a la guerra, para tener pretexto de intervenir en ella, y con el crédito de mediador y de garantizador, quedarse con ella. Cosa más cobarde no hay en los anales de los pueblos libres: ni maldad más fría.”

Roosevelt vino, escribió un libro interesante y dijo que los cubanos eran flojos. En la segunda edición lo quitó, porque alguien le dijo: “Mire, vamos a quitar eso, Teddy”. Y él lo quitó; pero en abril de 1903, en un diferendo de Estados Unidos con Venezuela, dijo: “La mejor manera de resolver los problemas internacionales es con un garrote; hable bajito y traiga usted un gran garrote”. De ahí sale la idea del Big Stick. Fue él, a propósito de Venezuela. Hace 113 años.

Ahora tenemos a un profesor bastante joven todavía, Presidente de la República que se comporta de otra manera con Cuba, pero saca un gran garrote contra Venezuela. Lo hace en el 2015, y un año después, vuelve a sacar el gran garrote contra Venezuela. Provoca que el viernes anterior el gobierno cubano haya hecho una declaración fortísima y que el sábado el Vicepresidente cubano, en Caracas, haya dicho exactamente lo mismo. Es decir, el Presidente de la República, que es inteligente, que es profesor, vuelve a usar el gran garrote como aquel amigo de los bosques. La soberbia es el denominador común.  Estamos en el plano de las personalidades, pero lo decisivo son las grandes tendencias históricas, donde el denominador común es el carácter imperialista de los EE.UU. Ese carácter imperialista común puede presentar a uno soberbio, pero moderno, y al otro, soberbio, pero anticuado.

Rosa Miriam Elizalde: Mientras otros caen en el olvido. Coolidge era aburridísimo…

Fernando Martínez Heredia: Tan aburrido que solo los especialistas saben quién es Calvin Coolidge. También, alguna gente de Nueva Inglaterra, que es donde él nació. Mientras que Teddy Roosevelt todo el mundo sabe quién es; como se conoce a John F. Kennedy, el más famoso de los presidentes norteamericanos en la segunda mitad del siglo pasado, quien fue capaz de recocer en un banquete en su campaña presidencial en 1960, qué cosa era la Cuba de los 50, qué cosa horrorosa era, qué fue la dictadura de Batista, qué fue el apoyo de los EE.UU a la dictadura de Batista. Y, luego, en esa misma campaña electoral él habló de la agresividad de Cuba, del peligro de  Cuba para los  EE.UU y, después, resultó el protagonista de algunos de los hechos más sangrientos  y de la sistemática de agresión que casi decide una invasión militar y una guerra nuclear contra Cuba. Es la misma persona.

Por eso uno se ve obligado a irse un poco más allá de los rasgos personales para encontrar las cuestiones que son constantes. Fíjate, hay cosas con las que no estoy de acuerdo: por ejemplo, cuando se dice que el Partido Republicano y el Demócrata son prácticamente iguales, o es lo mismo un político de un partido o de otro. No, es peor porque no son la misma cosa. La capacidad hegemónica de un sistema se mide por la capacidad de lograr el consenso.

Rosa Miriam Elizalde: Entonces qué explica no haya venido un Presidente en casi 90 años. Tiene sentido que en medio siglo no vinieran por acá, porque fue  EE.UU el que unilateralmente impuso duras sanciones contra Cuba. Pero medio siglo antes, solo había venido uno. ¿Por qué?

Fernando Martínez Heredia:Usé la palabra soberbia y podría añadir también por la prepotencia y el desprecio. Sentían que Cuba estaba a buen recaudo, a pesar de sus aprehensiones: “estos son demasiados inteligentes en algunas cosas, han sido muy heroicos, entregaron 400 mil vidas, casi la 5ta parte de su población, para ser libres al pie de nosotros”, admitirían. George Washington tenía un amigo de La Habana que le buscaba el dinero en plena Guerra de Independencia de Estados Unidos. “Cuba está demasiado cerca, tienen mucho orgullo nacional, es mejor ni ir por ahí, no vamos a darle esa importancia”, esto lo estoy diciendo yo ahora, porque me provocas ahora a un ejercicio de fantasía política. Pero lo cierto es estábamos tan cerca que los aviones se levantan aquí y unos pocos minutos después empiezan a bajar y ya están en la Florida. Luego, ya no podían venir, porque estaban en guerra contra nosotros. Ahora están en una fase más moderna, en una guerra del siglo XXI en la que son posibles hasta las visitas.

Anexionismo, ¿sí o no?

Rosa Miriam Elizalde: Tengo la percepción de que es impensable el anexionismo político en Cuba. Sin embargo, ¿podríamos hablar de las posibilidades para un anexionismo moral?

Jesús Arboleya:A mí no me gusta la palabra anexionismo. Se ha usado mucho y se decía incluso que Estados Unidos venía a anexar a Cuba. Si en 1902 el gobierno estadounidense no optó por la anexión y no optó por la colonia es porque las condiciones en Cuba no se lo permitieron y porque las condiciones en EE.UU tampoco se lo permitían. Puerto Rico sigue siendo una colonia y la anexión para Puerto Rico es imposible, porque significa conceder a los puertorriqueños los mismos derechos que tiene todo el pueblo norteamericano.

