viernes, 19 de abril de 2024

La última batalla por el oro

Santiago de Cuba tratará de retener el trono en la pelota para menores de 23 años y Villa Clara buscará arrebatárselo por primera vez...

Norland Rosendo González en Exclusivo 02/06/2017
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Leopardos de Villa Clara vs Avispas de Santiago de Cuba-Sub 23
Los Leopardos de Villa Clara y las Avispas de Santiago de Cuba se enfrentarán por primera vez en la historia de estos torneos.(Foto:cmkc.icrt.cu).

En tres juegos, quizá en dos, se sabrá si hay rey nuevo o si se mantiene el mismo hasta el año que viene en la pelota sub-23 cubana. Desde este viernes los Leopardos de Villa Clara y las Avispas de Santiago de Cuba se enfrentarán por primera vez en la historia de estos torneos. Los del centro, que ya han avanzado más que nunca antes, van por su primera corona; los del oriente, por seguir con ella.

En el comentario previo al inicio de los play off vaticiné que el equipo indómito era mi favorito para doblegar a los eléctricos Cachorros de Holguín, que en un final parecido al de una carrera cerrada de cien metros planos se colaron en la postemporada. Sucedió lo previsto, pese a que los holguineros dejaron una grata impresión en el último duelo cuando empataron en el noveno, y si hubiesen sido un poco más osados en el corrido de las bases después de que la bola cayó del guante del jardinero con hombres en todas las almohadillas, a lo mejor —repito, a lo mejor— hasta hubieran ganado ese partido.

Sin embargo, supuse que en el occidente la escuadra de Matanzas podía haber llegado por lo menos a un tercer juego, si no lograba el pase a la final en dos. Pero, ya se sabe, la pelota es redonda y viene en caja cuadrada. Los pitchers que Ariel Pestano envió al box se comportaron como expertos en el arte de lanzar dardos esquivando bates y dejaron a los Cocodrilos en una sola carrera en 18 innings.

Además de esas joyas desde el montículo, la defensa de los anaranjados, que había exhibido agujeros costosos previamente, regaló atrapadas sensacionales y tiros precisos para asegurar las ajustadas ventajas que tenían en la pizarra, merced a conexiones oportunas y el juego agresivo en el corrido de las bases que durante todo el campeonato aplicó Pestano.

Definidos más rápido de lo que se podría esperar de ambos play off de semifinal, queda saber quién será el rey, en un tope similar: de tres a ganar dos y en casa de los orientales, pues concluyeron la ronda regular con mejor balance de victorias y derrotas.

No puedo dejar de decir que, a mi juicio, hubiese sido más beneficioso y espectacular un play off de cinco juegos, en el que ambos equipos hubiesen tenido la oportunidad de ser sede, un premio a ellos y a sus respectivas aficiones. Ojalá sea para la próxima.

ALGUNAS CLAVES

La selección de Villa Clara solo sabe de la de Santiago de Cuba lo que ha visto en televisión, las estadísticas estudiadas y lo que le pueden haber contado. Igual sucede a la inversa.

Cualquier pronóstico entonces es mucho más riesgoso que meterse en una caja para que un mago inexperto la fraccione en tres partes con uno dentro. Las Avispas tienen dos argumentos extradeportivos que son influyentes: ya saben lo que es ser campeón y jugarán en su estadio.

Ambos elencos prescindirán de su mejor lanzador y su mejor bateador, unos en el equipo Cuba que jugará en la Liga Can Am y el tope con los universitarios de Estados Unidos, y el otro en el béisbol profesional japonés. Los del centro extrañarán a Yosver Zulueta, el rey de los ponches, y a Norel González; y los indómitos, a Ulfrido García, el zurdo que lanza quilos y al portentoso Oscar Luis Colás, fichado en el lejano oriente.

Los santiagueros sí podrán contar con el serpentinero derecho Digney Arévalo para la primera apertura, mientras los Leopardos tendrán que darle la bola a un lanzador que no es ni el uno ni el dos en su rotación actual; sin embargo, salvo Javier Mirabal y Eduardo Rodríguez, todos los demás pitchers tienen suficiente descansado, a diferencia del bullpen de los orientales.

Vayamos entonces a los numeritos: los tradicionales y los de la sabermetría, para que nadie se ponga bravo. A la ofensiva, ambos hicieron el uno-dos de la temporada en varios departamentos. Santiago dio más hits: 405 por 389 de Villa Clara, tuvo mejor average: 304 por 301; mayor OBP: 398 por 391, anotó más carreras: 259 por 225, y ambos conectaron la misma cantidad de jonrones: 22.  

A la defensa, los actuales campeones fueron más herméticos (975 por 968), pero los del centro concretaron 44 doble play por 39 los orientales.

Los lanzadores villaclareños concluyeron la etapa preliminar con promedio de 3.03 carreras limpias por juego, mientras que las Avispas registraron 3.37. Sin embargo, los pitchers de Pestano embasaron más hombres por inning: 1.43 por 1.27 sus adversarios en la final. ¿Razón?: el (des) control. Los de la zona oriental regalaron 123 boletos, por 185 los de la occidental. También es cierto que estos últimos poncharon a más bateadores: 280 por 209. Pero ojo, que en la semifinal los vestidos de Naranja mostraron un notable comando, y ni en los pocos momentos de peligro se fueron de zona ante los matanceros.

No sé aún si Yoelquis Guibert, quien estuvo en la preselección nacional, jugará la final con los indómitos. Como sé que algunos quisieran saber los aportes de los cuatro “caballos” que sí no estarán definitivamente, aquí se los dejo para que los descuenten de los números generales si así lo desean: Colás impulsó 23 carreras, anotó 18, bateó 31 hits con 4 vuelacercas. Ulfrido ganó 6 juegos, ponchó a 55 y dio 14 bases por bolas. Del otro bando, Norel remolcó 21, anotó 24, disparó 37 indiscutibles, entre ellos, 5 bambinazos, y Zulueta se impuso en 5 desafíos, ponchó a 74 y boleó a 23.

He dado suficientes datos. Esta vez, a diferencia de las notas pasadas, no me aventuro a vaticinar un ganador. Si cree que este trabajo está incompleto por eso, haga su comentario al final. Será bienvenido y gratificante. De antemano, gracias.

 


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Norland Rosendo González

Vivo de aprender todos los días a contar historias. Ya voy por el prescolar en la escuela de la vida. Me escapo del mundo para ver un juego de béisbol.


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