La felicidad y la alegría, ese par de sustantivos que casi nunca están presentes en el ámbito futbolístico cubano, acaba de tocar a nuestra puerta. Y satisface en demasía, porque viene de la mano —quise decir, de las piernas—, de la selección femenina cubana, que lideró el grupo A de las eliminatorias de la Unión Caribeña de Fútbol (CFU, siglas en inglés), disputado en el estadio Panamericano de San Cristóbal, República Dominicana.
Realmente, el accionar de las alumnas del director técnico camagüeyano Reiniel Bonora fue en extremo loable, pues lograron avanzar, de manera invicta, a la final de CFU, en sede aún por definir, y en la que también estarán presentes los líderes de las cuatro llaves restantes que compiten por estos días en otras naciones del área.
Y lo importante de ese evento que se avecina radica en que entre ese quinteto de conjuntos, se disputarán tres cupos para la gran final de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Fútbol (Concacaf), con sede en Estados Unidos, la cual tributará un trío de boletos de cara a la Copa del Mundo Francia 2019.
Pero, volviendo al certamen recientemente finalizado en Quisqueya, destaca el hecho de que, enhorabuena, llegaron los goles a un equipo cubano. La sequía perforadora es, desde hace mucho tiempo, la principal barrera infranqueable por las escuadras cubanas en la arena internacional.
En la cancha del estadio de San Cristóbal las chicas de Bonora ganaron tres partidos y empataron uno, para signar 10 puntos de 12 posibles, con la friolera de 22 goles a favor y apenas tres en contra.
Vale citar que, en su debut, le endosaron escandalosa goleada de 11-0 al representativo de Aruba y luego, en un partido que se tornaba bien complicado, vencieron 5-1 al cuadro de República Dominicana.
Y así llegó entonces la hora del juego de mayor exigencia, frente a un conjunto como Puerto Rico, que también marchaba intocable hasta ese momento. Y ese trance se saldó con un empate 2-2.
Las boricuas se habían ido delante en el pizarrón, con par de dianas en el primer tiempo. Y así se fueron al descanso. Pero en el camerino, Bonora rediseñó su juego para el tiempo complementario y llegaron las perforaciones cubanas, que sentenciaron la paridad y el punto con el cual (casi) hacían las maletas para la próxima fase final del Caribe.
Las cubanas, con siete puntos, debían cumplir la fecha de descanso, mientras que las puertorriqueñas, con cinco, se enfrentarían un día después al pálido cuadro de Aruba, al que superaron sin contratiempos para signar ocho rayitas.
Entonces, a Cuba le restaba un partido contra Anguila. Y lo solventaron con goleada de 4-0, merced a par de disparos de su letal delantera Rachel Peláez, y uno per cápita al aval de la volante creativa María Luisa Pérez y la extremo izquierda Francis Riquelme.
Las informaciones brindadas vía Facebook por Jesús Pereira, jefe del proyecto femenino de la Asociación de Fútbol de Cuba, hacían saber que la experimentada María Luisa Pérez fue el “cerebro” del equipo, y supo asociarse bien tanto con Peláez como con Pérez, sobre quienes recayó el peso de facturar los goles.
Ahora resta conocer cuáles son los cuatro equipos restantes que acompañarán a Cuba en la final de CFU, evento para el cual las nuestras necesitarán algún fogueo para llegar mejor preparadas.
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