Deporte olímpico antes de la Revolución (I)

Cuba no tuvo el honor de competir en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, en 1896, en Atenas. Sin embargo, más allá de la espina lógica y punzante que pudo traer ese hecho, cuatro años más tarde, en París, la reducida embajada atlética marcó con letras doradas nuestro estreno en estas citas.

Uno de los más grandes esgrimistas de Cuba y el mundo en todos los tiempos, Ramón Fonst, abrió la senda con el oro en la espada individual, en tanto se convertía en el primer campeón olímpico de América Latina y El Caribe. Fonst tenía entonces apenas 17 años y conquistó además medalla de plata en la espada para maestros de esgrima.

La historia de “nuestros mosqueteros” se repetiría en Saint Louis 1904, con una cosecha de cuatro oros, dos platas y tres bronces —dos de ellos a la cuenta del propio Fonst—, lo cual permitió que Cuba terminara por primera y única vez en el tercer puesto de la tabla final de medalla de los Juegos. Los otros títulos fueron para Manuel Dionisio Díaz en sable y Albertson Van Zo Post en el bastón francés o combate a una estocada.

En esa propia edición, Félix Carvajal, más conocido por “El Andarín” perdió todo sentido de competencia al comerse unas manzanas después del kilómetro 30 del maratón, lo que le provocó serios dolores estomacales y que arribara finalmente en el cuarto puesto a la meta.

EDICIONES DE MUCHO ESFUERZO

Antes del triunfo de la Revolución, Cuba participó en siete de las trece ediciones olímpicas celebradas (1900, 1904, 1924, 1928, 1948, 1952 y 1956) con un total de 114 atletas, de ellos una sola mujer, Berta Díaz, quien corrió 80 metros con vallas en Melbourne 1956 y avanzó hasta ser quinta en una de las dos semifinales celebradas.

Más allá de las doce preseas obtenidas en todo ese período (5-4-3), vale destacar el esfuerzo personal de muchos deportistas para participar en esos Juegos, como lo demostró el propio caso del Andarín Carvajal. Por aquella época el deporte no constaba ni siquiera con el mínimo apoyo gubernamental para costear algún viaje al exterior y mucho menos para participar en citas de este tipo. Debe rendirse tributo y honor también a la plata conseguida en Londres 1948 a la pareja de yatismo conformada por Carlos de Cárdenas Cumel (capitán) y Carlos de Cárdenas Pla (timonel), que permitió reinsertar a nuestro país en la tabla de medallas luego de 44 años.

Otra historia se inició el primero de enero de 1959.

Medallas (1900-1956)