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domingo, 6 de octubre de 2024

De Rio´07 a Londres´12 con Sheilla

La brasileña, doble campeona olímpica del voleibol femenino, también aspira a conquistar el título mundial, el único que le ha sido esquivo a la selección del gigante sudamericano…

Lilian Cid Escalona en Exclusivo 29/09/2012
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Sheilla Castro
Sheilla Tavares Castro. Jugadora de voleibol de Brasil.

Quinto set, Brasil 14 - Cuba 12, saque incómodo de  Sassá a la zona delantera, recibe Yumilka, la envía Daimí, triple de Brasil pero, ¿quién paraba a Rosir? Cuba 13, “es un solo ataque” —rezan los narradores brasileños—, y en efecto era un solo ataque para el punto del partido. Sirve Daimí, recibo, pase alto —perfecto— por la dos (era Fofäo quien manejaba los hilos) y “martillazo” de Sheilla, cruzado, difícil pero Daimí recibe… Bola por directo a campo brasileño, la arman de nuevo, perfecta la asistencia, Sheilla suelta brazo, esta vez por la línea y burló el doble bloqueo antillano pero allí estaba Rosir. Balón por directo, el juego que no se acaba, Brasil otra vez, las meninas otra vez, otra vez para Sheilla, Nancy desiste en la red, Cuba retrocede sus líneas, Sheilla sola, visualiza el terreno completo, el pase es un poco separado pero Cuba se conforma con esperar. Sheilla es Brasil, Brasil es Sheilla pero su ataque cruzado, el de la victoria, el de la medalla de oro no va más allá de la red y muere en las manos de Paula que la revienta con rabia. Ahora el juego anda igualito, 14x14, Zé Roberto explota, tiempo, tiempo y Brasil se la perdió en el Maracanazinho… Ahí se les fue la victoria, Cuba se las jugó todas y el favoritismo quedó a los pies del corazón. A fin de cuentas, en aquella jornada de 19 de julio de 2007 Cuba fue campeón panamericano; se llevó el tie-break con tanteador de 17-15.

Cinco años después del mítico choque rompecorazones, la jugadora Sheilla Tavares de Castro lo recuerda “como un momento triste” y precisa, en declaraciones concedidas a esta redactora, “que Cuba jugó muy bien aquel partido y mereció la victoria”. Y fue así, ciertamente. La narración que precede estas líneas es quizás la manera más rápida de explicar lo letal que fue para aquel Brasil, en calidad de lujo como anfitrión que era, no poder concretar las acciones mencionadas. Esa bola enredada en la net le regaló a Cuba el justo sosiego para sacar un sablazo de espectacularidad y lanzar la estocada dorada.

En la siguiente edición de los Juegos Panamericanos, la más reciente celebrada el pasado año 2011 en Guadalajara, México; Cuba y Brasil se toparon con otra final, aunque en condiciones bien diferentes. Las de la verdeamarelha tomaron cancha con su arsenal completo, prácticamente el mismo que en 2010 les había concedido un subtítulo mundial, mientras que en Cuba solo repetía Yanelis Santos como regular. Esta vez, con otros cinco parciales de por medio, las de Guimaraes, Sheilla, Fabiana y Paula tuvieron su momento de gloria, aun así la revancha jamás llegó; para la dueña de la casaca 13 de la selección nacional de aquel país fue un juego y una victoria, pero considera “no haber tenido revancha, porque cada torneo y cada juego tiene una historia propia”.

Para contar historias vale esta chica que milita desde hace 7 años en “la seleção”, condición que describe como la posibilidad de “estar entre las mejores. Jugar por Brasil es un honor y mientras mi forma deportiva me lo permita estaré a disposición de mi país”.

“Comencé en la educación física de la escuela y practicaba la natación. Un día me inscribí en la clase de voleibol, lo probé y desde entonces nunca mais parei  (no he dejado de jugarlo)”. Explica, al tiempo que no repara en quitarle mérito a ninguno de los seis clubes que han atestiguado su carrera profesional.

