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lunes, 2 de diciembre de 2024

Ofensiva de Cuba en tres y dos

Definitivamente el estadio Pim Mulier es una sede nociva para el béisbol cubano...

Rafael Arzuaga Junco en Exclusivo 16/07/2012
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Cuba cayó este domingo 5-2 ante Estados Unidos

Definitivamente el estadio Pim Mulier es una sede nociva para el béisbol cubano. Allí, en la ciudad holandesa de Haarlem, Cuba no gana el título de la Semana Beisbolera desde 1998. Y el último fin de semana, cuando las expectativas estaban disparadas en este archipiélago, los reveces ante Puerto Rico y Estados Unidos se encargaron de ratificarla como una plaza endemoniada.

Los boricuas, con pizarra de 3x2; los norteamericanos con marcador de 5x2, doblegaron a la selección del DT Víctor Mesa, “quizás” para convencer, a quienes culpan a los estrategas, de que los problemas del béisbol cubano superan las destrezas o torpezas, estilos o inexperiencias de la casi decena de directores técnicos que han dirigido el team Cuba en el siglo XXI.

El viernes, la ofensiva cubana bateó apenas cinco hits ante tres lanzadores sin renombre, ni potencial extravagante. Solo Frederich Cepeda no mostró síntomas de la anemia ofensiva de los antillanos. El ambidextro de Sancti Spíritus, con un sencillo y un biangular en cuatro veces al bate, impulso las dos anotaciones en causa perdida. 

Entre tanto, como casi siempre en la última década, el pitcheo irguió la frente. Yadier Pedroso, no superó el medio juego, pero en las cuatro entradas de su labor abridora repartió seis ponches, admitió cuatro incogibles y par de anotaciones, que mantuvieron a su equipo con oportunidad de triunfar. 

Detrás del artemiseño el bullpen se combinó para otros seis ponches, un boleto y tres hits en contra, durante cinco capítulos. Un trabajo de calidad, que sin embargo no salvó del revés a Ismel Jiménez, antecesor en el box de Norberto González y Pablo Millán Fernández. 

Y el domingo batearon más…, dos indiscutibles más, siete en total, contados cinco sencillos. Ello, contra los pitcheos de los colegiales Jonathon Crawford (cinco hits en cinco y un tercio de su apertura), Carlos Rodon (trabajó dos entradas y se anotó el triunfo), Bobby Wahl (dos hits en uno y un tercio) y Michael Lorenzen (facturó un out y salvó el triunfo). 

Esta vez, contra una ofensiva más atrevida, el pitcheo de seis lanzadores fue menos dominante. De conjunto, recetaron seis ponches y concedieron tres boletos, toleraron ocho hits y cuatro limpias de las cinco carreras ganadoras.

De manera global, al pitcheo cubano le conectan para .246 (cuatro dobles-dos jonrones), aunque el OBP (porcentaje de hombres en base) de los contrarios llega hasta .319; con cinco boletos y 18 ponches en 17 entradas lanzadas. Su efectividad es de 3.71, producto de siete anotaciones limpias. 

Pero los maderos de Cuba promedian para solo .190, de 61-15 (tres dobles-un jonrón), en tanto tienen un OBP de .282, acumulan siete boletos, cinco ponches y cuatro carreras impulsadas en 63 veces al bate. 

(Seis jugadores fueron titulares en los dos desafíos y se combinaron para 10 hits en 42 veces al bate, con dos biangulares, un jonrón y cuatro impulsadas. Ellos mismos, Rusney Castillo, Yulieski Gourriel, Frederich Cepeda, Alfredo Despaigne, José Dariel Abreu y Erisbel Arruebaruena, de conjunto conectaron 127 jonrones e impulsaron 453 anotaciones en la última Serie Nacional). 

La diferencia de rendimiento ofensivo, salvando las distancias, es abismal. Y es del abismo de donde los maderos tendrán que sacar a la selección, hundida con dos derrotas en el mismo lugar donde Taipei de China, el otro de los seis contendientes en Haarlem que aún no ha ganado. 

No tiene otra opción posible en la Semana que batear, batear y batear, para ganar (hoy, precisamente antes los chinos), volver a vencer (el miércoles versus Holanda) y triunfar otra vez (el jueves ante Japón). 

Así podrá remediar el fiasco de este inicio e incluir al equipo Cuba entre los cuatro primeros, conseguirle opciones de disputar un lugar en el podio y maquillar su palmarés en el torneo. Una renta más que valiosa, si se quiere, porque con estos dos reveces en Pim Mulier, la selección, su ofensiva sobre todo, ya no se salvará de más críticas. 


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Rafael Arzuaga Junco


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