miércoles, 24 de abril de 2024

De amagos en la pelota cubana y el traspiés, uno más, en el sub-23

Son muchas las derrotas, y es tiempo de enderezar el rumbo, duele que el deporte nacional ande cabizbajo...

Norland Rosendo González en Exclusivo 05/12/2017
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Par de triunfos seguidos de Pinar del Río sobre Industriales (viernes y sábado) puso a más de uno a pensar en una remontada de los Vegueros para colocarse entre los cuatro semifinalistas del campeonato cubano de béisbol. Pero al día siguiente, los Leones apagaron rápido el sueño de los Vegueros y dejaron claro que, maltrechos y todo, deben estar en la postemporada.

Así, todo volvió a la misma rutina. Queda consumir el calendario y esperar a que los play off despierten las pasiones divididas en cuatro bandos. Porque, por lo visto, nadie sacará a Las Tunas, Matanzas, Industriales y Granma de los cuatro asientos del ómnibus que viajará a la porfía por las medallas. O, para ser más precisos, camino al trono, que es el único lugar que se recuerda después.

Esperemos, pues, que transcurra diciembre, se completen los 90 juegos y los cuatro mentores afortunados hagan sus tres últimas selecciones para blindar sus naves y empezar enero en los play off.

Hay tiempo, sin embargo, para alguna sorpresa; no quisiera poncharle el sueño a los que esperan por un milagro, pero yo, que soy un poco pragmático, no creo que sucedan esas cosas en la pelota cubana actual.

No obstante, sí hay individualidades a las que seguir; algunas porque están próximas a números redondos en sus respectivas carreras y otras porque sus actuaciones en esta justa merecen elogios. Por ejemplo, después de tanto tiempo con Frederich Cepeda al frente de los bateadores, es noticia que ahora ese puesto lo ocupe el habanero Juan Carlos Torriente (.411), y que tampoco sea Cepeda el segundo, pues en ese escaño aparece el tunero Jorge Yhonson (.407), de excepcional rendimiento en la temporada y sobre todo en la segunda fase, dos puntos por encima del espirituano. Tremenda guerrita que hay por ese premio.

Igual sucede con el liderato de los juegos ganados entre los lanzadores. La gente de Las Tunas está en todas… ¿estará cocinándose el trofeo con Leña? Yoalkis Cruz marcha al frente con 13 éxitos, dos más que el matancero Yoanni Yera, quien perdió el sábado un juegazo, 1-0, ante la dupla artemiseña de Vladimir García y José Ángel García.

Y si el asunto es de no perderle la pista a las estrellas, el súper 12 de la pelota cubana, Michel Enríquez, se acerca a los 2000 hits. Si no hubiera sido porque no lo dejaron jugar durante la primera mitad del torneo, ya hace tiempo que hubiera festejado ese récord.

Pero Michel es paciente, lo llamaron para reforzar a los Vegueros y está aprovechando al máximo la oportunidad. Ya tiene 50 cohetes y le faltan solo nueve para llegar a la anhelada cifra. De que los dará, no hay dudas; así que preparen la nave pirata, que habrá fiesta en la Isla de la Juventud para brindar por ese gran atleta, uno de los últimos mohicanos de los más recientes años de gloria del béisbol cubano.

Otros jugadores también están llegando a cifras redondas y de ellos escribiremos próximamente, para dejar las líneas finales a un breve análisis de lo que sucedió en el Panamericano sub-23.

A ese certamen continental Cuba fue por el oro y por el boleto para el Mundial de 2018 y regresó sin lo uno y lo peor aún, si lo otro. Fue, sin que sea fuerte el calificativo, una actuación pésima.

Una vez más una selección nacional cubana deja una mala impresión. Al nocaut vergonzoso ante Holanda, el montón de derrotas en la Liga Can-Am, el último lugar en el torneo de Holanda, no ganar ni un partido en la superronda del Mundial sub-18, se suma ahora esto.

El bateo no pudo descifrar a los lanzadores rivales; los pitchers cubanos lucieron mejor, pero con lagunas en el pensamiento táctico. Sin fabricar carreras no se gana en pelota. Salieron a relucir los mismos problemas de siempre; poca paciencia y disciplina en el home. Dos son los asuntos más complejos: uno, tirarle a muchos envíos fuera de la zona de strike; el otro, irle al primer lanzamiento, aunque fuese ante serpentineros con tendencia al descontrol.

Tampoco nuestros bateadores tienen habilidades para hacer los ajustes pertinentes en un mismo juego y conectar mejor en la segunda o tercera vez que pasen por el cajón. Se puso de manifiesto en el partido contra Puerto Rico, elenco que les colocó lanzadores de bolas lentas, pero bien ubicadas en la zona baja, y los nuestros hacían el mismo swing siempre, por lo que el resultado fue el deseado… por los adversarios: 16 roletazos por el cuadro.

En el béisbol moderno los expertos estudian a los rivales, sus deficiencias y puntos débiles, información que aprovechan para la toma de decisiones. Harto es sabido que Yoelkis Céspedes, un talentoso jugador de cinco herramientas, tiene serios problemas con los rompimientos en la zona de afuera. En cuanta competencia en la que participa aflora ese punto flaco y al parecer los técnicos nuestros no han logrado corregírselo. Esta vez, volvieron a minimizar sus potencialidades a partir de trabajarlo con esos pitcheos.

Además, hubo decisiones de la dirección del equipo que demuestran que todavía hay que seguir trabajando en la formación de los mentores. Que la sabermetría es imprescindible, y que, como dice un experto muy conocedor del asunto, al béisbol cubano le faltan muchas horas de estudio.

Son muchas las derrotas. Y es tiempo de enderezar el rumbo. Las tribunas de la calle están ardiendo con los comentarios. Duele que el deporte nacional ande cabizbajo.


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Norland Rosendo González

Vivo de aprender todos los días a contar historias. Ya voy por el prescolar en la escuela de la vida. Me escapo del mundo para ver un juego de béisbol.


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