Hablando más con el fabuloso Ramón Fonst

Los pacientes lectores de mi crónica anterior (Un fabuloso esgrimista, Ramón Fonst, mirando judo), muchas gracias a todos, es posible que ahora recuerden aquel párrafo inicial…

“Ramón Fonst, esgrimista casi invencible, ganador de tres medallas de oro y una de plata en Juegos Olímpicos, estuvo muy atento hace unas horas viendo durante tres días el campeonato nacional femenino de judo. Uy… me estoy metiendo en un lío enorme al tratar de escribir utilizando una imagen. Como se conoce, él falleció en 1959. A pesar de ello, para evitarme una posible estocada, y no olvido que dicen tenía un carácter fuerte, voy a aclararlo ya todo. En realidad deseo reflejar que la sala deportiva que lleva su nombre, frente a la Terminal de Ómnibus, acogió esta fiesta de los kimonos o judoguis”.

Luego de la obligada aclaración, que asumí como un deber con los lectores, regresé al sentido figurado para intentar darle un poco de vida a la crónica.

Es posible que lectores tan pacientes recuerden también el último párrafo…

“Me falta todavía una confesión… Lleno de orgullo le puse una mano en un hombro a Fonst. Me lo llevé hacia un lado para tener alguna privacidad ante tantos admiradores y curiosos. Le pregunté por el polémico desenlace que definió la competencia por equipos. Y me dijo: `No me gusta opinar sobre decisiones de los árbitros`”.

Pero no lo conté todo. En realidad aproveché un poco más la oportunidad de tener delante a ese astro deportivo. Y me dijo que también estaría muy atento ahí a los combates del ya inminente nacional masculino de judo (desde este domingo día ocho hasta el próximo miércoles).

NO AGUANTO MÁS

Ya confesé que no lo había contado todo. Y ahora voy con otra confesión. No aguanto más los deseos de recordarles a los lectores un dato muy convincente. Es lógico que para algunos, cubanos o no, sea de veras sorprendente. No aguantó más…

En la tabla de medallas histórica del judo, en los muy fuertes Juegos Olímpicos, nuestro país (sumando el aporte tanto de las mujeres como de los hombres) aparece en… ¡el sexto lugar!

El acumulado es de 6 medallas de oro-13 de plata-16 de bronce=35. Los puestos anteriores, vamos a completar el recordatorio, los ocupan 1.-Japón (36-18-18=72), 2.-Francia (12-8-24=44), 3.-Sudcorea (11-14-15=40), 4.-Rusia (10-9=21=40), 5.-China (8-3-9=20).

Otra confesión: cuando terminé de escribir el párrafo anterior, me pellizqué para ver si era verdad…

Como ya recordé esa proeza, y teniendo en cuenta la llegada ahora del campeonato nacional masculino, no quiero dejar en el tintero tres de sus momentos internacionales más encumbrados…

La primera medalla de oro de un judoca cubano en Juegos Olímpicos la ganó Héctor Rodriguez, en los de Montreal 1976… Manolo Poulot conquistó nuestro primer título mundial, en Birmingham 1999… Yordanis Arencibia, ahora uno de los entrenadores del equipo nacional, logró en el mundial en Rio de Janeiro 2007 medalla de plata, la cual lo convirtió en el máximo ganador de preseas del equipo masculino (0-1-3=4).

LO QUE DIJO FONST

No he contado otras cosas que me dijo Ramón Fonst cuando terminó el nacional femenino…

“Escuché decir que van a competir todos nuestros principales judocas. Yo quiero hablar con Yordanis Arencibia, quiero felicitarlo otra vez por sus cuatro medallas en mundiales. Y también hablar con Asley González. Hace falta que pueda dejar atrás esa racha de lesiones. Él ganó plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, y fue campeón mundial en Río 2013. Estuvo mal en esa ciudad hace dos años en los Juegos Olímpicos. Estoy esperando que ya se reencuentre”.

APUNTES FINALES

Un recordatorio: La sede de la competencia se encuentra frente a la Terminal de Ómnibus Nacionales.

Una recomendación: Cualquier viajero, antes de salir, o después de llegar, puede aprovechar la oportunidad.

Ello me dispara otro recuerdo. Una bella mulata cienfueguera me dijo una vez que el famoso músico Benny Moré (sí, el de “Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mí”, y tantas canciones inolvidables) había practicado judo. Casi enseguida, al verme muy sorprendido, me explicó que era una broma. Le agradezco la aclaración. A ella es casi imposible no creerle…