viernes, 19 de abril de 2024

Combate de Maffo, prefiguración de la victoria

El Ejército Rebelde no podía pensar en el ataque a Santiago de Cuba si en la retaguardia ese enclave continuaba ocupado por el enemigo...

Pedro Antonio García Fernández en Exclusivo 28/12/2013
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Combate de Muffo
Instalación que ocupaba el Banfaic en Maffo

En las últimas horas del 26 de diciembre de 1958, tras el fin de la tregua pactada con motivo de la Nochebuena, se reanudaron las hostilidades entre las fuerzas rebeldes y gubernamentales que contendían en Maffo desde el 10 de diciembre.

En los dos días siguientes arreció el combate: de un lado, el heroísmo de los rebeldes, atacantes de la plaza; del otro, la tenaz resistencia de los sitiados. Después de la rendición de la compañía batistiana acantonada en Palma Soriano, Fidel pudo reforzar a su tropa con un tanque T-17, un cañón 37 mm y un obús 81 mm.

El 29 de diciembre el Comandante en Jefe propuso una nueva tregua para entrevistarse con el jefe enemigo, teniente Antonio Regueira, en la que razonó con él: “Después que se te acabe la comida, supongamos que te quede para cinco meses, ¿qué vas a hacer?”. Aquel respondió: “Bueno, entonces me rindo”.

Y Fidel replicó:”No, entonces te suicidas tú y todos los oficiales del batallón, porque si tú, sabiendo que estás perdido, que todos los refuerzos han sido destruidos, que no tienen posibilidad de mantener un combate aquí, sacrificando vidas de combatientes revolucionarios y soldados, entonces te tienes que suicidar”.

El oficial batistiano se quedó pensativo. Mientras regresaba a reunirse con sus soldados, vio los preparativos rebeldes para el ya inminente asalto final: un carro de bomberos lleno de gasolina que iban a estrellar contra el almacén, donde se había posicionado la tropa gubernamental, para incendiarlo.

“Pero no dieron tiempo”, recordaría Fidel años después: “Parece que reflexionaron, mandaron un mensaje y depusieron las armas”. En la madrugada del 30 de diciembre la guarnición de Maffo se rindió incondicionalmente.

A los vencidos se les ofrecieron todas las garantías. Solo los asesinos tendrían que responder ante la justicia.

LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LA TIRANÍA

La victoria rebelde en la batalla de Guisa (20-30 de noviembre de 1958) abrió el centro de la provincia oriental a las tropas revolucionarias, paso decisivo para la ulterior liberación de todo el este cubano. El 7 de diciembre los revolucionarios tomaron La Maya; dos días más tarde, San Luis y Baire.

En las primeras horas del 10 de diciembre unos 200 rebeldes comenzaron a ocupar Maffo, de gran importancia estratégica para el ejército de la tiranía al estar equidistante de Bayamo y Santiago de Cuba, y a solo dos kilómetros de la villa de Contramaestre, en la vertiente norte de la Sierra Maestra.

En esa época estaban ubicados allí la jefatura del batallón 10 y la columna 102 de esta unidad, junto con efectivos de la policía de Contramaestre y los guardias rurales de los puestos del central América y del propio Maffo. En total unos 130 hombres, con fusiles modernos, ametralladoras y morteros.

Tales fuerzas se habían parapetado en las naves construidas por el Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba (BANFAIC) a unos 300 metros del núcleo de viviendas del pueblo y a la derecha de la carretera hacia Contramaestre.

Esta instalación había sido fortificada con sacos de arena, que reforzaban sus paredes, y casamatas con aspillera; una red de trincheras rodeaba el recinto hasta los accesos al poblado; y un gran refugio de más de metro y medio de profundidad dentro de las naves. Además, parte del área exterior estaba minada.

El 14 de diciembre los rebeldes propusieron una tregua para facilitar la rendición de los sitiados pero estos no la aceptaron. Fidel se presentó en Maffo para organizar personalmente el ataque. La tiranía, entretanto, envía unos 200 hombres desde Jiguaní, mientras formaba un batallón de refuerzo en Bayamo.

La primera agrupación cayó en varias emboscadas orientadas por Fidel en el camino hacia Maffo. Muy diezmada, regresó a su punto de partida. Igual le sucedió al batallón de refuerzo, que tampoco pudo cumplir su misión.

Entre el 16 y el 19 de diciembre se produjeron la liberación de Bartolomé Masó, en la hoy provincia de Granma; la de Fomento, Guayos y Cabaiguán, en el centro del país, por la columna del Che; la de Jiguaní, por fuerzas del Primer y Tercer frentes; y Caimanera (Segundo Frente).

Mientras, en Maffo, la aviación batistiana intensificaba sus bombardeos del 17 al 23 de diciembre. En realidad solo fue efectiva contra la población civil: 22 casas arrasadas y 121 casi destruidas. Luego del triunfo revolucionario, hubo que reconstruir la localidad.

Por aquellos días fueron liberadas Sancti Spíritus y Placetas, en la región villareña, y Moa, en el Oriente. El cuartel de Sagua de Tánamo se rindió el 24 de diciembre tras varios días de intenso combate. Un día después los rebeldes tomaron Caibarién, Remedios y Puerto Padre.

Tras la rendición de las tropas de la tiranía en Palma Soriano, la toma de Maffo devino un objetivo priorizado pues no podía pensarse en el ataque a Santiago de Cuba dejando en la retaguardia ese enclave ocupado por el enemigo.

LA VICTORIA

El 30 de diciembre, horas después de la rendición de Maffo, comandos del Directorio Revolucionario tomaron el cuartel de infantería, último reducto enemigo en la ciudad de Trinidad, que había sido parcialmente liberada desde dos días antes.

Ya se desarrollaba desde el 28 de diciembre la batalla de Santa Clara, dirigida personalmente por el Che, durante la cual el pelotón de Ramón Pardo Guerra descarriló el tren blindado y logró su rendición. Una gran cantidad de armamentos pasó a manos de los insurrectos.

Ese día, efectivos del Tercer Frente Mario Muñoz tomaban El Cristo, en la hoy provincia de Santiago de Cuba. El 31 de diciembre, la Columna Dos, con Camilo al frente, liberaba Yaguajay tras diez días de intenso combate.  

El sátrapa Fulgencio Batista no espero más. Y huyó en la madrugada del 1º de enero.


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Pedro Antonio García Fernández

Periodista apasionado por la investigación histórica, abierto al debate de los comentaristas.


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