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domingo, 8 de diciembre de 2024

Algunas mambisadas del general Quintín

Veterano de nuestras tres guerras de independencia, su vida azarosa y su temperamento rebelde le hicieron protagonista de hechos pintorescos, recogidos amorosamente por la memoria popular...

Pedro Antonio García Fernández en Exclusivo 30/10/2014
10 comentarios

En la tradición familiar de muchos descendientes de soldados y oficiales del Ejército Libertador, se denominaban mambisadas a los relatos de hechos acaecidos en las guerras de independencia, a veces pintorescos, en otras de profundo contenido patriótico. El historiador Abelardo Padrón ha recogido muchas de ellas en sus libros.

Uno de los protagonistas usuales de dichos relatos es Quintín Bandera. Precisamente de una obra de Padrón, “General de tres guerras”, y de mi tradición familiar hemos extraído algunas para este trabajo. En ocasiones hay diferencias entre ambas versiones pero en lo esencial coinciden.

Bandera se incorporó a la insurrección en los primeros días de la guerra del 68. Combatió bajo el mando de Donato Mármol, Máximo Gómez y Antonio Maceo. En el combate de Guisa (1872), subordinado al luego mayor general Flor Crombet, se le inutilizó el machete, desconocemos cómo.

Quintín se lió cuerpo a cuerpo, solo con las manos, contra los soldados españoles. A dos de ellos los puso fuera de combate golpeando cabeza contra cabeza en el fragor de la batalla. ¿Debemos extrañarnos que, con el tiempo, el nombre de este guerrero mambí causara pavor en las filas peninsulares?

Sin embargo, Bandera les dio siempre un tratamiento especial a los prisioneros españoles. Una vez le preguntó a un grupo de ellos: “¿Por qué están aquí? ¿Qué les ha hecho esta tierra?”. Los “pañolitos”, como el mambí les llamaba, le explicaron que eran pobres y en su tierra los habían enrolado a la fuerza en el ejército.

Quintín tal vez vio en ellos al adolescente que fue una vez y que correteaba entre hornos de carbón y encallecía sus manos como peón de albañil y jornalero agrícola. “Suéltenlos y que corran”, orientó. Los españoles echaron a correr pensando que los iban a masacrar por la espalda, pero llegaron ilesos a los campamentos peninsulares.

Cuando el mambí sufrió prisión en cárceles españolas, muchos de estos, junto con sus familias, fueron a verlo y le llevaron comida y ropa. Un carcelero reprendió a una madre de la península, “por ser tan caritativa contra ese negro manigüero”. La mujer, indignada, replicó:”A ese señor mi hijo le debe la vida”.

En cambio Quintín era inclemente con los cubanos traidores. Cuando uno de estos caía prisionero, le preguntaba su nombre. Tras la respuesta, le decía:”Te ñamabas”, y ordenaba su ejecución inmediata.

En la tregua fecunda

Después del Pacto del Zanjón, Quintín siguió conspirando contra el colonialismo español en su natal Santiago de Cuba. En esa etapa algunos cubanos se pusieron al servicio de España, otros tomaron el camino de la delincuencia y asolaron con sus fechorías los barrios humildes, uno de ellos fue Los Hoyos.

El mambí indagó quienes eran los forajidos con los vecinos. Estos guardaban silencio ante las autoridades coloniales, pero a Bandera no le negaron información. En definitiva, a la policía española no le interesaba detener a ladrón alguno, por lo que nunca investigaban sobre las fechorías cometidas.

Al día siguiente aparecieron dos delincuentes acuchillados en la calle del Rastro. Según el historiador Padrón, jamás supieron las autoridades quién fue el autor de la ejecución. “Hoy, a más de cien años, nosotros nos imaginamos quien fue”, añade.

El poder de su nombre

Durante la invasión de Máximo Gómez y Antonio Maceo a occidente, en la guerra del 95, Quintín dirigía la infantería mambisa. Su nombre había devenido leyenda negra entre los españoles, quienes lo imaginaban con argollas en la nariz y al frente de caníbales en taparrabos y sedientos de sangre.

En algún lugar de Cuba, algunos autores aseguran que fue en la llanura matancera, cuando dos batallones peninsulares se encontraron. Al “Alto, quién vive”, pronunciado por uno de estos, el otro respondió: “San Quintín”, pero los de la primera fuerza entendieron “Quintín” solamente, y se generalizó el tiroteo con muchos españoles muertos.

La veracidad de este hecho la confirma, aparte de los muertos y heridos del parte militar ibérico, el telegrama que por aquellos días se vio obligado a enviar el entonces capitán general al alto mando español.

Antonio Maceo, tras enterarse del suceso, solía bromear: “Yo, solo con el nombre del compadre Quintín, soy capaz de tomar La Habana”.

En la neocolonia

La república que se iniciara el 20 de mayo de 1902 estaba muy lejos de aquella que soñaron José Martí y Antonio Maceo, “con todos y para el bien de todos”. El propio Quintín sufrió en carne propia la discriminación que era objeto un sector de la cubanidad por el color de la piel.

