viernes, 29 de marzo de 2024

Abstencionismo electoral: un actor político muy importante

América Latina clasifica entre las áreas de mayor desinterés ciudadano...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 25/05/2018
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Abstencionismo
Los bajos índices de votación en las elecciones presidenciales en distintos países y continentes llama la atención de los analistas (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

Los bajos índices de votación en las elecciones presidenciales en distintos países y continentes llama la atención de los analistas, que coinciden en el desinterés de los votantes ante programas políticos destinados a la complacencia del capitalismo, en tanto obvian los graves problemas de las poblaciones.

La abstención electoral creció en las últimas décadas en gran parte del planeta, y América Latina forma parte de ese fenómeno. El 2018 fue un llamado año superelectoral en Latinoamérica, pues hubo presidenciales en Costa Rica, Paraguay y Venezuela, el pasado día 20, y queda aún Colombia, el próximo domingo, México, el 1 de julio y Brasil, el 7 de octubre.

La contundente victoria del reelecto presidente venezolano Nicolás Maduro el pasado domingo resulta descollante, en un ambiente de tensión política generada por el acoso que mantienen sobre ese país Estados Unidos y sus lacayos derechistas de la región y de la Unión Europea.

A pesar de la guerra económica que trata de ahogar a la Revolución Bolivariana, Maduro obtuvo el 67,8 por ciento de los votos válidos, equivalentes a mas de seis millones de ciudadanos que confiaron en su presidente. En esas condiciones, y sin voto obligatorio, acudieron a ejercer su derecho ciudadano el 46,9 % de los convocados.

Es un contrasentido que naciones como Colombia y Chile, donde sus mandatarios alcanzaron el triunfo con casi la tercera parte de lo obtenido por el líder revolucionario venezolano, no quieran reconocer el triunfo del jefe de Estado venezolano. En sus últimas elecciones el reelecto colombiano Juan Manuel Santos obtuvo solo el 23 % del sufragio, y el chileno Sebastián Piñera el 26,5 % de los votos posibles.

Brasil y Perú son casos únicos. Brasil es dirigido por Michel Temer, un político no electo en las urnas y que ocupó el cargo en 2016 luego de organizar, desde su postura de vicepresidente, un golpe de Estado a la mandataria electa de manera soberana, la izquierdista Dilma Roussef.

En Perú, donde se asienta el llamado Grupo de Lima, actuante contra el gobierno de Venezuela, y que además considera ilegítimos los recientes comicios, Martín Vizcarra ocupa la presidencia debido a la renuncia de su antecesor, Pedro Pablo Kuczynski, acusado de corrupción. Aunque fue un traspaso constitucional, ningún peruano votó por él.

Hay coincidencia entre expertos que el voto es relativo, y que en muchas naciones no es obligatorio, lo cual, sin embargo, resulta insuficiente para explicar la ausencia ciudadana. No hay bastantes motivaciones para hacerlo.

La realidad indica, este año, y en anteriores también, que los votantes prefirieron quedarse en casa antes que dar su apoyo a futuros presidentes que responden más a Estados Unidos y la ultraderecha regional que a las necesidades de su ciudadanía.

La mayoría promete un futuro de empleos y cambios positivos, como hizo Mauricio Macri en Argentina, donde ganó solo por un 3 % más que su rival, para luego incumplir e implantar un neoliberalismo rabioso que, en su caso, lo lleva de camino a una inmensa deuda con el Fondo Monetario Internacional.

“Desde hace décadas se viene hablando de una crisis de la representación política, que tiene como señales un alto grado de desafección por parte de los ciudadanos hacia los partidos. Ese desinterés está asociado a que la democracia no ha cumplido en aquellos temas que buscarían mejorar su bienestar”, afirmó a la prensa Fredy Barrero, vicedecano de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda, Colombia.

En América Latina, los continuos escándalos de corrupción en la clase política de numerosos países hacen comprender a los electores que estos individuos ocupan cargos para su enriquecimiento personal, sin que les interese la generación de respuestas a situaciones sociales dramáticas.

Son contados los países de esta región en los que no estén involucrados en casos de delincuencia de este carácter, tanto presidentes como legisladores. En México, la evidente complicidad del gobierno federal y estadual con los grupos de narcotraficantes llevaron al país a un grado casi absoluto de caos y corrupción, muertes violentas, desapariciones forzadas y feminicidos.

Otros, como Colombia, una de las grandes fuentes de drogas de Latinoamérica, deja pocas opciones a los votantes este próximo domingo, debatidos entre el ultraderechista Iván Duque y el centroizquierdista Gustavo Petro, al que trataron de asesinar al menos en tres oportunidades en los últimos meses.

