viernes, 19 de abril de 2024

Brasilia reunirá mandatarios de Suramérica este martes (+Audio)

El presidente Luiz Inacio Lula da Silva será el anfitrión de un encuentro con otros 10 homólogos en el Palacio de Itamaraty...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 29/05/2023
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Lula
Lula convocó a los presidentes de Suramérica –menos a la de Perú- a una cita en Brasilia para tratar temas de interés para la región

Aunque el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, lucha a brazo partido por implantar los programas sociales de su gobierno contra un Congreso en manos de conservadores, el otro punto alto de su agenda se hará realidad este martes cuando reúna en Brasilia a 11 mandatarios de Suramérica en el interés de recobrar la unidad regional y la integración.
 

Todos los presidentes de esa área geográfica, menos Perú que está en manos de una presidenta ilegítima, confirmaron su presencia en la capital federal del gigante suramericano, considerado la locomotora de la economía latinoamericana y caribeña.
 

En lugar de la mandataria impuesta Dina Boluarte, en medio de impedimentos legales internas y una grave crisis política desde la destitución de su jefe de gobierno legitimo, el ahora encarcelado, Pedro Castillo, asistirá el primer ministro Alberto Otárola. Guyana Francesa no participa en su condición de territorio ultramarino de la nación gala.
 

Pero sí acudirán al llamado de Lula, que en sus dos mandatos anteriores fue uno de los paradigmas de la integración regional, los jefes de Estado de Argentina, Venezuela, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Surinam y Guyana.
 

La reunión fue anunciada a principios de este mes por el mandatario, quien desde su asunción en enero pasado sostiene importantes reuniones con organizaciones económicas y políticas internacionales, como el G-7 y el Grupo de los Brics, al cual pertenece su país junto a Rusia, China, India y Sudáfrica.
 

Un encuentro de este porte y posible repercusión no ocurre desde hace por lo menos siete años, por lo cual levanta expectativas en el mundo político regional, donde hay administraciones de distintas ideologías y visiones, pero que coinciden en su mayoría en la necesidad de fomentar la unidad para enfrentar la actual crisis económica mundial, con cara de empeorar y no de traer aires de buenaventura a estas tierras del Sur.
 

La embajadora Gisela Padovan, secretaria de América Latina y Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño, precisó que el objetivo principal de la cita es retomar el diálogo a partir de denominadores comunes.

Aunque el anfitrión evite una propuesta específica, existe la posibilidad de que los invitados discutan formas concretas de ampliar la integración, incluyendo la creación o reestructuración de un mecanismo suramericano de cooperación. Actualmente, no hay algún bloque con esas características.
 

La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) creada en 2008 cuando en la mayoría de los países del área operaban gobiernos de izquierda o progresistas se fue desintegrando, a medida que la derecha retomaba las presidencias.
 

Ahora Unasur cuenta con siete miembros: Venezuela, Bolivia, Guyana, Surinam y Perú y hace poco tiempo retornaron Argentina y Brasil.
 

Bajo la nueva administración, Brasilia también volvió este año al seno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), pero ese bloque abarca también El Caribe y Centroamérica.

En los últimos años, hubo una especie de fragmentación de esa concertación  puramente suramericana, que contaba con una estructura conformada y planes de acción determinados por sus necesidades socio-económicas.
 

De ahí que esta idea que partió de una nación como Brasil, cuyo presidente ha demostrado experiencia en conciliación de intereses, tuvo de inmediato la respuesta positiva de los actuales líderes del Sur americano. Los cambios sociales son una urgencia en esa área, por lo que temas como salud, cambio climático, inflación alta, precio de los alimentos, retorno de la pobreza y el hambre, tornan aun más relevante la emergencia de una acción coordenada.
 

La agenda de este martes prevé, en primer lugar, la identificación de puntos comunes desde las posiciones de cada nación y un plan de inicio inmediato. Por ejemplo, el combate al crimen organizado y proyectos de infraestructura y medio ambiente.
 

Itamaratí, sede de la cancillería brasileña, informó que el formato de la cúpula es lo menos protocolar posible para ahorrar tiempo y presentar propuestas.
 

El escenario para Latinoamérica este año es poco alentador. Aunque cada nación posee su propia realidad, varias poseen retos similares, pues además de los asuntos planteados, todavía todos tienen que lidiar con los nefastos efectos de la pandemia de la Covid-19 que  entre otras consecuencias, dejó un aumento de la violencia y la crisis migratoria.
 

