De tanto perder últimamente en pelota, pareciera que ya nada nos conmueve. Son derrotas y derrotas, y entre ellas, alguna victoria, y vuelve la cadena de fracasos. Si se jugara bien, dolería menos; pero ya ni eso. No se gana y tampoco se juega bien. Hace unos días en el Latinoamericano un grupo de aficionados hinchaban por los colegiales norteamericanos durante el tope con la selección nacional cubana. No es que no amaran a Cuba. Era impotencia. Pura impotencia.
Un estadio tan inmenso no alcanzaba el siglo pasado para la tradicional serie con los estadounidenses, y la gente iba a disfrutar de buen béisbol, tanto técnico, táctico como emocionalmente. La piel, literalmente, quedaba en el terreno. Ahora, basta una mínima porción de gradas para alojar la concurrencia. Nadie tiene que apretujarse bajo el sol.
El bateo continúa siendo un renglón deficiente en el juego cubano (Foto: Abel Rojas Barallobre/ Cubahora).
Y el béisbol, pese a lo que digan; pese a lo que trasmita la televisión (mucho fútbol) y a lo que no trasmita (más béisbol de MLB y otras ligas de jerarquía), sigue siendo nuestro deporte nacional. No llenar las gradas del Latino para un evento así ya es un revés (solo Víctor Mesa pudo hacerlo recientemente en la postemporada de la pasada Serie Nacional. A pesar de todo, démosle gracias a él por esas jornadas a estadio abarrotado, que obligaron a cerrar puertas y dejar afuera medio estadio más).
Cuba perdió por cuarta vez seguida el tope. La brecha histórica se ha ido reduciendo y ahora solo saca cinco juegos de ventaja (45-40); mientras, desde la reanudación de estos encuentros bilaterales en 2012, los estadounidenses van delante (19-15).
Después de tres partidos en los que solo marcaron una carrera, gracias a dos lanzamientos salvajes que sirvieron para que un corredor cubano pudiera pisar la goma, fue que se soltaron los bates de los muchachos de Carlos Martí; para entonces ya todo estaba definido y la selección visitante apeló a un lanzador que no era de lo más exitoso de su rotación.
La selección antillana ha lucido inferior en cada uno de los encuentros (Foto: Abel Rojas Barallobre/ Cubahora).
Sin embargo quedaron varias dudas, entre ellas, una pregunta que protagoniza el debate entre aficionados y prensa especializada: ¿Cuáles fueron los aportes de una serie de entrenamiento-juego tan larga, si se evidenciaron sobre la grama del Latino las mismas deficiencias en la ejecución de la mecánica de juego y de los fundamentos básicos como las asistencias para evitar el avance de corredores?
El bateo fue escuálido —lo mismo había pasado en el tope unas semanas antes frente a Colombia— y el pitcheo tampoco exhibió progresos tan notables. ¿Cómo lograr en poco tiempo el team work entre los que jugaban aquí y los contratados en el exterior que fueron llamados para Barranquilla y llegaron a La Habana en medio del tope con los estadounidenses?
Pero el asunto es más complejo. Otro grupo que se preparó de la misma manera salió para Holanda con el sueño de ganar el torneo de Haarlem. Su actuación allí confirmaría los aportes de tan polémico entrenamiento, pero ha sucedido lo contrario. Llevan cuatro derrotas seguidas, una de ellas, la primera, de manera inexplicable, pues fue ante Alemania. No leyó mal, ante Alemania. Y no hablamos de fútbol.
El revulsivo esperado para nuestro pasatiempo nacional aun no llega (Foto: IBAF).
No es culpa del clima, que por estos días es agradable en Haarlem. Según me cuentan los atletas desde allá, el pitcheo que han enfrentado es muy exigente por el repertorio, el control, las secuencias de envíos y el pensamiento táctico.
Tiran un split (rompimiento que cae al llegar a home) que los tiene desconcertados, porque no los ven en Cuba; combinan mucho la bola rápida con el cambio de velocidad, combinación con las que sacan de balance a los toleteros. Tiran strike en las zonas más vulnerables y si los bateadores les hacen swing a pitcheos malos, pues aumentan las opciones de ser outs, y ya sabemos que los cubanos son muy agresivos con el madero en la mano; más de lo que debieran.
Además de eso, me cuentan, y puedo comprobar por los reportes de cada juego que cuelgan en el sitio oficial de la competencia, nuestro equipo tampoco ha jugado bien a la pelota. El mentor Víctor Figueroa ha buscado desesperadamente una alineación productiva, ha movido a todo el mundo y nada. En el cuarto duelo, ante los locales, llegaron por primera vez a una decena de hits, pero el pitcheo abridor sigue siendo inefectivo, y ya Yosvani Torres acumula una apertura y un relevo.
Los números colectivos a la ofensiva son anémicos: average (.229), OBP (.280) y SLU (.307), son los que más se ponchan (34), mientras el staff permite 5.18 carreras limpias por juego. A los antillanos les queda el desafío ante Taipéi de China en la ronda preliminar y desde ya no tienen opción de podio. El año pasado la selección cubana ocupó el último puesto en el torneo de Rotterdam (alterna con el de Haarlem), después de liderar la fase clasificatoria, y el resultado ahora va siendo peor. ¿Nos invitarán el año que viene?
agustin
19/7/18 16:33
EL PUEBLO PIDE UNA EXPLICACIÓN SOBRE ESTE RESULTADO NUNCA ANTES VISTO.
QUE LA DIRECCIÓN DEL PAÍS LE EXIJA A LOS ALTOS FUNCIONARIOS DEL BEISBOL CUBANO QUE ESTAN EN COLOMBIA VENGAN Y DEN UNA EXPLICACIÓN.
EL RESULTADO QUE OBTENGA EL BEISBOL EN COLOMBIA NO LO DECIDE SU PRESENCIA, QUE VENGAN.
Lissette DVLH
19/7/18 13:30
Uy qué sorpresa!!!!
Hace mucho perdimos la hegemonía en la pelota y si se habla de los demás deportes,mejor no se hable.
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