Las terribles rutinas de señalar días específicos para celebrar acontecimientos de imperdonable olvido siguen marcando los destinos humanos. Esta martes 19 de noviembre viviremos una de esas fechas, cuando toda Cuba festeje el Día de la Cultura Física y el Deporte, aunque la sede principal haya sido otorgada a la provincia de Sancti Spíritus.
Escurridizos entre los amantes del músculo y la actividad física anduvieron por mucho tiempo los sueños de contar con un sistema deportivo como el que disfrutamos hoy, obra auténtica del proceso revolucionario iniciado el 1 de enero de 1959 y en cual la principal arma o estandarte ha sido el ser humano como portador de valores y no como una máquina de hacer medallas.
La fecha escogida para esta celebración coincide con el natalicio del mejor ajedrecista cubano de todos los tiempos José Raúl Capablanca (1888) y las palabras finales de Fidel en la primera plenaria de los Consejos Voluntarios Deportivos en 1961, celebrada en el Coliseo de la Ciudad Deportiva por varias jornadas.
El líder de la Revolución decía entonces: “… el país necesita de la educación física y necesita del deporte. La Revolución no podía desentenderse de esa preocupación. Si la Revolución se desentendiera de esa preocupación, estaría descuidando un punto fundamental, que hará posible, en el futuro, una ciudadanía más saludable y mejor, como aspiramos a tener”.
Y 58 años más tarde de aquellas palabras, nuestra Isla celebra en estas horas de martes la felicidad de haber combinado de manera acertada el deporte en dos aristas fundamentales esbozadas por Fidel aquella tarde: como prevención de salud y como transformador del pensamiento, pues nuestros deportistas son hoy licenciados, másters y hasta doctores en Ciencias.
La obra de la Revolución en el deporte encuentra cada 19 de noviembre más capacidad de soñar. Ejemplos sobran. El ajedrez en las montañas y como patrón directo para ensanchar el conocimiento en todos sus practicantes se ha levantado en niños y jóvenes para siempre. Decenas de Grandes Maestros, dos campeones mundiales juveniles y simultáneas por miles hablan por sí solos.
Las instalaciones construidas en barrios pobres, el batey más olvidado o la comunidad más apartada dejaron de ser utopías hace ya unos cuantos años. Y así puede encontrar un gimnasio saludable lo mismo en la punta de Maisí que un campeón olímpico nacido en Baracoa.
Las clases de Educación Física en todos los niveles de enseñanza dejaron de ser privilegio de alguna burguesía élite antes de 1959 para convertirse en cotidianidad de muchos y principal cantera de donde han salido los más de 350 títulos mundiales que exhibe nuestro movimiento deportivo.
El talento profesional de quienes sostienen en Cuba el deporte y la Cultura Física se multiplica en función del desarrollo colectivo y se comparte solidariamente con otros pueblos hermanos. Venezuela, Nicaragua, México y decenas de naciones de América deben parte de sus resultados internacionales a nuestros técnicos, al igual que muchos países africanos y asiáticos.
El Día de la Cultura Física parecerá siempre pequeño para tanta obra inteligente. Pobres de quienes solo festejen por horas la emoción de muchos años y los sueños hechos realidad con creces desde que Fidel cumpliera su profética idea: “vamos a llevar el deporte tan lejos como sea posible”.
anet
19/11/19 11:26
Este dia es muy maravilloso porque los centro educatipos y deportivos lo celebran con mucha alegria y mucha energía
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