jueves, 25 de abril de 2024

Ciro Redondo: puntal inconmovible de la guerrilla

Hace 60 años cayó en el combate de Mar Verde el destacado revolucionario artemiseño, ascendido póstumamente al grado de Comandante del Ejército Rebelde...

Narciso Amador Fernández Ramírez en Exclusivo 29/11/2017
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La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida, escribiría José Martí al referirse a los 8 estudiantes de Medicina fusilados por el colonialismo español, en 1871. Esa misma definición bien cabe, al recordar, este 29 de noviembre, el aniversario 60 de la muerte en combate del artemiseño Ciro Redondo García, quien estuviera entre los asaltantes al cuartel Moncada y fuera uno de los 82 expedicionarios del yate Granma.

Cayó Ciro Redondo en el combate de Mar Verde, y sin haber cumplido los 27 años de edad pasó a formar parte de los héroes de la Patria. Al morir ostentaba el grado de capitán, ascendido póstumamente por Fidel, a Comandante del Ejército Rebelde.

En su memoria, la Columna Invasora 8, dirigida por Ernesto Che  Guevara, llevaría su nombre. Por lo que de manera simbólica, también tuvo el honor de haber contribuido a extender la guerra hasta el centro del país y, en Santa Clara, darle el puntillazo final a la tiranía de Fulgencio Batista.

Ciro, había nacido en Artemisa el 9 de diciembre de 1931. Después del Golpe de Estado de Fulgencio Batista se sumó a las labores conspirativas junto a otros jóvenes descontentos como él de la situación del país, entre los que se encontraban Ramiro Valdés y Julito Díaz; con quienes iría a la acción del Moncada, el 26 de julio de 1953.

Durante el juicio seguido a los sobrevivientes, pudo contar la odisea vivida tras caer en manos de la soldadesca batistiana. Pero antes, de manera valiente, confesó haber participado en la acción:

- ¡También vino usted por voluntad propia? –indagó el fiscal

-Usted  lo ha dicho, vine por voluntad propia al Moncada. Vine con la firma convicción de que nuestro ejemplo, en caso de que no triunfáramos, iba a ser beneficioso para Cuba.

La periodista Marta Rojas en su novela histórica “La cueva del muerto” aborda este episodio, en que fuera asesinado el expedicionario de 19 años Marcos Martí, quien acompañaba a Ciro, en el afán de ambos de internarse en la Sierra Maestra:

“¡Dale!, y el otro disparó… yo le dije a mi compañero: “No te asustes”, pero ya estaba muerto… Vi que uno de esos guardia levantó el fusil y se abalanzó sobre mí pegándome, y después, ya no supe nada más, porque quedé sin sentido…”·

Con Fidel, Raúl y los demás asaltantes estuvo preso durante casi dos años en Isla de Pinos, y tras ser liberado marchó a México para hacer valer el compromiso de ¡Ser libres o mártires! en el año 1956.

De su preparación militar como futuro expedicionario del Granma, da fe la siguiente conceptualización que diera el general español republicano Alberto Bayo: “Buen tirador […], muy disciplinado y de excelente resistencia física. Apto para mandar tropas. Reacciona ante cualquier situación con rapidez. Magnífico combatiente de primera línea. Siempre asistió a las prácticas con entusiasmo”.

Ciro sobrevivió al desastre de Alegría de Pío y se internó en la Sierra Maestra con el grupo que dirigía Raúl, siendo uno de los participantes en el reencuentro histórico de Cinco Palmas, cuando Fidel afirmara que con siete fusiles bastaban para ganar la guerra. Una de esas armas era portada por el artemiseño.

Pronto ganó méritos combativos por su valiente actitud en los combates de La Plata, el Uvero, Llanos del Infierno, hasta alcanzar los grados de capitán. El 29 de noviembre de 1957 rendiría su última acción combativa en Mar Verde.

El Che, en Pasajes de la Guerra Revolucionaria, narraría así su gloriosa muerte: “(…) a media tarde se oyó un prolongado tiroteo (…), y, más tarde, me llegaba la noticia triste: Ciro redondo, tratando de forzar las líneas enemigas, había sido muerto (…) Envié entonces una carta a Fidel proponiéndole su ascenso póstumo y poco después se le confería ese grado, lo que aparecía publicado en nuestro periódico El Cubano Libre”.

Su último cumpleaños en vida, ocurrido el 9 de diciembre de 1956, apenas transcurridos cuatro días de la dispersión de Alegría de Pío, lo reseñaría Raúl Castro en su Diario de Campaña. “Hoy fue el cumpleaños de Ciro, brindamos con caña. Nos acostamos temprano, aún no había oscurecido completamente”.

Mientras el Che, con esa capacidad valorativa suya capaz de penetrar en lo más hondo del alma de los hombres, le escribiría a Fidel: “Supongo que te habrás enterado por radio de la triste noticia. Ciro murió de un balazo en la cabeza peleando al frente de la gente, en una actitud realmente heroica. Ciro habla conseguido que su tropa lo admirara y lo quisiera. Fue un buen compañero y, un hombre a todo, uno de tus inconmovibles puntales en cuanto a obsesión de lucha.”


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Narciso Amador Fernández Ramírez

Periodista que prefiere escribir de historia como si estuviera reportando el acontecer de hoy


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