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martes, 8 de octubre de 2024

COVID-19: detalles de la circulación de variantes en Cuba

Una de las causas del aumento sostenido de pacientes infectados con SARS-Cov-2 y de fallecidos se debe a la presencia y la circulación de la variante Delta considerada como la más transmisible…

Daniel de la Osa Camacho, Liz Armas Pedraza en Exclusivo 17/08/2021
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Cuba variantes
Las mutaciones pueden aumentar la transmisibilidad del virus, incrementar la gravedad de la enfermedad o influir en la eficacia de las pruebas diagnósticas

Con el tiempo, es natural que los virus evolucionen a través de las mutaciones, por lo que también es común la aparición de nuevas variantes. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) una mutación se define como un cambio real en la secuencia genética del virus. Así, un virus modificado se denomina variante del virus original. Dichas variantes pueden presentar una o varias mutaciones.

Las mutaciones pueden aumentar la transmisibilidad del virus, incrementar la gravedad de la enfermedad o influir en la eficacia de las pruebas diagnósticas, los tratamientos o las vacunas. Mientras tanto, cuando hay muchas infecciones en una población, la probabilidad de que el virus mute es mayor.

Actualmente, de acuerdo con la clasificación de la OMS y de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC), en el mundo se han identificado cuatro variantes de preocupación del SARS-CoV-2 y otras seis variantes de interés en salud pública, lo que supone mutaciones genéticas de la proteína Spike (“llave”). Y es precisamente esta proteína del SARS-CoV-2, el objetivo de la mayoría de las vacunas actualmente aprobadas o en desarrollo; por tanto, las mutaciones se vigilan estrechamente.

La OMS entiende como variantes de interés aquellas que causan infecciones en pequeños grupos y se asocian a un aumento en los casos, también presentan cambios genéticos que sugieren que podrían ser más contagiosas o pudieran escapar de la inmunidad conferida por la infección natural o la vacunación.

Mientras tanto, las variantes de preocupación son más contagiosas que las anteriores y responsables del desarrollo de la enfermedad grave. Estas mutaciones pueden reducir la eficacia de las terapias y vacunas anti-COVID-19 que están en el mercado y las personas que han padecido previamente el SARS-CoV-2 pueden volver a infectarse.

En el escenario cubano, una de las causas del aumento sostenido de pacientes infectados con SARS-Cov-2 y de fallecidos se debe, precisamente, a la presencia y la circulación de la variante Delta (notificada en la India), considerada como la más transmisible. Según el Ministerio de Salud Pública, la variante Delta está presente en todas las provincias del país, se considera de mayor contagiosidad que las variantes Alfa (notificada inicialmente en Reino Unido) y Beta (notificada en Sudáfrica).

COVID-19: VARIANTES EN CUBA

Desde enero de 2020 se confirmó una mutación en la posición 614 de la espícula S en la cepa de coronavirus descubierta en Wuhan, China, en diciembre de 2019. Esa mutación le dio al virus una capacidad que acorraló a la original y se impuso. Fue la variante que prevaleció hasta finales del año 2020, cuando se detectaron otras a partir de la entrada de viajeros al país.

Ya para inicios de 2021 se identificó la variante Alfa y en febrero la Beta, las cuales se han encontrado circulando en todas las provincias. Precisamente, el incremento de casos observado durante el mes de febrero en La Habana y Jagüey Grande en Matanzas, estuvo asociado a la variante Beta, aunque también se identificaron otras.

Así, durante los cuatro primeros meses de 2021 la Beta estuvo predominando en el territorio nacional. A finales de abril se detectó en un viajero la Delta y desde mayo y hasta el presente esta variante se ha extendido paulatinamente a la mayoría de las provincias, sobre todo en y prevalece en La Habana, Matanzas, Ciego de Ávila, Cienfuegos, Holguín y Guantánamo, asociándose a mayores contagios.

Los datos indican que Delta es entre un 40 y un 60 por ciento más transmisible que la Alfa. En este sentido, los pacientes infectados con la variante tienen significativamente más partículas virales en las vías respiratorias que los infectados por otras y la carga viral puede ser mil veces más alta.

En cuanto al periodo en que una persona puede contagiar a otra, es más largo el de Delta. Esto quiere decir que, si con la variante original y la Alfa una persona infectada podría contagiar a dos o tres contactos estrechos, con la Delta este número puede llegar hasta seis o 10 personas.

Ahora bien, ¿qué pasa con la evolución de un paciente si se infecta con una forma mutada del SARS-CoV-2? En el caso de Cuba, hace algunos meses la cifra de personas asintomáticas al momento de la detección llegó a superar el 70 por ciento de los pacientes. Sin embargo, actualmente esa cifra ronda el 5 por ciento de los diagnosticados diarios. Los rangos de edades para formas graves y críticos han disminuido.

Por otro lado, de manera general la criticidad en un paciente enfermo de COVID-19 llegaba a los siete días, pero este periodo se ha adelantado hasta alrededor de los cinco días, a la vez que se está prolongando en el tiempo. Por otro lado, hay personas que entre los días 12 y 14 de la enfermedad todavía pudieran presentar complicaciones, lo que habla de un comportamiento más agresivo.

Así mismo, se espera que la convalecencia sea peor en los infectados con Delta, al tener una etapa crítica más grave y prolongada, aspecto que debe ser estudiado en el futuro.

Según estudios recientes, los niveles de neutralización de personas que han pasado la COVID-19 o han sido vacunadas son más bajos contra la variante Delta en comparación con otras variantes. Aun así, la vacuna Abdala y el esquema heterólogo de Soberana 02 ha demostrado su eficacia ante un complejo contexto de circulación de diferentes variantes.

A estas alturas, es preciso saber que se puede prevenir el contagio también ante las nuevas variantes y patrones. Las medidas son las mismas desde el inicio de la pandemia: el uso de nasobuco, lavarse las manos, mantener el distanciamiento físico, ventilar los espacios y acudir al centro de salud en caso de presentar síntomas. El autocuidado sigue siendo clave.

*El material se construyó según las explicaciones de María Guadalupe Guzmán Tirado, jefa del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), Lissette Pérez Santos, investigadora del Departamento de Virología del IPK, y Daniel González Rubio, jefe en funciones del Departamento de Hospitalización de la institución, publicadas en el sitio del MINSAP.


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Daniel de la Osa Camacho

Licenciado en Ciencias de la Información y Periodista de Datos

Liz Armas Pedraza

Amante de los datos y el deporte. Periodista y cubana.

Se han publicado 1 comentarios


Mari
 17/8/21 10:28

Que buen trabajo equipo aclara dudas, esperemos que pronto estemos en mejores condiciones. Ahora a continuar cuídandose para ver si este virus llega a su fin.

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