jueves, 28 de marzo de 2024

Una valoración antes de la final en Doha

Que tantos púgiles hayan logrado confirmarse en la elite —más allá de que existan todavía tres plazas olímpicas vacantes— no puede trasmitir otra cosa que buenas sensaciones...

Ariel B. Coya en Trabajadores 13/10/2015
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Al final solo ocho de los 73 países que tomaron la arrancada batallarán hoy y mañana en Catar por el oro del XVIII Campeonato Mundial de Boxeo, y de ellos Cuba será la que más opciones presente con seis peleadores frente a los tres que tendrán Uzbekistán y Rusia, lo que refuerza de antemano sus posibilidades de volver a comandar, exactamente una década después, el medallero de la justa.

Probablemente, hay que decirlo, no ganen todos, porque a alguno le tocará enfrentarse a un rival más complicado que a los otros y ya se sabe que un mandamiento subliminal de la AIBA es que en este género de competencia el reparto de los trofeos sea más amplio. De ahí que a estas alturas se hable de algún que otro despojo.

Es así que este miércoles falta ver si Arlen López (75 kg) logrará batir al uzbeko BektemirMelikuziev, claro dominador el año pasado de su división a nivel juvenil en el campeonato del orbe de Sofía y la cita olímpica de Nanjing, al que en sus ratos libres, por cierto, fuera del ring le gusta disfrutar de la lectura.

Si Erislandy Savón (91) podrá derribar al vigente subcampeón Evgeny Tishchenko —cuyos dos metros de altura lo hacen casi tan peligroso como su potente gancho de izquierda— para ganar una vez por todas lo que parece ser su Mundial, además de agenciarse un boleto a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

O si Joahnys Argilagos (49) será capaz de dar la clarinada ante Vasilii Egorov, otro ruso campeón europeo —aunque de quedar en plata nadie podría reprocharle nada a un muchachito de 18 años que al llegar tan lejos ya ha sobrepasado, sin duda, las expectativas de todos—, un día antes de que asomen con el mismo propósito Yosbany Veitía (52) y los bicampeones defensores Lázaro Álvarez (60) y Julio César la Cruz (81).

Lo que sí no cambia, en cualquier caso, es que tras más de 200 peleas en la Arena Ali Bin Hamad Al Attiyah de Doha, la Mayor de las Antillas ha conseguido asegurar un botín de siete preseas para superar las cincode Almaty 2013 (2-2-1). Algo que no se lograba desde Mianyang 2005, con ocho (4-1-3), precisamente la última edición ganada por Cuba, cuando todavía se peleaba en once divisiones.

Y ello habla de la innegable rehabilitación de una disciplina, que no por gusto ostenta el apelativo de “buque insignia”, pues ya se sabe lo que representa el boxeo para nuestras delegaciones en el concierto olímpico. Tras más de tres décadas brillando bajo los aros, en Beijing 2008 no ganó ningún oro y así nos fue en el medallero. Luego, en Londres 2012 rebañó dos de los cinco títulos que se alcanzaron y la mejoría se hizo palpable. Lo que denota la importancia de la actuación en este Mundial, a menos de un año de la cita de Río.

Que tantos púgiles hayan logrado confirmarse en la elite —más allá de que existan todavía tres plazas olímpicas vacantes— no puede trasmitir otra cosa que buenas sensaciones. Y es por eso que, caigan los títulos que caigan en Doha, queríamos darles la enhorabuena por adelantado a todos los que han puesto su granito de arena para ello.
 


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Ariel B. Coya


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