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informó recientemente que la pobreza aumentó en Suramérica por sexto año consecutivo, y que 200 000 000 de personas están en esa situación. Asimismo, proyecta una tasa de crecimiento económico de apenas un 1,3% en 2023 y 2,4 en 2024. 

 

PROGRAMA OFICIAL DE LA CITA

 

La reunión de presidentes en Brasilia prevé, según las invitaciones enviadas, dos sesiones de trabajo. En la mañana de este martes – indica el programa- cada jefe de Estado o Gobierno hará un pronunciamiento con tema libre. En la tarde será retomada una conversación informal, en lo que se espera no hayan discusiones antagónicas.
 

De acuerdo con la cancillería brasileña, no se prevé aun una declaración final del encuentro, por lo que analistas consideran este será el preámbulo de próximas citas, pero lo que sí esperan son acuerdos concretos, como la posible reanimación de la Unasur y su Secretaría general, antes ocupada por figuras sobresalientes de la política suramericana, como Néstor Kirchner, María Emma Mejía, Alí Rodríguez Araque y Ernesto Samper.
 

Círculos políticos estiman que Lula da Silva hablará de manera bilateral con sus homólogos, cuyas llegadas pueden ocurrir desde este lunes.

 

CONGRESO NACIONAL EN CONTRA
 

En cinco meses de gobierno, Lula da Silva ya puso en marcha algunos de los programas sociales anunciados en la campaña electoral, que lo llevó por tercera vez al Palacio del Planalto, en medio de una tensa situación.

El Congreso Nacional de Brasil es uno de sus peores enemigos, pues la mayoría de los escaños están ocupados por miembros del Partido Liberal (PL) del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro.
 

Con los Partidos Popular y Republicanos, que apoyan a Bolsonaro, sumarían casi 190 diputados. En el Senado, de 81 asientos, el PL tiene 13 escaños. Las organizaciones de derecha controlan el 53%.

"Es un Congreso conservador, liberal", se congratuló el actual presidente de la Cámara Baja, el derechista Arthur Lira (PP).  El bolsonarismo también logró numerosas gobernaciones, quedándose con bastiones claves como Sao Paulo en los últimos comicios de ese nivel.
 

Hace pocos días, el Legislativo rechazó la agenda de protección ambiental y de los pueblos tradicionales, en tanto les fueron retiradas atribuciones a los ministerios comandadas por Marina da Silva y Sonia Guajajara. Los diputados también aprobaron una medida provisional que suaviza reglas de protección en la selva Atlántica.
 

Silva admitió ante la prensa que la situación en el Parlamento es delicada, pero que ¨el gobierno lucha para mantener su proyecto político, que fue una decisión soberana, dijo, de la sociedad¨.

Mientras, Guajajara criticó la casi eliminación de su ministerio de los Pueblos indígenas, con la transferencia al de Justicia de las funciones de demarcaciones de las tierras originarias.
 

No demoró cuatro meses, aseguró, para que fuera desmontado el organismo. Nos quitaron nuestra principal pauta. Hay crisis con las tierras indígenas, pero nada sacamos con ir al Congreso porque votaron, planteó, contra los derechos de nuestros pueblos ancestrales.
 

Lula cedió el comando de 26 de los 37 ministerios a integrantes de nueve partidos, todos con representación en la Cámara, incluido el oficialista de los Trabajadores, con 10 de ellos. Esa organización cuenta con 68 diputados.
 

A pesar de los obstáculos que tratan de imponer los bolsonaristas –responsables del intento del golpe de Estado contra el entonces recién estrenado gobierno el pasado 8 de enero- el dignatario ya impuso varios proyectos que aliviarán la desigualdad social en la gigantesca nación de más de 200 000 000 de habitantes, como el de Más Salud, el aumento del salario mínimo y un bono monetario mensual, el Bolsa Familia, Mi casa, mi vida, todos encaminados a las familias más pobres.
 

Para Jeferson Miola, excoordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial, el progresismo se juega el futuro en estos días críticos.
 

"Para no ser un rehén ineludible de la diputadocracia corrupta y su sistema de chantaje y extorsión, (…)  necesita urgentemente hacer un giro e invertir en animar un amplio movimiento social de masas que lo apoye y enfrente la fuerza de la extrema derecha en las calles", explicó Miola, quien es también colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégicos.

 


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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