Todo conspiraba, deportivamente hablando, para que el mundo girara el domingo dentro de un balón de fútbol en el Camp Nou, y en Cuba, unas pelotas más pequeñas, pero más duras, se encargarían de espantarle el aburrimiento a unos pocos que siguen aferrados a un béisbol que de espectáculo tiene lo mismo que de calidad. Así iba transcurriendo el domingo hasta que del sur llegó una noticia.
En San Juan, Argentina, un grupo de cubanas había tenido una actuación casi perfecta en la competencia de ruta del campeonato panamericano de ciclismo. Cinco habían entrado una detrás de la otra, delante de todo el pelotón que se había embalado, como ellas, en busca de las medallas y de los diez boletos a los Juegos Panamericanos de Lima. La otra no cruzó muy lejos y se colgó el último pasaje a Lima 2019.
El 2-2 entre el Real Madrid y el Barcelona había dejado mucha hambre de fútbol entre los aficionados, y de la pelota, si acaso, bastaba saber el resultado, por rutina, no más. Entonces llegó el notición: ¡¡¡Se robaron todas las medallas!!!... “¿Dónde fue el atraco?”, preguntó mi esposa incrédula ante mi asombro.
“Vaya, se cumplió lo que habías vaticinado: Todo el podio para Cuba”, me dijo, y sí, unos días antes había augurado que tenía la corazonada de que iba a haber Cuba a lo grande en esa carrera. Arlenis Sierra, Marlies Mejías, Iraida García… las tres habían ganado ya esa competencia alguna vez, las tres habían tenido experiencia profesional, las tres podían… ¡Y las tres subieron al pedestal!
Se partió el domingo en dos. Del sur vino el aliciente, el mismo que debió cruzar el atlántico en forma de gol, porque un armisticio no es, para nada, gratificante, si de hinchas y el Clásico se trata.
El amigo Héctor Marcos padre nos cuenta desde San Juan y nos deja con la crónica en la punta del teclado, con los ojos estirados buscando el desenlace de la carrera —pobre prensa nuestra que no se da esos lujos— y corriendo, imaginariamente, tras las ganadoras, en ese goce que solo se vive en el ciclismo de ruta.
Dice Héctor Marcos que a falta de unos 500 metros las cinco se ubicaron en la punta por el flanco izquierdo y luego, a menos de 200 metros, se corrieron como una puerta de corredora hacia la derecha para bloquear al resto de las pedalistas. Esa era la táctica. Un día antes me la había revelado Iraida a través del chat de Facebook.
En una hora, 58 minutos y 30 segundos se develó el misterio. Las 72 ruteras fueron cruzando en brutal sprint la raya de sentencia. Por tercera vez en su historia, Arlenis Sierra, la muchacha de Manzanillo y del club kazajo Astana Women´s Team, se colgaba el oro en la justa continental. Detrás entraban Iraida y Marlies.
Pero no bastaba que por primera vez un país colmara todo el podio en la ruta femenina. Faltaba más, los puestos cuatro y cinco también eran de cubanas. La joven Claudia Baró y la experimentada Yudelmis Domínguez, por ese orden, completaron el quinteto de lujo. Con ese resultado, Claudia se adueñaba del oro en la categoría sub-23 y de paso le daba a la delegación el primer lugar por naciones. Todo el botín era sacado de la misma carrera.
Inspirada en sus compañeras, la sexta insular, Maylín Sánchez, entró en el pelotón de la vanguardia, justo en el décimo puesto, el último que daba pasaje directo a los Juegos Panamericanos de Lima 2019.
Entre los varones, un rato después Jans Carlos Arias y Pedro Portuondo aseguraron también sus cupos para Lima 2019, al entrar entre los 12 primeros. Solo Félix Nodarse, quien se enredó con un atleta mexicano en medio de la competencia, no logró el boleto.
Por países, tras Cuba (2-1-1) se ubicaron Colombia (2-0-1), Argentina (1-3-0), Chile (1-1-2), Estados Unidos (1-1-0), Costa Rica (1-0-0), México (0-2-1), Guatemala, Honduras y Dominicana (0-0-1).
Han pasado varios días y todavía se habla de las chicas cubanas de la ruta. ¡Qué fuerza en las piernas, qué inteligencia, qué acople para correr con precisión, apegadas a un plan táctico que las catapultó a la gloria!
Desde ya digo que ellas volverán a atracar la mina de metales en Barranquilla, durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe. ¿En el mismo orden? Quizá, pero tengo la sensación de que no. Cosas mías que en su momento revelaré.
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