En Güines, relata el también historiador Rafael Cepeda, quien oyó esta mambisada de labios de sus mayores, Bandera fue a una barbería. Al quedar disponible el sillón, el ya general se sentó en él. “Péleme, por favor”, dijo. No imaginó nunca la respuesta del fígaro; “Yo no pelo negros”.

Cuentan que rodaron tijeras, peines y artículos de tocador; luego el propio barbero con un piñazo al mentón.

No fue la única humillación. Quintín, quien ingresó a la masonería en una logia mambisa, siempre firmó con tres puntos sus cartas y documentos y al cesar la dominación española continuó haciéndolo. Ya en la neocolonia, residente en La Habana, solicitó seguir militando en esa asociación fraternal.

Pero por el color de su piel recibió las “siete bolas negras” (símbolo de la no aceptación) por parte de sus “hermanos”. De acuerdo con su biógrafo Abelardo Padrón, hizo varias veces la petición. Murió sin saber que en su última apelación tampoco había sido aprobado.


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Pedro Antonio García Fernández

Periodista apasionado por la investigación histórica, abierto al debate de los comentaristas.

Se han publicado 10 comentarios


Armando Guerrero Suárez
 9/6/18 12:39

Interesante, lastima que la haya leido tan tade..... Quería comentarle sobre la relación de los generales de las guerras de indepencias recogidos el el libro de Mario Riera publicado en 1985 ( no se si aquí en Cuba), donde no aparece por ejemplo Vicente Garcías González... sabe algo de ello ?   Mi correo es armando@ludema.co,cu

Pablo Presilla Andreu
 7/11/14 9:39

Concuerdo plenamente con el comentario Goca, aspecialmente ayer pregunte oçpor el segundo apellido de Quintinio que decepción se hizo mutis, pero lo mñas triste no conocian apenas de su historia en las tres guerras.

Cesar
 23/10/18 13:25

buscando informacion sobre el pellido lo encontre aqui

soy de la Presilla

me gustaria abrir un canal de comunicacion

que cree?

gracias

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ONELIO
 3/11/14 10:50

gracias por acordarte y por tu informacion historica. ahi esta mi correo me gustaria intercambiar contigo de temas de interes historico

GOCA
 3/11/14 10:35

Y lo que usted dice de la masoneria es incierto, mason fue Maceo y era negro, pero no analfabeto. Ademas no se necesitan tantas bolas negras para denegar una propuesta, usted reviso las actas de la logia donde le negaron tantas veces la membresia?. Sabe que es un descalabro para quien presenta un candidato que se lo rechacen? Asi que no creo haya sido presentado mas de una vez si es que en realidad alguien llego a presentarlo.

pedro antonio garcía
 31/10/14 16:12

Goca: lo que usted repite forma parte de la leyenda negra que el colonialismo español tejió alrededor de quintín y en la cual cayeron ingenuamente algunos cubanos. si hubiera sido eso cierto, el generalísimo hubiera fusilado a quintín antes o durante 1898, como hizo con otro general y no hubiera permitido su licenciamiento como general del ejército libertador. los mambises no soportaban ni traiciones ni afrentas a la población civil  

ONELIO
 30/10/14 16:42

interesante articulo, me gustaria conocer las opiniones de maximo gomez en su diario.

se aprecia en el autor que fue profesor de la escuela camilo cienfuegos del cerro.

pedro antonio garcia
 30/10/14 18:56

onelio: por csaualidad tu apeliido es benítez de mendoza, en realidad nos conocimos en la zafra de los 10 millones aunque después fuimos colegas en la camilo cienfuegos, cuando estaba en tulipán y falgueras, no la libnda edificación que tiene ahora. las opiniones del diario puedes encontrarla en cualquier biblioteca pues de 1941 a la fecha se han hecho varias reediciones. máximo gómez era demasiado estricto en sus opiniones y como los malos historiadores y periodistas se basaba a veces en una sola fuente, lo que lo inducía a errores. en otras escribía de memoria lo acaeido muchos días antes y pecaba de inexactitud. Como toda fuente, al generalísimio hay que verificarlo con otras. entre nos, yo no te regalé uan edición en rústica del diario de máximo gomez  cuando conseguí la que tengo ahora en una librería de viejo, impecablemente encuadrenada, claro, si eres onelio benítez de mendoza graduado de la licenciatura en historia en la uh. 

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GOCA
 30/10/14 9:30

Las 7 bolas negras fue por negro o porque el tambien mason Generalisimo Maximo Gomez lo quiso incluso fusilar en plena invasion por sus indisciplinas y presunta violacion de mujeres en Trinidad???

Equipo de Cubahora
 30/10/14 12:17

Estimado GOCA gracias por visitar Cubahora y dejar su comentario en este artículo, ya hicimos contacto con el autor para que pronto dialogue con usted. Saludos cordiales.

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