No vamos a descubrir el agua tibia: un Campeonato Mundial es un examen muy difícil. Es por ello, entre otras razones, que las cubanas lo acaban de desaprobar en Budapest, Hungría. El jueves les pasó a Katherine Vidiaux (división de los 63 kilogramos) y Jackelín Stornell (59). Y este viernes a Lisset Hechavarría (72). Vamos… ¡tampoco se acabó el mundo!
Se debe enfocar un poco así, como en la última oración, para no pecar de injustos. Y se vuelve necesario recordar, también muy brevemente, algunos elementos de la nota anterior. La lucha femenina se comenzó a practicar en serio en nuestro país apenas en 2006. Las chicas llegaron a Europa, sí, igual que los varones, sin tener siquiera una competencia internacional que se pudiera considerar un verdadero medidor.
Ello ha sido, claro está, debido a la situación económica que en mayor o menor medida afecta a todas las naciones del planeta.
RAYOS X
Ha sido una verdadera lástima que el de este viernes haya sido el primer mundial para Hechavarría (29 años de edad, 180 centímetros de estatura, 74 kilogramos de peso), quien terminó campeona ya en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Cartagena de Indias 2006.
Y también lo fue de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, este año invencible en el campeonato continental de este deporte, en Ciudad de Panamá. En estas justas de nuestra región obtuvo bronce en Monterrey, México 2010, y plata en Colorado Springs, Estados Unidos 2012.
Por lo dicho, queda claro que tiene experiencia y calidad… Esa calidad, así como la voluntad, los deseos, los remiendos en casa (como entrenar contra varones) no le alcanzaron para no sucumbir en su primera presentación, ante la canadiense Erica Wiebe, 24 años de edad, bronce en los Juegos Mundiales Universitarios, en Kazán, Rusia 2013; del panamericano en Panamá 2013, donde la cubana ganó el oro sin tener que enfrentarse a la norteña (¡qué lástima!).
Es más joven, pero mucho más fogueada que la nuestra, relegada ahora al puesto 21, en tanto su contrincante ancló séptima.
Las medallas se las repartieron, por orden de importancia, la china Fengliu Hang, la rusa Natalia Vorobeva (campeona olímpica de Londres 2012, ahora desplazada por una rival de menos aval), la estadounidense Adeline Maria Gray, y la mongola Bruma Ochirbat.
NO FUE TODO
En la división de los 67 kilogramos las sonrisas pertenecieron a la ucraniana Alina Stadnik-Makhynia (quinta en los dos mundiales anteriores), la canadiense Stacie Anaka, la mongola Nasanburmaa Ochirbat, y la japonesa Sara Dosho.
Las tres primeras naciones entre las muchachas fueron Japón (48 puntos), Mongolia (47) y Estados Unidos (37).
El fin de la lucha femenina llegó acompañado de la primera división de la grecorromana, en la división más pequeña, la de los 55, en la cual no hubo representante cubano.
La victoria correspondió al coreano democrático Won Cho Yun (quinto en Estambul 2011), seguido del sudcoreano Gyujin Choi (plata en Moscú 2010), el húngaro Peter Modos (bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012), y el armenio Roman Amoyan (plata en Herning, Dinamarca 2009).
Hasta el momento los cubanos han ganado par de medallas de plata, casualmente en los dos primeros días del mundial, gracias a los libristas Liván López (66) y Reineris Salas (84).
Este sábado acontecerá la única jornada con tres de nuestros compatriotas sobre los colchones. Ellos son los menos experimentados Ismael Borrero (60) y Gilberto Piquet (84), así como uno que podría dar ya el salto entre adultos: Yasmani Lugo (96), campeón mundial juvenil en Ankara, Turquía 2009.
Y el domingo se bajarán las cortinas del Campeonato Mundial, en una jornada en la que combatirá al parecer con buenas posibilidades el cubano Pedro Isaac, medallista de bronce en Herning 2009 y Estambul 2011.
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