El ciclismo de ruta cubano vivió su plato fuerte del año con el VI Clásico Nacional, corrido de fecha (de febrero para marzo), pero con ganancias claras y objetivos bien cumplidos. El campeón Frank “El Fideo” Sosa se convirtió con 20 años en el más joven que triunfa en este certamen e hizo recordar a muchos que con la misma edad Eduardo Alonso conquistó la primera de sus seis camisetas de líder en las Vueltas Ciclísticas a Cuba.
Sin embargo, lo más interesante de lo vivido en diez jornadas puede resumirse en el espectáculo sociocultural que siempre motiva la caravana ciclística por todo el país y en el renacer de figuras jóvenes que quieren tomar por asalto con esfuerzo y talento los planes estelares que desde 1964 han ido escribiendo Sergio Pipián Martínez, Raúl Vázquez, Aldo Arencibia, el propio Alonso y Pedro Pablo Pérez, por solo citar algunos nombres.
El trazado desde Baracoa a La Habana enseñó un reajuste de etapas eficiente y aunque varias provincias no pudieron disfrutar del giro —por reglamento internacional no se pueden sobrepasar los diez segmentos— lo que más se extrañó fue el ascenso a la Gran Piedra y la contrarreloj por equipos, en tanto volvió a ser la etapa de Topes de Collantes la fundamental para definir las clasificaciones más importantes.
Precisamente allí el cienfueguero Sosa rindió la mejor faena y para felicidad personal y de sus padres (lo esperaban a partir de la promesa de su hijo) se vistió de amarillo y se encariñó tanto con la maillot que nunca más la prestó, a pesar de escapadas, ponches, una contrarreloj individual y un equipo joven que hizo hasta lo imposible por apoyarlo, a pesar de ser solo cinco pedalistas.
“Lo soñaba, pero no esperaba ganar el Clásico. Se corrió bien duro y ahora quiero probarme en la Vuelta a Martinica y en el resto de la preparación para ver si puedo hacer finalmente el equipo de ruta a los Juegos Panamericanos de Lima”, comentó el campeón, dispuesto a recibir todos los consejos que lo conviertan mejor que sus ídolos: Pedro Pablo y Arnold “El Chiqui” Alcolea.
Del resto de las clasificaciones, la pelea por las metas volantes se decidió en la última jornada cuando Félix Nodarse sacó ventaja decisiva de cuatro puntos sobre Miguel Valido; mientras el verde de la montaña correspondió a Yasmani Balmaseda, un ciclista que salía como candidato al primer lugar general, pero un percance mecánico en su ciclo le impidió agarrar una escapada que le costó perder más de 5 minutos.
Por tercer año consecutivo, el equipo de Sancti Spíritus levantó el cetro y mucho tiene que ver la preparación que realizan en la altura de Guamuhaya y la mezcla de jóvenes y experimentados corredores que pudieron reunir. Quizás una táctica fallida no permitió que Yoel Solenzal pudiera defender su reinado con más posibilidades, pues en este deporte nadie que aspire a vencer lo puede hacer sin una sexteta que lo ayude.
Dejó también este Clásico la pasión que no muere por llegar a la meta, aunque sea de último; el retorno a puesto de entrenador de figuras emblemáticas como Antonio Quintero (Mayabeque) y Eliécer Valdés (Ciego de Ávila); el llamado a arreglar tramos de carretera en muy estado como los que vimos de Santiago de Cuba a Holguín o de Trinidad a Cienfuegos; y como hecho injustificable una llegada a la sala polivalente Ramón Fonst en lugar del emblemático Capitolio.
Si para el año que viene se une la correcta organización a los requerimientos imprescindibles: cronometraje electrónico, premios metálicos, pruebas antidoping en cada etapa y al menos cinco equipos foráneos, podremos pasar la página de los Clásicos Nacionales de ruta y regresar a la ansiada Vuelta a Cuba. La salud de nuestro ciclismo lo está demandando con justicia y razones.
Ganadores de los Clásicos Nacionales de Ciclismo
2019: Frank Sosa
2018: Yoel Solenzal
2017: Pedro Portuondo
2016: José Mujica
2015: José Mujica
2014: Vicente Sanabria
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