viernes, 26 de abril de 2024

Mi Barranquilla: El día más amargo

Derrotas en baloncesto, béisbol, balonmano y voleibol trajeron tristeza a la delegación cubana...

Joel García León en Exclusivo 25/07/2018
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El día más amargo
Cuba perdió por primera vez el oro en el baloncesto femenino luego de 10 ediciones (Foto: Calixto N. Llanes/ JIT).

De las seis jornadas vividas hasta ahora en los XXIII Juegos Centroamericanos pocas han sido y ojalá, no sean, tan amargas como las del 24 de julio. El adiós a los títulos de baloncesto, béisbol, balonmano (tres deportes colectivos insignias) más la decepción de la selección femenina de voleibol nos hicieron estremecer como cubanos, pues no se trata solo de perder, sino de la forma cómo se pierde.

Por apenas dos puntos (67-65) y en tiempo extra, las anfitrionas despacharon a las nuestras en un partidazo que será recordado en el Coliseo Elías Chewing como uno de los inolvidables en la historia deportiva de esa instalación y de la ciudad. Hasta el alcalde Alejandro Char se dio el gusto de premiar a quienes rompieron 48 años de dominio cubano entre los encestes. Y hubo llanto, tristeza e impotencia de un lado contra alegría, efervescencia y cantos ensordecedores por el otro.

Casi al unísono, en una noche maldita, los peloteros dirigidos por Carlos Martí entrarían en muerte prematura para aspirar al título, tras caer por la mínima (2-1) frente a un Venezuela que tuvo pitcheo dominante, bateo oportuno y sobre todas las cosas mejor scouteo de nuestros jugadores, quienes de esta forma quedaron casi excluidos, no solo del cetro, sino quizás hasta del podio y la clasificación a los Juegos Panamericanos que se otorga a los dos primeros lugares de esta lid regional.

Para rematar el día, minutos antes de estas mordidas a nuestro honor deportivo, las balonmanistas no pudieron tampoco con Puerto Rico en la semifinal (28-25) y perdieron así la posibilidad de mantener el invicto de oro que traían en tres participaciones: 1993, 2006 y 2014; mientras que en otro hecho sin antecedentes las voleibolistas de Trinidad y Tobago festejaron, como si se hubieran titulado campeonas, su primera victoria en certámenes oficiales ante un equipo nacional de Cuba.

Y aunque bien sabemos que el deporte hay que asumirlo desde el punto de vista más filantrópico y altruista, en medio de una competencia como esta, en la que el esfuerzo viene acompañado de inteligencia y medallas, cada uno de los reveses significa un color menos en la porfía por naciones, pero también un funeral para los entrenamientos robados por meses y meses a la casa y la familia.

Cada uno de los cuatro escenarios dejó para nuestros atletas el más terrible recuerdo que se puedan llevar de una lid que ha demostrado con más de un ejemplo cuánto ha crecido nuestra región centrocaribeña. Todavía al estadio Edgar Rentería deberán regresar nuestros peloteros en busca de tres éxitos que les permitan limar con su afición la imposibilidad de acariciar el título número 16 en estos juegos.

El día más amargo para Cuba en esta ciudad ya pasó. Por suerte aún restan otras nueve jornadas de competencia. Y ya esta crónica finalizó.


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Joel García León


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