viernes, 19 de abril de 2024

Julito Díaz: el bravo combatiente del Uvero

A sesenta años de su caída en combate...

Narciso Amador Fernández Ramírez en Exclusivo 28/05/2017
3 comentarios
Combate del Uvero, escena
El 28 de mayo de 1957, Fidel con un disparo de su fusil con mira telescópica inicia el intenso combate.

Fidel Castro en una Reflexión publicada el 28 de mayo de 2012, al cumplirse el aniversario 55 del combate del Uvero, hizo la mejor conceptualización que se pudiera hacer de Julito Díaz González, el artemiseño caído ese día, con apenas 28 años de edad.

Escribía Fidel: “Julio Díaz, bravo combatiente que disparaba con una trípode, no pudo avanzar; yacía a mi lado con un balazo mortal en la frente”.

Mientras, otro testigo de la acción, que al decir del Che marcaría la mayoría de edad del Ejército Rebelde, el entonces capitán Juan Almedia Bosque, en su libro sobre la Sierra Maestra, narró la caída en combate del también asaltante del Moncada y expedicionario del yate Granma.

Contaba Almeida: “Hablan de cómo una bala en el entrecejo dejó sin vida a Julito, quien disparaba desde la loma donde se encontraba parapetado detrás de un árbol, y la exclamación de dolor de Ramirito (Comandante del la Revolución Ramiro Valdés Menéndez) cuando vio caer a su amigo y compañero, que juntos habían transitado por los caminos de la lucha hasta hoy”.

Así de heroica fue la muerte del joven serio y responsable que había nacido el 23 de mayo de 1929 en una casa de campesinos humildes, y falleciera cinco días después de su cumpleaños 28.

Fue Julio Díaz González un revolucionario consecuente que desde la Ortodoxia aprendió a combatir los males de la república neocolonial, y de inmediato se sumaría a los planes insurreccionales de Fidel Castro, acompañándolo, junto a otros 27 artemiseños, al Moncada.

Sobreviviente de la acción que reiniciaría en Cuba la lucha armada, Julito fue condenado a diez años de privación de libertad, y junto a Fidel, y el resto de los moncadistas, estuvo en el presidio Modelo, de la Isla de Pinos, hasta salir liberado el 15 de mayo de 1955 por el fuerte movimiento de amnistía popular.

Allí aprovechó el tiempo para su superación cultural, pues era dado a aprender, aunque fuese de manera autodidacta, pues los escasos recursos no le permitieron continuar estudios formales. Fue alumno, como los demás, de la academia ideológica Abel Santamaría y recibió clases de Fidel y de otros moncadistas de mayor nivel cultural.

Con Fidel, Raúl, Almeida y otros revolucionarios marchó al exilio de México. Recibió entrenamiento militar, estuvo preso en Ciudad de México, y formó parte del selecto grupo de 82 expedicionarios que a bordo del yate Granma desembarcó el 2 de diciembre de 1956 en Playas las Coloradas. Era uno de los jefes de escuadra del tercer pelotón.

Sobrevivió al desastre de Alegría de Pío. Formó parte del núcleo inicial del Ejército Rebelde que atacó la Plata, primer combate victorioso, y se sostuvo firme en los difíciles días de la Sierra Maestra. También estuvo, junto con Camilo Cienfuegos y Calixto Morales, en el combate del Arroyo del Infierno, el 22 de enero del propio 1957.

Almeida, en el mencionado libro sobre la Sierra Maestra, hace alusión a las obligaciones del incipiente grupo guerrillero, y escribe de Julito: “Caminamos rápido, encontramos a Che que arrastra una frazada con la que se cubre y esta se le enreda en cuanto palo espinoso o arbusto encuentra. Llegamos cerca de nuestra posta: Julito y Camilo, que cuidan el acceso al campamento parapetados en un árbol de tronco robusto y dos ramas en horquillas que hay en el camino”.

