sábado, 18 de mayo de 2024

Guerra…y grande

Los malabarismos mediáticos se van como las borrascas...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 20/09/2022
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Conflicto en Ucrania
La guerra en Ucrania no es un tema bilateral o regional. Es la antesala de un cambio mundial indispensable, o la puer-ta a la debacle de la especie humana.

El asunto es que el tiempo siempre pasa la cuenta. De manera que cada cosa toma su lugar y cada verdad deja atrás el borrón que le propinaron una vez

Y el caso que nos ocupa (la pretendida “invasión rusa” a Ucrania según la versión USA-Kiev-OTAN, o la “operación militar especial” en la nomenclatura oficial de Moscú), los acontecimientos ya dejan ver lo totalmente real en toda la trama y permiten sondear más profundo por día en su origen y desarrollo.

 Por tanto al pan, pan, y al vino, vino. Y es que, lo que acontece ahora mismo en Ucrania, es –rotunda y claramente- una guerra entre el “eje tripartito” ya enunciado en líneas precedentes, y el coloso euroasiático que viene dando dolores de cabeza al hegemonismo de factura Made in USA y a sus alabarderos universales, desde 1917 a la fecha, llámese URSS o titúlese Federación Rusa.

Volemos sobre la historia (lo reclama el matemático espacio que debe ocupar este texto) y recordemos solo la agresividad política, económica, mediática y militar (la agresión nazi y la Guerra Fría entre otros sonados episodios), que el entorno mundial capitalista procuró contra la URSS, y la falacia, el escarnio, el desprecio y la burla que rodaron sobre los restos de aquella potencia y su heredera, la redimida Rusia de nuestros días.

Así, para los sempiternos aspirantes al cetro global, cercenar las cabezas de los “opositores” fue y ha sido siempre hoja de ruta esencial y, en sus figuraciones particularizadas, asfixiar a Rusia entre sus propias fronteras constituye un propósito inviolable.

Pregúntenle a Ronald Reagan y a George Bush padre, si las promesas verbales a Mijail Gorbachov de no explayar la OTAN hacia el Este eran o no puros cuentos.

Qué relaten dos personajes como los ex consejeros presidenciales gringos Paul Wolfowitz y Zbignew Brzezink que hacían ya en el año dos mil en un gran coloquio realizado en Washington “por nacionalistas ‎integristas ucranianos refugiados en Estados Unidos”, sino prometerles solemnemente “respaldar a Ucrania independiente, provocar que Rusia entrara en guerra contra ella y, ‎finalmente, financiar la destrucción del renaciente rival de Estados Unidos”, según las investigaciones del relevante analista francés ‎Thierry Meyssan.

Qué aclare además otro miembro del mismo club de aguiluchos, la señora Victoria Nulanb, cúal era su papel hace ocho años atrás en Ucrania alentando las manifestaciones derechistas de 2014, supervisando sobre el terreno las atrocidades de los neonazis, y colocándolos luego en los organismos militares y de seguridad de aquel país ajeno para minarlos de su ideología fascista, xenófoba y anti rusa.

Y por último, que el propio Joe Biden revele qué de original y virgen tiene entonces su “recto” comportamiento y su plan de masiva “ayuda” militar a Kiev en la actual guerra de la OTAN contra Moscú, y cómo se explica que con tales antecedentes afirme  tan rampante que una Rusia rapaz, pendenciera y provocadora, y un “presidente asesino y ambicioso” como Vladímir Putin, sean los absolutos iniciadores de los acontecimientos de violencia contra gentes tan respetuosas de las leyes, la justeza y la equidad universales.

¿Por lo demás, qué queda al amenazado y cercado: dejarse matar mirando inerme al cielo, o, hasta por simple y lógica reacción, devolver el guantazo con el más contundente parón posible? ¿O resulta que ya ni el instinto de resguardarse que acompaña a todo ser vivo tiene validez si no cuadra para Washington?

Los riesgos, por tanto, desgraciadamente andan en suma, en la misma cuantía que la irresponsabilidad, el aventurerismo, y el querer prevalecer sobre todos los demás a como dé lugar.

Rusia se bate hoy ante el Occidente hegemonista…así de sencillo, claro y evidente para quien suscriba la decencia, o intente al menos ver las cosas como son y no a partir de jácaras e imaginerías prefabricadas.

Y se trata de un duelo esencial donde, trágicamente, el camino, o pasa por la reconstitución definitiva del equilibrio y la cordura, o deriva hacia la degollina universal.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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