Lo que se estableció en Cuba en 1902 fue un régimen neocolonial, aunque la historiografía tiene un gran debate sobre la diferencia entre colonialismo y neocolonialismo. No me voy a enredar en eso, pero yo sí creo que vale la pena resaltar el papel de la burguesía nativa en ambos procesos.

Las revoluciones anticoloniales son revoluciones burguesas y las revoluciones antineocoloniales son revoluciones contra la burguesía nativa. En estas últimas, la burguesía nativa dejó de ser la representante de la nación frente a la dominación colonial para convertirse en la representante de la dominación neocolonial dentro de la nación. Por tanto, todos los proyectos norteamericanos, todo este diseño contrarrevolucionario que ha estado presente durante todo este tiempo, intentaba restablecer el neocolonialismo que era lo que existía en Cuba.

Otra cosa es la influencia cultural norteamericana en Cuba. Nosotros tenemos que reconocer que la influencia de la cultura norteamericana ha estado vigente en todo el proceso de construcción de la identidad nacional cubana. Se habla de la influencia española en nuestros orígenes, de la africana, estudiada por Fernando Ortiz. Él describió otras muchas influencias, entras ellas la norteamericana. Lo más importante de la influencia norteamericana es que significó el vínculo de la sociedad criolla del siglo XIX con el capitalismo moderno; el capitalismo moderno nos llevó a nosotros a través de esa influencia de la cultura norteamericana a toda una serie de instrumentos, desde las máquina de vapor hasta los televisores, los automóviles. Todo eso determinó que Cuba se pareciera probablemente más que ningún otro país de América Latina  a  EE:UU a partir del criterio del American way of life. A lo que apuesta la nueva  política norteamericana es a restablecer el capitalismo en Cuba sobre esa base.

Rosa Miriam Elizalde: Con la presunción de que Cuba le pertenece a EEUU.

Jesús Arboleya:Es lo que pretende la Enmienda Platt, que fue un documento de propiedad frente a Europa, en un mundo repartido en colonias. Esta no era una colonia, pero igual. La Enmienda Platt establecía que Cuba era de Estados Unidos. Ahora, lo importante de todo esto es qué va a pasar. Durante más de 60 años se produjo, primero una dominación militar y después un poderío neocolonial en Cuba, pero los cubanos fuimos capaces de hacer la primera Revolución antineocolonial victoriosa de la Historia. ¿Por qué si ahora, que tenemos muchos más recursos, nosotros tenemos que asumir que esta influencia norteamericana va a derrotar toda una serie de ideas y de procesos que están anclados en la Historia nacional?

Indiscutiblemente estamos viviendo una nueva manera en la confrontación, que requiere de un proceso de ideologización, de cultura, de información para preparar al pueblo cubano para esta realidad. Pero esta realidad no es extraña para nosotros. Hemos vivido bajo esa influencia, incluso dentro de la Revolución, porque siendo la Revolución una cultura hegemónica, la influencia de la cultura norteamericana nos ha llegado por todas partes..

Rosa Miriam Elizalde: Fernando, ¿anexionismo sí o no? 

Fernando Martínez Heredia:Comparto lo que dice Arboleya. Durante el tercer tercio del Siglo XIX se sacrificaron los cubanos en masa. Fraguaron lo más difícil del mundo, la identidad nacional cubana –a veces se habla de ella con ligereza, como si de pronto se la hubiera encontrado alguien en un amanecer. Ni siquiera se creó en el amanecer del 10 de Octubre, porque los primeros rebeldes cubanos decían “al español hagámosle la guerra el cubano y el negro”. Eran dos cosas, un cubano no era un negro; un negro no era un cubano.

Entonces, en una epopeya maravillosa los cubanos hicieron su propio país , su propia identidad, y trataron de hacer su propia política, de ahí estas cosas que a veces confunden a algunos extranjeros, nuestro amor por José Martí. José Martí estuvo a la altura de una política. Era un genio, pero él era un genio cubano que vivió en EE.UU. Es decir, tuvo la posibilidad de superar el ideal de la república latinoamericana liberadas del colonialismo europeo, y a la vez plantearse la independencia de los EE.UU. Martí no encuentra contemporáneo hasta que no aparece Ho Chi Minh, Mao Tse Tung, Fidel Castro, el Che Guevara… Esos son sus contemporáneos. Fíjate qué adelantado es, y eso es una cultura acumulada tremenda que tiene Cuba.

Ahora bien, como bien decía también Arboleya, la cultura norteamericana  ha sido no solo atractiva, sino de un peso inmenso. Cuando triunfó la Revolución en 1959, la literatura nuestra estaba encontrando formas de  renovación inspirada por las letras norteamericanas –aún cuando se expresara en una elite, porque una gran parte del pueblo cubano ni siquiera  sabía leer. En la música popular, hay una enorme influencia norteamericana, como también influye Cuba en la música de EE.UU. Yo recuerdo a un viejo poeta guantanamero, Regino Boti,  que decía que el Babul afrocubano es el ancestro del Jazz Band.


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Rosa Miriam Elizalde


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