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viernes, 4 de octubre de 2024

Clásico Mundial: Fogueo de “manigua”

Cuba necesita fogueo, necesita confrontación, necesita, por ejemplo, participar cada febrero en la Serie del Caribe. Cuba necesita, sobre todo, lidiar contra novenas de superior calidad y no oficiar como báscula para equipos inferiores...

Rafael Arzuaga Junco en Exclusivo 30/10/2012
1 comentarios
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En el periplo mexicano los cubanos presentan promedio ofensivo de 322.

¿Fue usted de los que esperó, en diamantes de México, un examen de rigor para la preselección de Cuba? Tampoco yo.

Es una certeza, si alguna hay en el béisbol, la manifiesta diferencia de calidad, pretérita y presente, entre los dos países. Basta revisar la historia de los cubanos en la pelota mejicana o los impactos y estadísticas de peloteros de las dos naciones en Grandes Ligas, el máximo nivel reconocido; y, de persistir las dudas, pues debe convencer el resultado en enfrentamientos entre selecciones nacionales o de equipos nuestros contra clubes aztecas, favorable en todos los casos a la Mayor de las Antillas.

Incluso ahora que la pelota en este archipiélago no goza de su mejor salud, tiene varios pasos delante del béisbol en México, donde, a diferencia de aquí, tiene menor ascendencia, calidad y atención mediática que el fútbol.

Encima, por una parte es época de receso, posterior al término de la temporada 2012 de la Liga Mexicana de Béisbol, y, por otra es tiempo de plena arrancada (comenzó el sábado 13 de octubre) del torneo 2012-2013 de la Liga Mexicana del Pacífico, el más competitivo —porque reúne a los beisbolistas más calificados—, cuyo campeón representa al país en la Serie del Caribe.

De modo que quien esperó una prueba de exigencia mayúscula para el grupo dirigido por Víctor Mesa, debe estar viviendo jornadas de desengaño.

Sí, lo tenemos claro, Cuba necesita fogueo, necesita confrontación, necesita, por ejemplo, participar cada febrero en la Serie del Caribe… Pero, entiéndase, necesita lidiar contra “pelotas”, contra novenas de superior calidad y no oficiar como báscula para beisbolistas noveles o desahuciados.

(Ello, compréndase, contribuye a elevar el nivel de la selección e incide en el aumento de la competitividad de la Serie Nacional, pero ni por asomo multiplica sobremanera la calidad de la pelota cubana. Para lograr esto último, no me canso de decirlo, hace falta comenzar por cambiarle la faz al béisbol alevín, por forjar la masividad de antaño y, desde ahí, reprogramar la dinámica, estructural y competitiva, de la pelota en toda Cuba).

Los preseleccionados cubanos, que se preparan con la mira puesta en el III Clásico Mundial de Béisbol, han enfrentado en México a novenas atestadas de jugadores imberbes, novatos, cuando no a ras de ruinas; han enfrentado a equipos sin ofensivas, de pitcheo previsible y defensa corriente —corriente no, pésima—, además, sin motivaciones especiales para afrontar los duelos.

Una combinación de jugadores con oficio, con talento por curtir; motivado ciento por ciento en lo deportivo e individual, con hambre de triunfo a cualquier nivel: ese es Cuba. Y partió hacia México, esto creo, como corre el depredador tras su presa.

Al cabo de cuatro “juegos de manigua” —aún falta un quinto partido este martes—, la ofensiva antillana promedia .322 y ha anotado 45 carreras, en tanto sus lanzadores propinaron 52 ponches y regalaron apenas cinco boletos.

Mas estas y cualquier otra estadística no nos dejan buen sabor de boca a nosotros, y, lo peor, menos les valió a los técnicos para calibrar el estado de forma de los peloteros, después del extenso periplo de preparación cumplido, lejos aún de marzo de 2013, que es cuando Cuba jugará en serio.

Por engañosos, esos números son pura hojarasca, solo no lo es el 33 (más de un ponche por entrada jugada), que es la cantidad de ponches de las alineaciones del DT, demasiados, sin importar el momento de la preparación, más si delante, en la loma de los martirios, tienen a lanzadores sin oficio y de escasa calidad.

Valdrán estos “juegos de manigua” —supongo, porque apenas vi una parte de un partido (¿quién podía ver completo ese partido de 14x0, trasmitido además con “problemas de audio”?)— para inocular en la sangre de la mayoría más disposición para el robo de base y la jugada de hit and run, mayor convicción para conectar lanzamientos fáciles en conteos cómodos, para acumular turnos de práctica en los que deban batear para una u otra banda, según la situación del juego y las características del pitcheo.

Valdrán para que los jardineros mejoren sus rutinas defensivas, los jugadores de cuadro y lanzadores ensayen cómo abortar intentos de “dobles robos” o capturar a corredores sorprendidos en las almohadillas, y, entre más, para que los pitchers superen sus muchas falencias.

Para eso valdrán, para entrenar, como en el Latinoamericano, solo que ahora en distintos puntos geográficos de México y contra jugadores de inferior calidad a los que quedaron en La Habana.

No para más, no para sugerir satisfacción. Y, como seguro algunos de ustedes dirá, tampoco valen un mohín de preocupación, lo mejor será cruzar los dedos para que acabe de terminar esta “aventura azteca” de la preselección cubana y sentarnos a esperar por los partidos de noviembre en Asia, donde, si bien no encontrará tampoco el valladar más exigente posible allí, Taipei de China y Japón no serán una fiesta. No, esperemos que no. 


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Rafael Arzuaga Junco

Se han publicado 1 comentarios


Luiso
 31/10/12 13:47

Tremendo nombre le han puesto a estos choques "juegos de Manigua" jajajajaja. Está buenísimo

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