“Todos fueron importante en su tiempo. Por ejemplo, Minas (MRV/Minas (2001—2004)) me lanzó a la luz en el deporte. El Scavolini Pesaro en Italia, fue decisivo porque marcó mi madurez como atleta y ser humano, era muy joven y pasé 4 años lejos de casa, sola, hasta que decidí volver. Entré en el San Caetano (São Caetano/Blausiegel (2008—2010)) y luego pasé a jugar en Rio de Janeriro (Unilever/Rio de Janeiro (2010—2011)) donde tuve la fantástica experiencia de tener a Bernardinho como técnico”.

Sin embargo, la acreedora de disimiles reconocimientos por su desempeño a nivel de clubes, no repara en admitir que su recuerdo más grato en el mundo del deporte ha sido “la conquista de las dos medallas de oro olímpicas”. De la mano de su liderazgo ofensivo, Brasil se coronó en las últimas dos ediciones de estas citas estivales; Beijing 2008 y Londres 2012.

En la capital británica, las llamadas “meninas de oro” se impusieron en cuartos de finales ante el equipo de Rusia, “fue uno de los juegos más emocionantes de toda mi carrera. Pudo haber sido el fin de la olimpiada para nosotras, pero creo que tuvimos la paciencia y la ecuanimidad necesarias para el cierre. Personalmente, convertí puntos muy importantes y logramos vencer… ¡Fue fantástico!”.

En ese partido, la célebre frase brasileña de meter o triple bloqueio, como quer que seja (meter triple bloqueo como sea) cobró protagonismo. Estelarísimas atacadoras como Natalya Goncharova (Obmochaeva), Liubov Shaskova (Sokolova) y hasta Ekaterina Gamova valoraron el precio de un cántico que a nivel de esa selección se entiende como “un llamado de guerra, las tres jugadoras que están por delante en la rotación van al bloqueo y hay que ganar ese punto a como dé lugar”.

Se decía que quien saliera airoso en ese match sería el campeón y así justamente sucedió. Brasil ganó y se llevó el título, derrotando a Estados Unidos en cuatro set. “Confieso que en ese momento no pensamos demasiado, había mucha alegría, solo era cuestión de dejarse llevar por la emoción. Solo queríamos que terminara el juego y ganar…”.

La jugadora de 29 años nacida en Belo Horizonte colecciona además del referido par de metales dorados bajo los cinco aros, cuatro títulos del Grand Prix y el campeonato panamericano. En lo individual resultó seleccionada la más valiosa de los Grand Prix de 2006, así como el premio al mejor servicio de los Juegos de Londres. Sin embargo, tiene pendiente “estar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, y quién sabe, vencer; son en casa. Además quiero ser campeona mundial, es el único título que le falta a nuestra selección”.

Su maestría trasciende las canchas y conquista corazones, por ello es conocida alrededor del mundo y es consciente de que ahí fuera hay millones que le idolatran “le doy gran importancia a los seguidores que tengo y siempre trato de retribuir ese cariño porque me impulsa y me ayuda a seguir adelante”. Ella lo agradece, y no se olvida de “Fofão (Hélia Rogério de Souza) y de su abuela Terezinha”; dos personas que se vuelven su mayor motivación para seguir, tanto en cancha como en la vida, buscando retribuir esa condición de “Héroe” con que la FIVB (Federación Internacional de Voleibol) le reconoce desde hace algún tiempo.

Brasil: Wélissa de Souza Gonzaga (Sassa), Hélia Rogério de Souza (Fofão), Fabiana Claudinho (Fabiana), Paula Pequenho (Paula).

Cuba: Rosir Calderón (Rosir), Daimí Ramírez (Daimí), Yanelis Santos (Yanelis), Nancy Carrillo (Nancy), Yumilka Ruiz (Yumilka).

 


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Lilian Cid Escalona

Me gusta contar historias.


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