viernes, 29 de marzo de 2024

Juegos Olímpicos 1984: ¿Ángeles perdidos?

Cuba soberanamente actuó bajo el principio de hermandad y solidaridad con su principal aliado económico, político y deportivo. Y eso no es cuestionable, es entendible...

Joel García León en Exclusivo 23/05/2019
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Juegos Olímpicos Los Ángeles 1984
Hace exactamente 35 años se daba la noticia de que Cuba no asistiría a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. (Octubre Rojo)

Hace exactamente 35 años, un 23 de mayo de 1984, la página 3 del periódico Granma daba la noticia a través de un comunicado oficial del Comité Olímpico Cubano (COC). “Cuba no asistirá a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles”. A la altura del contexto, los medios de comunicación ya referían que el boicot a la lid de los cinco aros era un hecho, liderado por la Unión Soviética, primera en declinar su asistencia 15 días antes.

La historia, para decirlo con total justicia, había comenzado en 1980, cuando Moscú organizó la XXII edición de la cita cuatrienal, única hasta ese momento en una nación de ideología socialista, y los estadounidenses se negaron a asistir aludiendo la Guerra Afgano-Soviética de 1979. Por supuesto, esa decisión del gobierno de James Carter arrastró a unos 50 países más, en lo que constituyó un claro boicot. Finalmente ochenta naciones participaron en esa lid de los cinco aros, el número más bajo desde 1956.

Cual moneda de reverso, los argumentos soviéticos para ausentarse en 1984 estuvieron basados en el clima de inseguridad y hostilidad que tendría su delegación, a partir de “sentimientos chovinistas y de histeria antisoviética, exacerbados últimamente en Estados Unidos, debido a que la administración norteamericana se propuso utilizar los Juegos con fines políticos”.

LOS FORCEJEOS Y LA DECISIÓN CUBANA

Peter Victor Ueberroth, titular del Comité Organizador de aquellos juegos, no se quedó con los brazos cruzados ante el anuncio soviético. Movió piezas hasta naciones claves como China y Rumanía, a la postre participantes, y él mismo viajó hasta La Habana para convencer a nuestras autoridades, pues Cuba era esperada por la rivalidad en dos deportes claves: boxeo y béisbol (este último en carácter de exhibición).

La postura antillana detallaba las medidas humillantes y discriminatorias que se imponían como la no autorización de vuelos chárter para trasladar a nuestros deportistas y la exigencia de listados y pagos por anticipados, así como las irregularidades y violaciones de las normas olímpicas que se estaban cometiendo en una cita que por vez primera pretendía dejar ganancias económicas tras el fracaso monetario de los Juegos de Montreal en 1976.

Sin embargo, la posición fundamental, expresada meses después con total claridad por el líder de la Revolución, Fidel Castro Ruz, fue de principios y  compromiso político. “Sería ridículo decir que por cuestiones de seguridad no fuimos a Los Ángeles: fue estrictamente por razones de solidaridad”, reflexionó en un discurso en el cual criticó fuertemente la concepción mercantilista de aquella cita y se cuestionó por qué las ganancias obtenidas no fueron a parar al movimiento olímpico o contribuyeron al desarrollo del deporte en los países más pobres.

Asimismo, la connotación de ausentarse a Los Ángeles (18 naciones lo hicieron finalmente, incluso algunas de ellas no socialistas: Afganistán, Albania, República Democrática Alemana, Angola, Bulgaria, Checoslovaquia, Corea del Norte, Cuba, Etiopía, Hungría, Irán, Laos, Libia, Mongolia, Polonia, Unión Soviética, Vietnam y Yemen del Sur), traía en el caso nuestro una posible vinculación o sanción respecto al otorgamiento de los Juegos Panamericanos de 1987 por los que Cuba optaba.

La realidad posterior demostró que, pese a ser los abanderados del deporte latinoamericano, la presión estadounidense incidió en la votación de la Asamblea de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA) e Indianápolis ganó la sede de la lid multideportiva continental de 1987, relegando hasta 1991 la organización de esa justa en La Habana.

A LA LUZ DE LOS AÑOS

Cualquier análisis fuera de contexto corre el riesgo de no ser objetivo. Cuba se había venido preparando para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 con mucho interés, esfuerzo y ganas de escalar posiciones, tal y como venía sucediendo desde que el poder revolucionario se instaló en 1959 y decidió llevar el deporte tan lejos como fuera posible.

La primera medalla de Enrique Figuerola, plata en 100 metros en Tokío 1964, hasta los campeones olímpicos que logramos en 1972, 1976 y 1980, unido a los títulos mundiales en boxeo, béisbol, lucha, voleibol, pesas durante las décadas del 70 y 80 del siglo pasado, hacían vaticinar no menos de ocho monarcas olímpicos en el certamen olímpico con asiento en la segunda ciudad más poblada de Estados Unidos.

Se impuso la solidaridad con el principal aliado político y económico de la Revolución en medio de la pura y dura Guerra Fría. El deporte y la política se cruzaron con par de guantazos (Moscú 80 y Los Ángeles 1984) que privó al mundo de conocer y aplaudir no pocos campeones que hubieran salido de los países ausentes. Por más mediaciones del titular del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, aquellas dos ediciones resultaron infelices al espíritu promovido desde un inicio por estos Juegos.

Desempolvar papeles hoy sobre qué pudo hacerse para encontrar la solución más correcta o cuál potencia debió ceder no arrojaría más luces sobre un pasaje en el que Cuba soberanamente actuó bajo el principio de hermandad y solidaridad con su principal aliado económico, político y deportivo. Y eso no es cuestionable, es entendible aunque el dolor por la confraternidad y las medallas olímpicas que pudieron ir al pecho de algunos atletas aún se recuerden.


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Joel García León

Se han publicado 1 comentarios


Ramon
 23/5/19 20:14

Si, pero no se detuvo solo a Los Angeles 84 nuestra ausencia. En Seul 1988 donde si asistio todo el Mundo tambien nos ausentamos de nuevo esta vez solo junto con Nicaragua y Corea del Norte. Solo nosotros tres no fuimos , y soy de la opinion que ahi se debio de ir , y todo porque no llegaron a un acuerdo entre las dos Coreas de cual o mas cual deporte poder celebrar en la parte Norcoreana. En fin, atletas nuestros que estaban en su plenitud como Ana Fidelia Quirot , o el Luchador Campeon Mundial en Libre Raul Cascaret 74 kg , el discobolo Luis Mariano Delis y muchos otros en deportes individuales o colectivos perdieron la ocacion de coronarse por primera vez bajo los 5 aros. 

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