sábado, 27 de abril de 2024

Enredos alrededor de una maleta y un millonario

Con la comedia "El millonario y la maleta", el grupo Teatro del Viento rinde homenaje al bicentenario de La Tula...

Maya Ivonne Quiroga Paneque en Exclusivo 10/10/2014
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Una comedia bien hilvanada y escrita es sin dudas El millonario y la maleta, obra de la dramaturga camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda, de quien se recuerda el bicentenario de su nacimiento en este 2014.

Concebida de acuerdo con las características propuestas por Aristóteles en su obra La poética (Siglo IV a. C), esta comedia de La Tula, llevada a la escena del Teatro Tassende por el grupo Teatro del Viento, que lidera Freddys Núñez Estenoz, cumple su cometido de hacer reír a los espectadores y de criticar, jocosamente, algunos vicios e imperfecciones humanas como son el interés por los bienes materiales, el matrimonio sin amor, la codicia, el servilismo a los poderosos, entre otros.

Aunque fue escrita en prosa por la autora de Sab en el siglo XIX, conserva una vigencia total. Parece que le estuviera dialogando al lector de aquí y de ahora. Y es que La Tula supo hacer un empleo sabio de lo risible y lo feo de hombres y mujeres inferiores, de seres mezquinos, capaces de venderles su alma al diablo con tal de progresar económicamente en la vida.

Como dice en las palabras de presentación el crítico y dramaturgo Norge Espinosa Mendoza: “Sin rebasar el logro que es su pieza más celebrada dentro de este género: La hija de las flores, El millonario y la maleta es aún un golpe de aire fresco, que leído y representado en estos días nos habla de nuestra cotidianidad y de ciertas costumbres que al parecer nunca desterramos”.

En la adaptación realizada por Espinosa Mendoza, se mantienen bien claras las premisas del arte de la comedia al representar los defectos de los caracteres sin causar dolor ni ruina a los personajes que fueron concebidos a manera de arquetipos: Doña Policarpa, la madre interesada; Mónica, la hija intelectual; Rosa, la hija frívola y Gabriela, la joven enamorada de un pintor pobre, el viejo chismoso, la vecina enredadora, el criado hablantín, el falso millonario.

Hay, sin embargo, en la puesta de Núñez Estenoz, una tendencia a la exageración y a lo grotesco en  las caracterizaciones, sobre todo en la de Rosa, interpretada por el actor Anier Amaro, en una suerte de juego del travestismo dentro del teatro que, a veces, raya la sobreactuación. Le falta al joven un poco de contención y control, que no le vendrían nada mal también a la madre de las tres muchachas, Doña Policarpa.

No obstante, la puesta se disfruta por su dinamismo que mantiene el ritmo durante la hora y 25 minutos de extensión. En algunos pasajes se lanzan al aire ciertos gags –propios del cine silente- para tener bien activados a los espectadores efecto que, reiterado, puede resultar contraproducente. Además deben cuidarse algunos bocadillos y gestos, alusivos a la orientación sexual de la hija enamorada del pintor, que vistos a la luz de la teoría feminista pudieran estar fuera de lugar.

Por lo demás, El millonario y la maleta es un buen ejercicio de divertimento que significa el primer clásico defendido por Teatro del Viento y su líder Freddys Núñez Estenoz, algo que habla de la madurez que va alcanzando esta compañía.

Dentro de la puesta en escena merecen un punto y aparte los diseños tanto de escenografía como de vestuario. La obra está dedicada a Jesús Ruiz, ese nombre imprescindible dentro del diseño escénico cubano, desaparecido recientemente. Sobre los hombros de Ruiz recayó, en un principio, la creación de la escenografía de la pieza, labor que terminó inmejorablemente otro creativo de renombre: Gabriel Hierrezuelo.

La escenografía de la obra se caracteriza por su minimalismo y funcionalidad, dos factores inherentes a un buen diseño. Así unos cubos de madera cumplen disímiles funciones dentro de la representación y se engarzan, coherentemente, dentro del entramado de situaciones hilarantes.

Por su parte, el vestuario diseñado por Nieves Laferté es el resultado de un delicado trabajo donde se tuvieron en cuenta todos los elementos característicos del siglo XIX así como el empleo de tejidos apropiados y colores claros que contribuyen a enfatizar las acciones físicas de los personajes.

En declaraciones a la prensa, Estenoz —quien comparte además el rol de director artístico del Festival— con estos diseños le interesaba jugar con los códigos de dos tiempos distintos, porque la ropa interior del siglo XIX hoy se concibe como vestuario para las salidas informales a la calle.

Otra manera de actualizar la puesta fue el traslado de la trama desde España hasta la Villa de Nuestra Señora del Puerto del Príncipe que celebra sus cinco siglos de fundada desde el mes de febrero de 2014, mostrando una ciudad renovada, bella, limpia y con un nuevo rostro cada día.

Bienvenido este homenaje del Teatro del Viento a una mujer extraordinaria, símbolo de valentía, libertad e inteligencia, quien tuvo que enfrentar los prejuicios de su época y, sin embargo, supo hacer valer su nombre en medio de una sociedad machista y patriarcal.

Felicidades a la compañía que lidera Núñez Estenoz, que arriba a 15 años de bregar sobre las tablas agramontinas, por la osadía de montar El millonario y la maleta justo cuando se recuerda el bicentenario de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Ojalá que esta puesta en escena pueda ser apreciada  por los espectadores de otras provincias de Cuba.


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Maya Ivonne Quiroga Paneque

Periodista, locutora, guionista y directora de radio y televisión


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