jueves, 25 de abril de 2024

¿Dejarán a Cuba armar un equipo competitivo para el Clásico?

El Gobierno de Estados Unidos tiene que expedir una licencia a los jugadores de MLB para que participen por nuestro país en la competición de marzo próximo...

Norland Rosendo González en Exclusivo 08/12/2022
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Beisbol pelota
Ese trato discriminatorio es solo para los peloteros cubanos

Durante mucho tiempo se fue generando consenso sobre la necesidad de articular un equipo Cuba competitivo que incluyera a jugadores de ligas extranjeras fuera del amparo de la Federación Cubana de Béisbol (FCB) para torneos de alto calibre, como el Clásico Mundial.

Era un punto de convergencia entre aficionados radicados dentro del país y los que viven fuera. Nadie quiere ir a una competencia deportiva en desventaja, con más opciones de perder que de ganar.

Y las últimas nóminas presentadas por la FCB no aseguraban nada que se pareciera a la plata del primer Clásico. Pero apenas Cuba busca un acercamiento con jugadores de los mejores circuitos, entre ellos los de MLB, un grupo que antes pedía sumar, se restó automáticamente.

Para la quinta edición del Clásico se han abierto las puertas a peloteros cubanos que viven fuera y varios ya han mostrado su interés en vestir el traje de su patria. Así de sencillo, su patria, sus raíces, su pueblo, su afición, su gente.

Y entonces, los que querían un Cuba así ahora dicen que no. Son los mismos que boicotearon el acuerdo de MLB con la FCB en 2018 y festejaron cuando Trump congeló su implementación unos meses después para impedir que los jugadores cubanos se pudieran contratar de manera natural en el mejor béisbol del mundo sin renunciar a su residencia insular.

De haberse mantenido aquel pacto entre ambas organizaciones, seguro que ahora fuera muy natural una convocatoria con los mejores de aquí y de allá. Ganaba el béisbol cubano, el de todos.

¿Cómo explicar lo que denunció este miércoles la FCB? En la edición de 2023 jugarán 20 equipos, de igual cantidad de países, y solo uno, Cuba, requiere de una licencia especial del Gobierno de Estados Unidos para competir en un torneo para el cual aseguró su clasificación en el campo de juego.

¿Qué tiene Cuba de diferente a la hora de practicar béisbol? ¿Pone más hombres en el lineup? ¿Sus atletas violan las reglas de comportamiento o los fundamentos de juego?

No, por ahí no va el asunto. A Cuba la condena Washington por razones extradeportivas. ¿Qué justifica la necesidad de esos permisos? Nada. O sí, la política hostil contra nuestro país.

Ya ese visto bueno, sin dejar de ser discriminatorio, está otorgado, según publicó la propia FCB en su nota de prensa. Cuando los organizadores del Clásico lo informaron oficialmente ya se habían hecho algunas reuniones preparatorias a las cuales Cuba no fue invitada, y ni siquiera se había entregado el listado inicial de 50, igual que hicieron los demás participantes.

Todo no queda ahí. Como Cuba ha hecho contactos con jugadores de MLB, ahora el Gobierno estadounidense tiene que dar otra licencia para que ellos puedan vestir el traje de su país natal.
Y ese permiso no se ha otorgado aún, a pesar de que se han hecho públicos nombres de peloteros de Grandes Ligas que quieren vivir la fiesta del Clásico con su gente y para su gente, vivan donde vivan.

MLB ha dado el visto bueno a los jugadores, pero el Gobierno al que se deben y mantiene una política agresiva codificada en leyes contra Cuba ha ejercido su poder, alentado por constructores de muros y no de puentes.

Poco después de la publicación de la Nota de la FCB, apareció un cable de Reuters con declaraciones del vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío sobre la situación generada.

Calificó de «paso muy positivo» dar la bienvenida a peloteros formados por Cuba y criticó que Estados Unidos, a pesar de autorizar la participación de Cuba en la próxima competición, aún no había dado luz verde a varios peloteros que juegan en las Grandes Ligas.

«En Estados Unidos todo lo que esté vinculado con Cuba está prohibido (...)», dijo De Cossío. «Está prohibido comerciar, viajar y hasta tomarse un trago (una copa) en Cuba, y hasta jugar béisbol si uno vive en Estados Unidos», añadió.

Queda tiempo aún para expedir los dichosos autorizos, pero ni aún emitiéndolos deja de ser trato discriminatorio con los propios jugadores.

La mayoría de la afición tiene expectativas con un equipo competitivo. Cada vez que aparecen noticias sobre el tema hay mucho rebote mediático y en las redes sociales digitales. No hay dudas de que un Cuba fortalecido puede avanzar mucho.

¿A quién le puede doler eso? A los que no juegan en el campo deportivo.


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Norland Rosendo González

Vivo de aprender todos los días a contar historias. Ya voy por el prescolar en la escuela de la vida. Me escapo del mundo para ver un juego de béisbol.


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