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sábado, 5 de octubre de 2024

¿Estamos criando hijos de cristal?

Ya se ha dicho mucho que el amor no malcría, pero también nos dicen madres de algodón que formamos hijos de cristal; entre tanto mensaje contradictorio, puede que nos asalte la duda enorme: ¿está bien asumir una forma diferente de criar?...

Yeilén Delgado Calvo
en Exclusivo 20/01/2024
3 comentarios
Cristal roto
No cometamos el error de pensar que un vínculo profundamente amoroso dará como resultado hijos “quebradizos”. (Tomada de IStock)

Internet es una selva informativa. Aun cuando no estemos buscando contenido sobre un término determinado, nos va llegando sutilmente, a través de las redes sociales, y de acuerdo con los intereses que hayamos demostrado en nuestro comportamiento online. Da miedo, sí, pero es el mundo en que vivimos.

Por eso, casi todas las madres de estos tiempos, y más aún aquellas que tenemos inquietud por la crianza respetuosa, hemos oído hablar de la generación de cristal, y casi siempre de forma peyorativa.

Se nos acusa de ser madres de algodón, que por seguir esas “modas”, criamos hijos sin límites ni necesidad de esforzarse, y –por ende– frágiles, con poca tolerancia a la frustración; en resumen, hijos de cristal.

¿Cuánto hay de cierto en todo esto?  La Generación de Cristal o Generación Z incluye a los nacidos a partir del 2000 y, especialmente, a partir del 2010. Sus padres son de la Generación X, personas que crecieron con más carencias y una disciplina drástica, a quienes se les considera especialmente trabajadoras.

Por tanto, se dice que en esos progenitores ha predominado el sentimiento de no tratar a sus hijos como los trataron y darles todo lo que no tuvieron.

Entre los puntos negativos que se les atribuye a los niños, adolescentes y jóvenes de “cristal”, además de los ya mencionados, están el interés disminuido por la lectura o los eventos culturales, la sensibilidad ante el rechazo y la crítica, ser altamente demandantes, considerar como hazañas pequeños esfuerzos, la tendencia a la depresión si las cosas no salen como esperaban, el condicionamiento a premios, recompensas y negociaciones, y la evasión del sufrimiento.

Por otro lado, tienen otras muchas características alentadoras:

-Son conocidos por ser altamente sensibles y empáticos.

- Fuerte conexión con la espiritualidad y la conciencia colectiva.

-Creativos y con habilidades artísticas.

- Mentalidad abierta y tolerantes hacia las diferencias.

-Tienden a cuestionar la autoridad y buscar la justicia y la igualdad.

- Gran capacidad para sanar y ayudar a otros.

-Son conscientes del impacto medioambiental y buscan formas sostenibles de vida.

- Profunda conexión con la naturaleza y los animales.

-Suelen ser introvertidos y disfrutan del tiempo a solas para reflexionar.

-Fuerte intuición y pueden percibir energías sutiles.

Claro que estandarizar a una generación puede ser útil para entender contextos histórico-culturales o generalizar, pero el mundo actual, a pesar de lo globalizado, sigue teniendo profundas diferencias entre regiones y clases sociales.

No obstante, es lícito y beneficioso atender estos rasgos comunes, sobre todo para entender en qué panorama estamos criando.

En el libro La generación de cristal. Sociedad, familia y otros vínculos del siglo XXI, la sicóloga Sofía Calvo explica que esta generación “entendió que disfrutar nuestra sexualidad, construir una identidad libre, separarse de una pareja, renunciar a un trabajo, hacer lo que amamos e ir a terapia no es un fracaso sino que, en realidad, es nuestra gran conquista”.

No es, dice, que las generaciones anteriores no experimentaran sensibilidad y dolor, sino que existía una especie de pacto de silencio, y se ocultaba como fuera la fragilidad: “No es que ahora somos más sensibles, sino que nos animamos a mostrarlo más, y en consecuencia, a marcar límites”.

¿Lo estarán haciendo tal mal entonces las madres y los padres de hoy día? ¿Criamos una descendencia emocionalmente expuesta y casi inútil para este vivir despiadado donde el ser humano es lobo de los otros y, a veces, hasta de sí mismo?

Hay muchos malentendidos por el camino. Criar de forma respetuosa no es sinónimo de permisividad o falta de límites y no tiene como resultado hijos “poquita cosa”, sino –lo dicen las investigaciones– personas con buena salud mental, empáticas, resilientes, seguras y con fuerte autoestima.

Según un artículo sobre el tema, publicado en Bebés y más:  “Aquellas actitudes que estarían contribuyendo a criar hijos frágiles estarían relacionadas con el sobreproteccionismo (darles todo hecho, no permitir que cometan errores, ser su agenda...), el autoritarismo (decidir por ellos, no escuchar sus opiniones, establecer límites sin consenso, querer controlar su vida...) y la falta de educación emocional (no hablar de emociones, acallarlas, usar la tecnología como chupete emocional...)”.

Pareciera entonces que el término “hijos de cristal”, ha sido usado para denostar una forma de crianza que rompe con el maltrato y el autoritarismo y que, como todo lo nuevo, despierta recelos y resistencias.

Desde el amor se crían hijos como el cristal, sí, por lo transparentes y luminosos, por lo bellos sean cuales sean sus apariencias.


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Yeilén Delgado Calvo

Periodista, escritora, lectora. Madre de Amalia y Abel, convencida de que la crianza es un camino hermoso y áspero, todo a la vez.

Se han publicado 3 comentarios


Nor1
 27/1/24 3:10

El tiempo demostrará si fue bueno o malo el cambio de paradigma. Espero poder ver el resultado de cuando esta generación deba valerse por si misma. Mi hija nació en 1999. Los mas favorecidos serán los mejores educados y los mas inteligentes. Las grandes masas consumidoras de reguetón, que viven como pichones con la boca abierta esperando que los embutan (literalmente), conectados 24 horas a las redes, sin perspectivas de estudios o superación, serán los grandes perdedores. En Cuba henos criado esta "generación Z" como hijos del primer mundo y como no saben del sacrificio que costó a padres y abuelos lograrlo pues creo que perderán lo que no valoran por no saberlo defender. No soy optimista al respecto. Lamentable. Aun espero ver el resultado del experimento.

Niurka
 26/1/24 5:04

Realmente esa terminología no me convence, pienso desde mi experiencia de madre soltera y con un hijo de 25 años que desde el amor todo se puede lograr sin ser demasiado permisible y dónde se deben establecer límites para el respeto y la comprensión El dar todo sin límites no es querer más, la crianza es difícil por más libros que consultes porque cada ser humano es único e irrepetible, a veces hay que practicar el ensayo y error pero de lo que sí estoy segura es de que como dice el refrán, si donde se cae el burro usted le da el palo, olvides de que el burro sigue caminando Dele a sus hijos mucho amor, que consiste no en cosas materiales ( besos, abrazos, pase por su lado y dígale te quiero, pregúntele como le fue el día), pero sobre todo predique con el ejemplo, no se canse y verá que obtendrá buenos resultados, lo material no será para el/ella el centro de su vida Llévelo a pasear para que conozca que existen cosas importantes más allá del barrio, no le llene la agenda porque también necesita socializarse Hoy soy una mujer feliz porque tengo un hijo adorable, respetuoso y muy adaptado socialmente

Nor1
 30/1/24 20:10

De acuerdo.

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