El 28 de mayo de 1957, Fidel con un disparo de su fusil con mira telescópica inicia el intenso combate. Hubo derroche de heroísmo. En un informe posterior, enviado a Frank País, el jefe de la Revolución hace una valoración del combate del Uvero y menciona las bajas rebeldes:

“La lucha duró tres horas: 5:15 a.m.-8:15 a.m. Tuvimos 14 bajas en el combate. Muertos: el primer teniente Emiliano Díaz; el teniente Julio Díaz González; Gustavo Adolfo Moll; Francisco Soto Hernández; Anselmo Vega; Eligio Mendoza y el compañero Sigueiro de Banes. Heridos: el capitán Juan Almeida; el teniente Félix Pena; el teniente Miguel Ángel Manals; Mario Maceo; Manuel Acuña y Mario Leal. Todos más o menos graves”.

La muerte del teniente Julito Díaz, del asaltante al Moncada, del expedicionario del Granma y del revolucionario fiel fue un duro golpe. Se perdía un soldado incondicional.

El propio Comandante en Jefe, en un discurso conmemorativo del octavo aniversario del combate del Uvero, afirmó con convicción que ni Julito ni el resto de los caídos ese 28 de mayo de 1957 estaban olvidados:

“(…) hoy venimos aquí, llenos de profundo reconocimiento y admiración, a rendir tributo y a recordar a nuestros compañeros caídos ese día glorioso; y a decirles que aunque aquel día cayeron bajo las balas enemigas, para nosotros no murieron. ¡Nosotros, desde aquel día, los tenemos más en nuestro recuerdo y en nuestra memoria! ¡Y viven en la obra de la Revolución, en cada escuela construida en la sierra, en cada hospital, en cada camino, en cada obra revolucionaria!”.

Un importante hospital habanero lleva el nombre de Julio Díaz González. También una escuela primaria en Las Tunas.

 


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Narciso Amador Fernández Ramírez

Periodista que prefiere escribir de historia como si estuviera reportando el acontecer de hoy

Se han publicado 3 comentarios


Graciela María Hernández Agüero
 12/6/17 8:41

Es necesario conocer la Historia nacional para fortalecer los valores patrios pero es muy importante insertar los hechos históricos locales para engrandecer aún más la obra revolucionaria realizada en el país, la que ha costado mucha sangre de hombres valerosos como lo fue Julito Díaz González.Gracias por el comentario.12-6-17 8:37 am.

Narciso
 29/5/17 22:24

Muchas gracias por comentar el artículo. Cierto lo que dice, y realmente Artemisa tiene una deuda con tanto mártir y combatientes que participaron en la gesta del Moncada. Ningún pueblo de Cuba aportó tantos jóvens a los sucesos del 26 de julio de 1953. Julito Díaz, fue otro de los 28 artemiseños. Tuvo una participación importante en la lucha revolucionaria de 1953 en adelante hasta su prematura muerte en el combate del Uvero, el 28 de mayo de 1957. Cinco días antes había cumplido 28 años de edad. Ojalá la iniciativa suya de hacer concursos en los pre universitarios pueda aplicarse. Saludos.

 

roberto buceta martin
 29/5/17 11:53

ESTUDIAR LA VIDA Y OBRA DE NUESTROS MÁRTIRES ES UNA NECESIDAD Y UNA OBLIGACIÓN.LOS JÓVENES DEBEN VERSE REFLEJADOS EN SUS GLORIOSAS VIDAS.EL EJEMPLO DE JULIO DÍAZ ES UNO DE ELLOS.

LOS JÓVENES DE ARTEMISA DEBERIAN PROFUNDIZAR MÁS EN SU VIDA Y OBRA Y SER ESTA MÁS DIVULGADA EN SU TV,ENSU RADIO Y ÓRGANO DE PRENSA .ES NECESARIO HACER JORNADAS CIENTÍFICAS EN LOS PRE UNIVERSITARIOS DONDE SE PROFUNDICE EN SU BIOGRAFIA.MARTÍ ESCRIBIÓ EN UNA OCASIÓN:HONRAR,HONRA....

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