viernes, 19 de abril de 2024

Santiago, ¿un paseo por el grupo D?

El equipo indómito es el único que tiene pie y medio en la semifinal. Pero… ¿tanta comodidad será bueno?...

Norland Rosendo González en Exclusivo 17/05/2019
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Equipo de Santiago de Cuba-Béisbol sub 23
Con cuatro choques menos, los santiagueros podrían ser los primeros en garantizar su pasaje para el cruce de junio. (Foto: Castillo Argϋelles).

Aún sin su mejor lanzador, Norge Carlos Vera, el equipo de Santiago de Cuba anda con paso seguro rumbo a la postemporada del campeonato cubano de béisbol sub-23. El único conjunto del oriente que ha ganado este torneo se jacta, además, de ser bicampeón (2016 y 2017), en ambas ocasiones bajo las riendas del hombre que ahora dirige a las Avispas en la Serie Nacional élite, Eriberto Rosales.

En esta edición, los indómitos encabezan el grupo D con ventaja de cinco juegos, en el único apartado donde todos los demás contendientes tienen saldo negativo de victorias y derrotas.    

Con el hijo del diestro que elevaba originalmente la pierna izquierda al hacer el wind-up y ganó 176 juegos de 244 decisiones durante 17 series, lo más seguro es que los indómitos estuvieran aún más cómodos, pero ojo, porque no sentir presión en la etapa clasificatoria puede impactar después en el comportamiento en los play off. Y en ese aspecto, sí tienen cierta ventaja los aspirantes de los demás grupos, en los que hay más rivalidad por el cupo que otorga cada uno a la semifinal.

Con cuatro choques menos, los santiagueros podrían ser los primeros en garantizar su pasaje para el cruce de junio, y solo una debacle, muy poco probable por lo visto en esa llave, los sacaría del camino.

Su gran fortaleza, más allá de la actuación de un bateador que se ha robado titulares por su capacidad para lograr buenas conexiones y estar casi siempre en base, ha sido el pitcheo. Tienen la mejor efectividad del campeonato (2.93), casi la mitad de las carreras limpias que se anotan como promedio en el torneo. Igualmente, sus demás guarismos sobresalen en medio de la mediocridad general: WHIP (1.17, la media es 1.55), bateo (.229/.274), hits permitidos cada nueve inning (7.64/9.46), frecuencia de ponches (7.01/6.29), frecuencia de bases por bolas (2.93/4.47), para una tasa de 2.39 K por cada BB, ampliamente la mejor de la serie.

E INSISTO, SIN NORGE CARLOS VERA…

Dos pitchers figuran en el top ten de los punteros en promedio de carreras limpias: Adrián Sagarra (1.65) y Carlos Font (1.86), ambos suman cinco victorias sin derrotas y el segundo ha salvado tres juegos.

Cuentan también con José Carlos Barbosa, un muchacho con experiencia en esta categoría y en dos series nacionales élites como relevista.

Los seis lanzadores empleados alguna vez en la rotación acumulan éxitos, y el bullpen de cinco oportunidades de salvar solo ha desaprovechado una. 

De manera general, su ataque exhibe números por encima de la media del campeonato en casi todos los indicadores, aunque se extraña el poder de sus batazos, apenas cinco bambinazos, pues consiguen uno cada 118.2 visitas al home plate, cuando el promedio es un batacazo cada 74.5 turnos.

Su línea ofensiva es de .294/.412/.403, superior a la media y los bateadores agarran un boleto cada 6.6 comparecencias (la media de la serie es 9.2), lo que habla de una mayor paciencia para discriminar pitcheos. No obstante, su frecuencia de ponches es de 6.4, casi la misma del torneo. Reciben 0.97 bases por bolas por cada café amargo, la segunda mejor proporción, detrás de Sancti Spíritus.

Si de nombres se tratara, Ricardo Ramos es la inspiración ofensiva de los indómitos, encabeza el ranking de average (.474) y OBP (.630) de la temporada; dicho en otras palabras, más de la mitad de las veces que va al bate llega a la inicial.

Su cátcher Orrelly Riveaux también ha tenido una buena campaña con línea ofensiva de .339/.456/.482 y solo un hombre ha sonado más de un jonrón: Alejandro Sánchez con dos.

Con un rendimiento por encima de sus rivales en el grupo, Santiago de Cuba es el único candidato a la postemporada que no parece necesitar excederse para llegar a esa instancia. ¿Bueno o malo tanta comodidad?, ya sabremos.

Y no queremos terminar sin volver sobre un asunto que ha marcado la competencia: los problemas organizativos. No solo lamentamos la falta de alojamiento en Santiago de Cuba para la primera subserie y el viaje a pie de los tuneros desde el hotel hasta el estadio, ahora han sido reiteradas las dificultades del equipo Habana para trasladarse, lo mismo dentro de la ciudad que hacia otras provincias con el consiguiente desgaste físico y emocional de los atletas.

Es hora de que haya un análisis serio y riguroso sobre el tema, y además de identificar los responsables y tomar las decisiones que correspondan, cumplir con la palabra empeñada en un comunicado emitido el 24 de abril por la Dirección Nacional de Béisbol tras los primeros desajustes del torneo: Ratificamos el compromiso de superar estas dificultades y llevar a feliz término el evento. 


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Norland Rosendo González

Vivo de aprender todos los días a contar historias. Ya voy por el prescolar en la escuela de la vida. Me escapo del mundo para ver un juego de béisbol.


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