jueves, 28 de marzo de 2024

¡La patria os contempla orgullosa!

Pedro Antonio Borrás Astorga se convirtió en el primer estudiante de Medicina caído en defensa del socialismo...

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 19/04/2017
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Pedro Borrás
Con solo 19 años de edad se convirtió en el primer estudiante de Medicina caído en defensa del socialismo.

“¡Si me matan, serás la madre de un héroe!” Fueron las palabras de Pedro Antonio Borrás Astorga ante el reclamo de su madre cuando aquel 17 de abril al producirse la invasión mercenaria, partió a Playa Girón a defender el suelo patrio. Fue tan grande su valor e identificación con la causa revolucionaria, que cuando salió de la casa, apenas esbozó una sonrisa y respondió sin vacilar con esa expresión.

Así recogen varias publicaciones de la época, la historia de este muchacho que con solo 19 años de edad se convirtió en el primer estudiante de Medicina caído en defensa del socialismo. Cuando se produce la invasión mercenaria, hacía poco tiempo desde que se incorporó como miembro de las Milicias Universitarias, y recibiera 23 días intensos de entrenamiento en el municipio de Cabañas. Por ello se alistó rápidamente como sanitario de la Columna II del Ejército Rebelde para enfrentar al enemigo.

El día 16 asistió al entierro de las víctimas donde Fidel proclamó el carácter socialista de la Revolución y al día siguiente salió para la universidad vestido de miliciano. En esa jornada tenía que realizar una práctica médica, que desde luego no realizó. Fiel a sus principios, ese propio día de abril partió a Playa Girón. Desde allí presenció la victoria del pueblo cubano y la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América Latina.

Como es conocido después de ese gran suceso del día 19, se impuso una nueva tarea: la limpia de mercenarios en la zona, que internados en la maleza, todavía hostilizaban a las fuerzas revolucionarias. En uno de los grupos encargados de esta misión marchó Borrás Astorga. Sin embargo a pesar de su disposición poco pudo ofrecer en esa tarea, pues es sorprendido por un grupo de mercenarios que estaban emboscados en Playa Morena, en las cercanías de Playa Girón.

Al separarse un poco de sus compañeros y quedando casi solo en la maleza, seis mercenarios lo asesinaron. Su padre, quien dio fe sobre los últimos detalles de la vida de su hijo recordó: “Se escucha un intenso tiroteo. Cuando llegan sus compañeros al lugar, lo encuentran muerto, cubierto su cuerpo de balas de ametralladoras y cascos de granadas, y los cadáveres de los mercenarios que yacen junto a él. Más tarde revelaría la necropsia que el héroe, aún con vida, fue rematado alevosamente”.

Era la mañana del 20 de abril. La noticia llegó a todos los sitios. Una manifestación de duelo popular constituyó para los jóvenes de entonces su sepelio, indignados por el crimen contra uno de sus más entrañables compañeros. Borrás Astorga caía con la satisfacción del deber cumplido. Ello ensancharía más su actitud patriótica, esa que había forjado durante sus estudios de bachiller, en el entonces Instituto Preuniversitario de Marianao, junto al líder Manolito Aguiar.

Desde esa época conoce a varios miembros del Movimiento 26 de Julio y de la Juventud Socialista. El contacto con esos jóvenes y la paulatina vinculación a las actividades ayudan a su formación como revolucionario y participa en manifestaciones contra el régimen de Batista.

De su participación en las luchas estudiantiles se destaca también el apoyo al Ejército Rebelde, que quedó patentizado durante una huelga, donde se le asignó la tarea de cerrar las puertas del plantel y no dejar pasar a ningún estudiante. Su digna actitud de no aceptar el título de bachiller en 1958, firmado por funcionarios del gobierno del tirano Batista, constituye otras de esas hazañas para no olvidar.

Borrás Astorga aguardó por el triunfo de la Revolución. De manos de Armando Hart, entonces ministro de Educación, recibe su título y comienza su anhelado sueño: formarse como médico revolucionario. Manifestaba así su ideal y confianza en el futuro de Cuba. Además toma como suyas las primeras tareas asignadas a los jóvenes, pues siente la necesidad de ser útil a la Patria.

Pedro Antonio no pudo graduarse con sus compañeros de año en el Turquino —donde aconteció la primera graduación de médicos de la Revolución— pues como sabemos murió un día después de la victoria en Playa Girón. No obstante Fidel le entregó simbólicamente el Título a su padre en el acto de graduación realizado en la Sierra Maestra, el 14 de noviembre de 1965.

Así han sido y son nuestros jóvenes, quienes desde el estudio, el trabajo y la defensa de la Patria crecen y construyen. Ejemplos como el de Pedro Antonio Borrás Astorga se multiplican cada día y debe ser una máxima para asumir los nuevos tiempos que vivimos, pues como decía el Che, la arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud.


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Yuniel Labacena Romero


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