jueves, 18 de abril de 2024

Viajando otra vez en la máquina del tiempo

Ahora la reciente decisión del Comité Olímpico Internacional nos lleva dos veces hasta Los Ángeles...

Rafael Norberto Pérez Valdés en Exclusivo 26/09/2017
0 comentarios
Guillermo Martínez Ginoris-especialista natación
Guillermo Martínez (natación), hoy especialista, fue uno de nuestros deportistas, que no pudieron competir en ninguno de los dos Juegos Olímpicos celebrados en Los Ángeles.

Un golpe casi mágico, como los lectores ya saben, otorgó de un solo tirón dos sedes de Juegos Olímpicos. A la conocida de los de Tokio 2020 se unieron los de París 2024 y Los Ángeles 2028 (ambas ciudades los organizarán por tercera vez). Esa decisión inédita ya nos llevó a montarnos en la máquina del tiempo.

Y así nos fuimos hasta las justas en la capital gala (1900 y1924). Aquel material lo terminamos así: “Y le adelantamos una invitación: ¡Volveremos a viajar en ella muy pronto!”. Lo prometido es deuda: Eso es lo que deseamos hacer hoy…

LLEGANDO A 1932

Vamos, es hora de apurarse: ¡Montemos ya en la máquina del tiempo! Llegamos al Memorial Coliseum de Los Ángeles. Es el 20 de julio (claro, de 1932). El ambiente en la inauguración es de fiesta total. Pero me surge una preocupación. Sigo mirando para allá, para acá…

—¿No ve a ningún cubano? —le pregunto a un funcionario.

—No vendrá ninguno. Se inscribieron algunos. Pero no vinieron.

La noticia me parece sospechosa. Y no creo que sea porque he venido en el viaje, de 2017 a 1932, leyendo novelas policíacas… Y a mi lado reconozco enseguida al detective privado Philip Marlowe.

—¿Me puede averiguar si pasó algo con los cubanos?

Philip Marlowe se muestra como un hombre muy bien informado:

—Es como te acaban de decir.

Era muy cierto. Cuba inscribió a 11 deportistas, pero en definitiva no estuvieron presentes. Los del atletismo (4) fueron René Bonich, Conrado Rodríguez, Alberto Torriente, Rafael Pérez (¡les juro que era otro Rafael Pérez, no era yo, de haberlo sido hoy tendría unos 100 años!). En la esgrima (6) lo hicieron David Aizcorbe, José Iglesias, Edmundo Estrada, Ramiro Mañalich, Ramón Fonst (¡hubiera empuñado desde los de París 1900, 32 años después, por cuarta vez en Juegos Olímpicos!), Salvador Quesada. Y en el tiro el hombre iba a ser Joaquín Pedroso, siempre según el libro Famosos y desconocidos. Cubanos en Juegos Olímpicos, de Juan Velázquez Videaux, Ana María Luján e Irene Forbes (fallecida).

CURIOSIDADES

¿Tenemos espacio para algunas curiosidades?

En definitiva ocho de esos once deportistas nunca pudieron competir en unos Juegos Olímpicos. No lo hicieron los cuatro del atletismo: René Bonich, Conrado Rodríguez, Alberto Torriente, Rafael Pérez (¡una historia parecida a la mía, que nunca he podido ir a unos Juegos Olímpicos!). Ni tres de los seis de la esgrima: David Aizcorbe, José Iglesias, Edmundo Estrada. Tampoco el tirador Joaquín Pedroso. Para todos ellos, imaginamos, “Los Ángeles” era motivo de pesadillas…

Las tres excepciones, es decir, los que sí compitieron en Juegos Olímpicos, provinieron del mundillo de las estocadas: el primero fue Ramón Fonst, quien como ya escribimos, lo hizo en París 1900, San Luis 1904, París 1924. En los de 1900 ganó medalla de oro en la espada, plata en la espada para maestros de esgrima. La cosecha aumentó en los de 1904, con tres de oro: eventos individuales de florete y espada, y florete por equipos. Es decir: ¡Cinco medallas!

Otro resultó Ramiro Mañalich, quien había empuñado su espada en París 1924, y aunque fue eliminado se dio el lujo de ganarle al francés Armand Massard, campeón en esa arma en los de Amberes 1920. Tuvo Mañalich la oportunidad de desquitarse de no haber podido en definitiva sudar su chaquetilla en Los Ángeles 1932: se presentó en los de Londres 1948. Allí concursó en espada individual, por equipos y sable individual. ¡Ah, voluntarioso, tenía 42 años! No olvidemos que, debido a la Segunda Guerra Mundial, no se efectuaron ni los de Tokio 1940 ni los de Londres 1944.

Y el tercero fue Salvador Quesada, quien tuvo su consuelo: había estado en el por equipos de espada en los de París 1924.

Cuba también apuntó a dos artistas, Abelardo Cuevas y Rogelio Vázquez, para las olimpiadas culturales.

¿Hay espacio para una curiosidad motivada por la cultura? ¿Sí..?: Los australianos inscribieron en la esgrima a Errol Flyn, luego destacado actor cinematográfico.

Bueno, es hora de apurarse. Dejemos a Errol Flyn, a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932. Vamos a montarnos ya otra vez en la máquina del tiempo. Y en ella viajemos ahora 52 años…

LLEGANDO A 1984

Es 28 de julio (claro, de 1984), en el Memorial Coliseum de Los Ángeles. Estamos ya en la ceremonia de apertura. Pero me surge una preocupación. Sigo mirando para allá, para acá…

—¿No ve a ningún deportista cubano? –le preguntó a un funcionario.

—No vendrá ninguno. La Unión Soviética manifestó que no había garantías para sus deportistas. Los países del bloque socialista, incluida Cuba, la apoyaron. La excepción fue Rumania.

La noticia me parece sospechosa o digna de comprobar. Y no creo que sea porque de nuevo he venido en el viaje, de 1932 a 1984, leyendo novelas policíacas…

A mi lado reconozco enseguida al detective privado Philip Marlowe.

—¿Me puede averiguar si pasó algo con los cubanos?

Philip Marlowe se muestra como un hombre muy bien informado:

—Es como te acaban de decir. Solo vinieron algunos federativos y árbitros.

Era muy cierto. Los cubanos, siete en total, fueron Teresa Oliva (gimnástica), Vicente Leal (judo), Eugenio Martínez (polo acuático), Guillermo Martínez (natación), Orestes Molina (lucha), Juan Velázquez (esgrima), Raúl Villanueva (boxeo).

Quiere decir, resumiendo, que nuestros deportistas, por un motivo o por otro, no pudieron competir en ninguno de los dos Juegos Olímpicos celebrados en Los Ángeles. Esperemos que ocurra en los de 2028 (¡dentro de 11 años!). Para entonces, por suerte, el presidente estadounidense no será Trump. Y muchos deseamos que sus ciudadanos no vuelvan a votar por un Trump, un Bush…


Compartir

Rafael Norberto Pérez Valdés


Deja tu comentario

Condición de protección de datos