sábado, 27 de abril de 2024

Cuba toda fue un Maceo

Porque toda su vida y obra no es nada más que un jalón que marca el mismo largo camino de liberación de los pueblos…

Redacción Cubahora en Exclusivo 14/06/2017
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Antonio Maceo
Nuestro pueblo todo fue un Maceo.

Tendrían que transcurrir, exactamente, 87 años para que la historia uniera dos grandes hombres en un 14 de junio. Sin embargo, como dijera un día un colega, aunque en épocas distintas Maceo y Che son “dos figuras históricas sobre las que se ha erigido gran parte de la historia por la soberanía nacional, cuya confluencia va más allá de una curiosidad de los astros, los almanaques o la casualidad”.

El uno, joven arriero que con 23 años se unió a la Revolución de Yara como un simple soldado para luego emerger como protagonista de una de las más grandes epopeyas militares del siglo XIX; el otro devenido ejemplo y guía, ícono y mito, para pueblos de unos y otros continentes.

En la vida y el pensamiento de ambos, encontramos los más sagrados valores de un pueblo que ha sabido dar continuidad a los principios de la Revolución; pero cuántas veces nos hemos preguntado cuáles fueron aquellos valores que encontró el Che en la obra de Maceo.

El hecho de ser casi nueve décadas más joven, permitieron al Che, en varias ocasiones, patentizar el gran respeto y admiración que experimentó por el bravío luchador independentista cubano.

Testamento de ello lo fue aquel discurso que pronunciara el 7 de diciembre de 1962, en el aniversario 66 de la caída en combate del Titán de bronce.

A la vigencia del pensamiento de Maceo a la luz de los tiempos que vivía la Cuba de entonces, estuvo dedicada la primera parte de aquel histórico discurso.

“Hoy, que estamos en la tarea de la construcción del socialismo en Cuba afirmó-, que empezamos una nueva etapa de la historia de América, el recuerdo de Antonio Maceo adquiere luces propias. Empieza a estar más íntimamente ligado al pueblo, y toda la historia de su vida, de sus luchas maravillosas y de su muerte heroica, adquiere el sentido completo, el sentido del sacrificio para la liberación definitiva del pueblo.” 

Sendos reconocimientos al Generalísimo y al Apóstol patentizaron que Maceo no estuvo solo en esa lucha Tanto, Máximo Gómez como José Martí, constituyeron las fuerzas más importantes, las expresiones más altas de la revolución de aquella época.

El Che resaltó que en la vida de Antonio Maceo destacan dos momentos importantes, aquellos que lo definirían como hombre y como genio militar. El primero de ellos, cuando contra todos los conformismos, contra todos los desesperados que querían alcanzar algún tipo de paz después de 10 años de lucha, se alza en la Protesta de Baraguá y, solo, trata de seguir la lucha en condiciones imposibles.

El otro momento crucial en la vida del Titán de bronce tuvo lugar entre octubre de 1895 y enero de 1896 cuando realizó la histórica invasión desde Oriente hasta la provincia más occidental de Cuba, Pinar del Río.

La guerra por la independencia de Cuba se había logrado reiniciar el 24 de febrero de 1895 y en el transcurso de los meses y tras las primeras batallas y combates, entonces se preparó, al decir del Che, la segunda de las hazañas definitorias de la vida de Maceo: la Invasión.

 “Para hacer esto que hoy se puede referir en pocas palabras, se necesitaba un inmenso poder de organización, una inmensa fe en la victoria y en la capacidad de lucha de sus hombres, y un poder de mando extraordinario para ejercerlo día a día, durante años de lucha, en condiciones extremadamente difíciles…”

Recordó en forma específica como el pueblo cubano había estado a la altura de Maceo en ese mismo año de 1962 cuando se desencadenó la denominada Crisis de Octubre, y Cuba estuvo incluso amenazada de una intervención militar directa de los Estados Unidos y hasta de un posible ataque nuclear.

“Nuestro pueblo todo fue un Maceo –significó-, nuestro pueblo todo estuvo disputándose la primera línea de combate en una batalla que no presentaría quizás líneas definidas, en una batalla donde todo sería frente y donde seríamos atacados desde el aire, desde el mar, desde la tierra, cumpliendo nuestra función de vanguardia del mundo socialista en este momento, en este lugar preciso de la lucha.”

Y agregó el Che al recordar un principio medular planteado por Antonio Maceo: “Por eso sus palabras, sus frases tan queridas resuenan tan hondo en el corazón de los cubanos, y es de obligada recordación esa frase que está inscripta al costado del Monumento: Quien intente apoderarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, sino perece en la lucha. Ese fue el espíritu de Maceo y ese fue el espíritu de nuestro pueblo.”  

Manifestó seguidamente el Che que eso es lo que se podía mostrar con orgullo ante su recuerdo y ante el mundo, y llamó a tener en cuenta y repetir con la misma fe encendida en el porvenir de todo lo noble de la Humanidad, cada una de las frases de Maceo, a quién catalogó como ejemplo de un revolucionario que lucha por la liberación de su país.

“Por eso hoy levantamos el pensamiento de nuestros grandes héroes –resaltó-, de los luchadores de aquella guerra gloriosa, y lo hacemos nuestro y lo repetimos una y otra vez, porque no han sido nada más que frases de la misma lucha de la Humanidad por deshacerse de la explotación.

Porque todas las frases de Antonio Maceo, de Martí o de Gómez, son aplicables hoy en esta etapa de la lucha contra el imperialismo, porque toda su vida y toda su obra, y el final de su vida, no es nada más que un jalón que marca el mismo largo camino de liberación de los pueblos.”


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