viernes, 19 de abril de 2024

Una crónica de adelanto a Lima 2019

Sobre la participación histórica de Cuba en Juegos Panamericanos...

Joel García León en Exclusivo 05/06/2019
1 comentarios
Juegos Panamericanos Lima 2019
Cuba y Perú vivirán estos Juegos con motivos y amores similares.

Lejos pero viva está la tarde del 27 de febrero de 1951. No fue efímera o lenta para el deporte cubano. El bólido Rafael Fortún se alistó en la pista del Estadio Olímpico de Buenos Aires y una decena de segundos después disfrutaba de su victoria en los 100 metros sobre el estadounidense Arthur Bragg (ambos hicieron 10.6 segundos). Las piernas del camagüeyano inauguraban nuestros éxitos en Juegos Panamericanos. Y todavía corremos con él...

Luego vendrían desempeños sumamente discretos en las ediciones de México 1955 y Chicago 1959, donde apenas conseguimos tres doradas en ambas. El triunfo de la Revolución abrió el espacio real y merecido de la actividad del músculo en la Isla. Los cuatro oros en Sao Paulo 1963 y los ocho de Winnipeg 1967 auguraron el salto definitivo que daríamos en Cali 1971.

En la cita colombiana escalamos por vez primera el segundo puesto por países. ¡Qué salto el del triplista Pedro Pérez Dueñas: 17.40 metros! Primer recordista mundial en estas confrontaciones y, sin dudas, la noticia más trascendental de los aquellos Juegos. Cuatro años más tarde, en México 1975, sumamos el primer centenar de campeones, mientras en Caracas 1983 superamos la barrera de los 200 y en Indianápolis 1987 la de los 300.

De regocijo y en casa propia, en La Habana 1991, los premios se dispararon hasta 140 títulos, tope que permitió desplazar del trono en la tabla final, por única vez en la historia,  a la representación de Estados Unidos. La fiesta no creyó en pronósticos y sí en la voluntad y entrega de sus deportistas con su pueblo. ¡Increíble, superlativo y fascinante!

Luego llegarían ediciones de reafirmación como Mar del Plata 1995 y Winnipeg 1999 y Santo Domingo 2003, en las que mantuvimos el subtítulo por naciones en la tabla de medallas por pura voluntad política y dedicación, inteligencia y entrega de nuestros deportistas, pues la situación económica del país no era la misma que en períodos anteriores.

Las señales de cuánto nos costaría mantener esa ubicación en una cita continental llegarían en Río de Janeiro 2007 y Guadalajara 2011, cuando las naciones sedes (Brasil y México) estuvieron muy cerca de desplazarnos. El triunfo de la maratonista Mariela González y el de nuestra selección femenina de voleibol en tierra sudamericana y la tripleta dorada del ciclismo de ruta: Arlenis Sierra-Yumari González-Yudelmis Domínguez en la cuna del mariachi son recuerdos nítidos todavía en quienes lo reportamos.

Hace solo cuatro años, en Toronto, vivimos la historia más reciente y la caída —para algunos inesperada, para otros previsible— al cuarto escaño del medallero. Una delegación anfitriona fortalecida y la ineficiencia en finales, sumado a problemas en la preparación, lesiones y derrotas inesperadas, así como cierta subestimación de los rivales costó el descenso más doloroso, pero cierto, el cual nos costará tiempo, inteligencia y dinero revertir.

En 17 participaciones hemos conseguido 2030 medallas, y de ellas el 43,1 % son de oros (876). Tal cifra histórica, a la que no llegará la mayoría de los 42 países del continente en los próximos 100 años -y muchos ni siquiera en la centuria de más arriba-, Cuba pudiera aumentarla en la quinta reunión multideportiva panamericana del siglo XXI en Lima, Perú (del 26 al 11 de agosto), donde debemos sobrepasar ampliamente los 900 campeones en la historia de estos certámenes, algo que solo Estados Unidos ha podido concretar con 1964 doradas desde 1951 al 2015.

Detrás de cada uno de estos números hay nombres inolvidables, cargados de anécdotas, entrega, trofeos y aplausos. Silvio Leonard -único en ganar dos veces consecutivas la prueba del hectómetro-, Erick López -el acróbata casi perfecto con 18 oros-, la discóbola Carmen Romero, los boxeadores Rolando Garbey, Orestes Solano y Félix Savón, la floretista Margarita Rodríguez, la judoca Legna Verdecia, el triplista Yoelbis Quesada, estos últimos con tres cetros en igual número de apariciones, entre otros muchos.

El Festival del deporte y la amistad en América está a punto de celebrar su decimoséptimo cumpleaños. Cuba, erguida y segura, pretende justificar su presencia allá con una delegación victoriosa y digna, cuyo objetivo es superar los títulos o el lugar de la versión anterior en Canadá. Las neuronas andan ya en tensión. Ni qué decir de las manos, las piernas y cada uno de los músculos de atletas, entrenadores, árbitros, jueces, y sin menosprecio, los periodistas.

Apenas restan unos días y parece que el tiempo se estira y nos da la penúltima oportunidad —nunca existe la última para los optimistas— de colocarnos en el bando de los triunfadores, de los verdaderos ganadores de los XVIII Juegos Panamericanos.

Entonces dejemos al tiempo, —y vuelvo a él con paciencia—, subir al podio de estas letras cuántas veces quiera. Y que nadie piense que hablamos por adelantado, Cuba y Perú vivirán estos Juegos con motivos y amores similares. Y que nadie nos acuse de atrapar tanta entrega en pocas líneas. Los valientes deportistas del continente son mucho más grande que cualquier crónica de adelanto. Nos vemos. ¡Qué bueno!...


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Joel García León

Se han publicado 1 comentarios


alina
 5/6/19 17:01

esperemos tener buenos logros en estos juegos panamericanos

exitos en las competencias

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