Estas situaciones extremas pero cotidianas hacen que los electores, en especial los jóvenes que carecen de esperanzas si son gobernados por los partidos tradicionales, no se sientan identificados con los actuales políticos, salvo excepciones como Venezuela y Bolivia, por citar solo dos ejemplos.

De continuar esa tendencia en los medios juveniles, posiblemente haya generaciones menos participativas. O, por el contrario, pueden ser más combativas y surgir de sus filas nuevos líderes políticos emanados de los movimientos políticos y sociales que cada día alcanzan más poder en América Latina y constituyen hoy la oposición a los regímenes derechistas.

Chile es el país donde menos se vota en Suramérica. En los últimos comicios ganados por el millonario derechista Sebastián Piñera Echenique, el pasado año, hubo una abstención del 56 %. El domingo de elecciones fue dedicado al fútbol.

En Costa Rica hubo comicios el pasado 4 de febrero. Los ticos debían decidir entre un pastor evangélico de ideología retrógrada (Fabricio Alvarado, de Refundación) en cuanto a cambios sociales, y del otro lado el oficialista periodista y escritor de centroderecha (Carlos Alvarado, de Acción Democrática), que prometió respetar el matrimonio igualitario y permitir el aborto. La abstención fue nuevamente muy alta (la segunda más alta en los últimos 60 años), con un 34,3 %, sin incluir votos en blanco y nulos. Carlos Alvarado se llevó el batón, centrando su campaña en la defensa de la diversidad sexual y la interrupción del embarazo, sin que temas de vital importancia para los ciudadanos ocuparan un lugar visible.

En Paraguay pasó otro tanto. El pasado 22 de abril, Mario Abdo Benítez, del tradicional Partido Colorado resultó electo jefe de Estado, en un proceso en el que la abstención superó el 35 %, según informó el Tribunal Superior de Justicia Electoral. Abdo Benítez es hijo del exsecretario privado del dictador Alfredo Stroessner, quien se mantuvo en el poder durante 36 años.

El abstencionismo no es potestativo de América Latina, sino que se ha convertido, por responsabilidad de los políticos, en una acción global.

En las elecciones del 2016, en España, un 30 % de los ciudadanos se abstuvo; ese mismo año, en Francia, lo hizo un 26 %. En 2017, Reino Unido hizo comicios generales, y un 31,3 de los votantes no acudió al sufragio.

Estados Unidos, que se considera el campeón de la democracia, efectuó en 2016 las elecciones donde ganó el derechista republicano Donald Trump, acompañado por una abstención del 45%, que indica el nivel de participación más bajo desde 1996, según la cadena norteamericana CNN.

Según el International Institute for Democracy and Electoral Assistance, Eslovenia es el país donde vota menos la ciudadanía y la abstención ascendió al 57,6 en las últimas elecciones para cargos ejecutivos nacionales. Luego aparecen Mali (54,2 %), Serbia (53,7 %), Portugal (53,5%), Lesoto (53,4 %), Lituania (52,6 %), Colombia (52,1 %), Bulgaria (51,8 %) y Suiza (50,9 %).

¿Cuáles son los países con mayor concurrencia a las urnas? Australia, con un ausentismo de solo 6,8 % del padrón, seguido de Bolivia, con 8,1 %. En ambos, el voto es obligatorio. Pero en Sierra Leona, que aparece tercero con 9 %, es voluntario.

Luego aparecen Bélgica (10,6 %), Uruguay (11,4 %), Dinamarca (12,3 %), Suecia (14,2 %), Benín (15,2 %), Botsuana (15,3 %) y Perú (17,5 %).


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


senelio ceballos
 25/5/18 23:59

Saludos Lic.LIDICE!!....Muy buen articulo, argumentado + estadisticas   geniales  que hablan solas!!!....Me gusto  que manejas  a nuestra region  A.Latina......Ahora espero  articulo similar  [ SIN POLITIQUERIA, SIN PARTIDISMO, SIN FANATISMO ] con realismo ..  Un analisis  realista sobre nuestras elecciones internas  sus PLUS y sus MINUS......Para tener una  idea hacia donde se muve nuestro barco comun!!!.....Dias atras  ewl Lic. Pastor de  www.invasor.cu trataba de meter  en un artiiculo poco  argumentado sus ideas  poco realistas...Yo le comente y lo invite a un debate publico...NO HA CONTESTADO  SU REPLICA ..... Sigo eserando por uDS...para leerles y disfrutar!! GRACIAS.....Un saludo muy cubano!!!!!

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