viernes, 26 de abril de 2024

Y fue un campeón en Río

Manrique Larduet significa el despertar de la gimnasia, una disciplina sin grandes logros en la historia del deporte cubano…

Redacción Cubahora en Exclusivo 17/08/2016
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¿Es Manrique un ganador? La respuesta se impone. A veces centramos demasiado la atención en los resultados y olvidamos el valor del empeño para llegar al fin. La presea que ostenta Manrique Larduet es más valiosa que cualquier metal precioso que exista en el mundo. Es la medalla de la actitud, la valentía, el compromiso… No quiere esto decir que quienes salieron laureados con el oro, la plata o el bronce olímpicos, carezcan de los valores que hoy destacan en el gimnasta cubano. Es más bien una cuestión de sensibilidad y de historia.

En declaraciones a la prensa extranjera antes de su debut en Río 2016, Larduet enfatizó que para él “es un orgullo muy grande representar a Cuba en la gimnasia, donde no hay mucha tradición en Cuba, pero sí mucha entrega y entusiasmo por parte de todos los deportistas que la practican, especialmente por mí, que voy a Río de Janeiro a hacer historia”.

La mejor actuación, en Juegos Olímpicos, de la nación caribeña en esta disciplina fue en Sydney 2000, cuando el destacado gimnasta Erick López quedó en el puesto 17 en la modalidad de máximo acumulador. López fue, además, el primer latinoamericano medallista en campeonatos mundiales de la especialidad en Gante 2001 en Bélgica, donde alcanzó la medalla de plata en las barras paralelas y escaló a la quinta posición en la competencia múltiple.

Por su parte, el joven gimnasta de 20 años comenzó a destacar en los XXII Juegos Centroamericanos celebrados en 2014 en el estado mexicano de Veracruz. Posteriormente, en los XVII Juegos Panamericanos de Toronto 2015, obtuvo plata en el "all round" y oro en caballo de salto, para luego coronarse ese mismo año subcampeón mundial en Glasgow, Escocia, como máximo acumulador, seguido por un bronce en barra fija.

Y ENTONCES LLEGÓ RÍO

¿Cómo explicar a su entrenador, Carlos Rafael Gil que no ha triunfado, si en cambio trabaja con el mejor gimnasta cubano de todos los tiempos? Larduet no solo significa el despertar de la gimnasia cubana, sin grandes logros en la historia del deporte cubano. Significa, también, la hermandad entre atletas y entrenadores.

En declaraciones a la prensa cubana acreditada en Río, Gil aseguró sentirse muy orgulloso su muchacho, de tenerlo como atleta. “Vino a ganar como los 124 deportistas cubanos que están acá, y se propuso intentarlo pese a la lesión, eso dice mucho de su carácter, de su entereza. Es nuevamente quinto olímpico y subcampeón mundial y defendió con coraje esos lauros”, agregó.

Una lesión en su tobillo izquierdo le impidió mostrarse a toda “máquina” en el all around, su especialidad, pero el santiaguero supo reservar sus fuerzas y cumplir las indicaciones médicas para salir nuevamente el pasado 16 de agosto y confirmarse como lo mejor de la gimnasia cubana en los Juegos Olímpicos.

Una mínima imprecisión en las paralelas lo arrojó al quinto lugar, sin embargo, el joven gimnasta salió con total entereza para la siguiente prueba. Un trabajo prácticamente impecable en la barra fija, parecía haberle alcanzado para la añorada medalla; pero finalmente una decisión arbitral lo alejó del podio para ubicarlo en un sexto lugar.

UNA RED DE APOYO

Cuando el podio se alejó (o fue alejado) del gimnasta parecía que todo había terminado. Entonces, desde las redes sociales comenzaron a emanar agradecimientos y elogios para el valiente cubano.

“Esto no es una derrota es una prueba de valor y la has superado eres el mejor en Brasil y en donde sea tu pueblo te espera con alegría para darle la bienvenida a su campeón”, comentaba Sualy Albero en el perfil de Facebook del atleta cubano.

Dai Liem Lafá decía: “Seguimos confiando en ti Manrique. Ni las malas decisiones, el abuso o la prepotencia de las potencias te hacen claudicar. Te hacen más grande. Voy por ti”.

Mientras, otros agregaban: “Manrique Larduet Bicet es un ganador, y pocas veces se ve una dupla con tanto coraje como la que hace con su entrenador Carlos Rafael Gil Hernandez. Río no quiso, pero Tokio no se escapa. Mucho corazón”

Precisamente corazón es lo que ha de faltar antes de alimentar cualquier idea que le reste a Manrique lauros en su actuación. Decía el Ápostol: Basta para ser grande, intentarlo grande. Nuestro pequeño gigante fue un campeón en Río.

 

 


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