¡Se soltaron los Cocodrilos!

Víctor Mesa ha sufrido tres palizas seguidas en el Victoria de Girón que no hace mucho fue el estadio de sus amores. Se quitó el uniforme rojo después de que Granma le ponchara a puro estacazo el sueño de estar en la final del pasado campeonato, después de liderar las dos fases clasificatorias, y ahora, vestido de azul, los mismos rojos que dirigió le han dejado sin melena a sus Leones par de tardes seguidas.

Cuentan que el estadio matancero se ha abarrotado. Los hay nostálgicos en las gradas y otros están agradecidos por el cambio de Víctor. De Mesa a Figueroa. De uno inquietísimo, a otro más mesurado. Genios los dos.

Pero el que permutó la casaca no ha podido gesticular como antes. Hace días que su equipo anda cabizbajo, sin imponer el mismo respeto que tuvo hace unas semanas. Ni Pinar del Río, el último lugar en el torneo, tuvo piedad de los Azules de Víctor, el de apellido Mesa, cuando visitó el Latino.

Después Granma les pasó la escoba en Bayamo, Las Tunas les ganó la subserie 2-1 en la capital y ahora los Cocodrilos están a punto de ganarle por barrida, y los dos marcadores iniciales han sido desproporcionados (lechada de 8-0 y nocaut de 12-2).

Hay mucha alarma en La Habana y también en media Cuba con los resultados de los Azules en la segunda fase. De 11-9. Nueve derrotas. Ya dejaron la cima, asaltada por los Leñadores, equipo que está muy inspirado, aunque tiene al acecho a los propios Cocodrilos y a unos Alazanes que se han desbocado en la segunda manga del certamen, y que no por gusto lucen el letrero de Campeón en la camisa.

Sin embargo, Víctor Mesa sabe de matemáticas. Bastan unas cuentas para comprobar que la “sangre por ahora no llega al río”. Solo si se mantiene indetenible esa caravana de derrotas y Artemisa o Pinar del Río hilvanan una improbable cadena de triunfos, pudiera peligrar su inclusión en la postemporada.

La ventaja acumulada en la fase inicial le permite esos lujos. Pese a la escalada de reveses, les saca cinco juegos. Pero Víctor, el de apellido Mesa, no es de quienes le guste perder. Sufre cada revés el doble de lo que disfruta el éxito. Sin embargo, hay un refrán, muy recurrente en el béisbol: los últimos serán los primeros. Haga un repaso sencillo sobre cuántas veces ha ganado el campeonato el equipo que agarró el último boleto.

Por ahora, la situación no pasa de una alarma. Pero si sigue el paso errante, entonces sí aumenten las sirenas y aceleren el paso de la ambulancia, que es mejor entrar en una clínica a tiempo que intentar salir de ultratumbas.

A estas alturas, amigo lector, usted dirá: este periodista “me vendió gato por liebre”: Anunció Cocodrilos y habla de Leones, pero una fiera lleva a la otra. De la selva al pantano. De un Víctor a otro Víctor.

Morbo aparte, el Víctor de apellido Figueroa asumió un reto grande, sustituir a un director ganador (aunque nunca haya sido campeón) y polémico, de los que hablan sin medias tintas; que dice Sí o No. Y el heredero lo ha hecho bien, muy bien.

Los Cocodrilos, sin tanta presión mediática encima, clasificaron sin sobresaltos en la manga inicial y ahora están empatados con los Leones en el segundo escaño de la tabla, a dos juegos y medio de Las Tunas. Incluso, les ganaron la subserie a Granma, que llegó invicto a su “pantano” y se fue con dos derrotas en línea.

Hasta ahora la estrategia de Figueroa de escoger a cuatro refuerzos de un mismo elenco, los Tigres, le ha dado resultados. Sus Coco-tigres son un híbrido mortífero, que sintetiza lo más fiero de ambos.

Figueroa cubrió sus debilidades en el campo corto y pidió el complemento en la receptoría, con Yorbis Borroto y Osvaldo Vázquez, respectivamente. Adquisiciones de lujo, dos que ya saben lo que es alzar trofeos y a “la hora de los mameyes”, cuando “apriete el zapato”, podrán halar como lo hicieron antes con Ciego de Ávila.

Yorbis tiene línea ofensiva (AVE./OBP/SLUG.) de .395/.500/.605, y Vázquez exhibe números de .237/.356./.447. A la defensa, ambos están inmaculados.

Igual va siendo el aporte de Dachel Duquesne y Leomil González desde el montículo. El primero le ha reportado dos triunfos como abridor, y el segundo se sumó al bull pen, a donde también fue enviado el joven villaclareño Javier Mirabal.

Los “extranjeros” han acoplado muy bien con los anfitriones, entre los que sobresale Yoanni Yera, colíder en juegos ganados (10) y máximo ponchador (102) de todo el campeonato.

Junto a Yurisbel Gracial, Jefferson Delgado, Aníbal Medina, Yasiel Santoya, Ariel Sánchez, Ariel Martínez, Eduardo Blanco y compañía, los matanceros disponen de un equipo balanceado, en óptimas condiciones para darle el triunfo que tanto han anhelado sus parciales desde la década de los años noventa del milenio pasado.

Por lo pronto, si los Coco-tigres no son la noticia más espectacular de la liga en estos momentos es debido al paso fuera de serie de los Leñadores de Las Tunas.