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sábado, 5 de octubre de 2024

Fidel y los agradecidos de Lima

El retorno de la delegación deportiva que compitió en los XVIII Juegos Panamericanos de Lima el día de su 93 natalicio es simbólico y perfecto...

Joel García León en Exclusivo 13/08/2019
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Fidel Castro y Juan Torena
«Siempre tendré una eterna deuda de gratitud con Fidel», dijo impactado por el fallecimiento del líder cubano el bicampeón olímpico Alberto Juantorena.

El poeta tenía razón cuando nos definió como agradecidos de su obra. El retorno de la delegación deportiva que compitió en los XVIII Juegos Panamericanos de Lima el día de su 93 natalicio es simbólico y perfecto. Fidel y el deporte. La voluntad de una nación empeñada en crecer también desde los valores que promueve la cultura física es otra de sus enseñanzas. Por eso la coincidencia tiene muchas historias por dentro.

Este 13 de agosto se entrelazan las ideas de un líder con el amor de un pueblo por sus atletas. Su afición y destreza destacada en baloncesto, atletismo, béisbol, caza submarina y natación lo llevó a sentir en cada momento el orgullo de un triunfo y los sinsabores de una derrota. Y así los trasladó después en el aliento, el recibimiento, los abanderamientos y las miles de horas dedicadas a conversar con los protagonistas de un movimiento deportivo que llegó más lejos de lo que nuestros recursos económicos podían corresponder.

Pero el sueño de Fidel de empinarnos como potencia en América y luego en Juegos Olímpicos se gestó desde la comprensión temprana de que lo más importante para tener campeones era la masividad de su práctica, que se inundaran nuestras ciudades y campos con instalaciones, entrenadores e implementos; crecieran los Juegos Nacionales Escolares; aumentaran las opciones recreativas y de salud para un pueblo que hasta 1959 solo conocía a gran escala del béisbol, boxeo, baloncesto, atletismo, y ajedrez.

Los Juegos Panamericanos de 1971 marcarían el hito de ascender al segundo lugar del continente, como 20 años más tarde, en La Habana, lideró y festejó junto a todo un país, el primer lugar de estas justas con su presencia y apoyo incondicional a Mayito en las piscinas, a Ana Fidelia y Sotomayor en el estadio olímpico, a los peloteros en el Latinoamericano, a los remeros y piragüistas en La Coronela, a los ciclistas en el velódromo, y a los boxeadores y baloncestistas en la Ciudad Deportiva, por solo mencionar parte de sus recorridos en aquel agosto inolvidable.

Ese era Fidel. Capaz de levantar un triunfo cuando más difícil se pronosticaba y dar el abrazo más sentido cuando el revés llegaba ante un rival más aventajado. Ese era Fidel. Siempre dispuesto a posponer sus innumerables tareas  por ir a un hospital a ver a Ana Fidelia, Sotomayor, Linares o Juantorena ante una lesión o accidente. Ese era Fidel. Crítico con los resultados que no llegaban por falta de preparación de los técnicos y tierno para preguntarles a los agradecidos del deporte cuánto más necesitaban para ser mejores.

En los días de Lima 2019, muchos lo llevaron en su pecho con faenas impresionantes y corajudas, tal y como irradió siempre su ejemplo. Lisandra Guerra y su plata en el keirin, Luis Zayas y Yarisley Silva con saltos de gigantes; Andy Granda desde un tatami de judo ante el subcampeón mundial; la discóbola Yaimé Pérez con la fuerza de un sexto envío; Mijaín López con su quinta corona en par de minutos y así decenas de ejemplos más que bastarían para parodiar una frase fiel: “ellos fueron Fidel”.

Otra vez el 13 de agosto es simbólico. Regresamos con el escudo y la bandera de la Patria en un quinto lugar que no satisface, aunque complazca el esfuerzo, la entrega y el sacrificio dejado por cada uno de los 420 hombres y mujeres que compitieron en la capital peruana. A repensar lo que pudo salir mejor, a cambiar todo lo que necesita cambiarse y a levantarse sobre los laureles parece llamarnos el líder histórico otra vez en una fecha que los cubanos guardamos con amor y sentido patriótico.

Fidel recibirá a la última parte de la delegación que nos representó en Lima, pudiera volver a ser titular hoy. Su mano extendida para avanzar hacia Tokyo 2020 no faltará, su llamado al próximo combate estarán de nuevo y cuando más falta hacen las fuerzas para crecer ahí brillará su estatura de coach, mentor y manager recordándonos: “llevaremos el deporte tan lejos como sea posible…”


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Joel García León


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