viernes, 26 de abril de 2024

Verano 2013: la variedad refresca (+Fotos)

Para tomarle la temperatura recreativa a este período estival, Cubahora conversa con vacacionistas y veraneantes de varios lugares de la Isla…

Yoelvis Lázaro Moreno Fernández en Exclusivo 29/07/2013
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Parque Pionero-Pinar del Rio
Parque Pionero de la ciudad de Pinar del Río, uno de los lugares más visitados por la familia cubana

Julio y agosto huelen a descanso, a divertimento y emoción, que se disipan en alegría y fiesta popular, trasnochadera y tiempo de mañanas para dormir; en viaje y chapuzón en playa, piscina y río; en televisor que no se apaga durante todo el día, en jerga con amigos, en excursiones por lugares desconocidos, en visitas a sitios de interés, en la mochila al hombro y el ritmo de campismo.

Pero, ¿cómo vivimos los cubanos los meses más calurosos del año? ¿A dónde vamos? ¿De qué modo nos acercamos a las opciones que se planifican ¿Realmente satisfacen nuestros gustos y preferencias? ¿Están al alcance de todos? ¿Se cuenta con uno al organizarlas? ¿Cómo podemos intervenir desde nuestro espacio para que las actividades resulten más placenteras y queden mejor?

Con estas y otras interrogantes, y para tomarle la temperatura recreativa a esta temporada estival, Cubahora conversó con veraneantes y vacacionistas de varios lugares de la Isla.

¿PLAYA, PLAYA; PISCINA, PISCINA?

A lo largo y ancho del archipiélago nacional, los criterios suelen ser diversos y encontrados. Si bien la voluntad por lograr que las opciones veraniegas lleguen a más lugares y personas constituye una preocupación año tras año, todavía quedan mecanismos por engranar para que los empeños calen mejor y alcancen lo que realmente desea la gente. No obstante, hay parte y parte, porque los gustos son también diversos y complejos.

La joven artemiseña Yoslaine González Ramos prefiere disfrutar el verano a su manera, alejada del ruido citadino y el gentío. Ella trabaja en la capital de todos los cubanos. Por eso, cuando tomas sus vacaciones por estos meses le gusta ir al reencuentro con las bondades de la naturaleza, visitar el campo, volver a las costumbres características de su pueblo natal, Guanajay, donde no existen tantas opciones como en La Habana, pero estoy convencida de que siempre la pasará bien.

“Con un libro y poco más soy feliz. No necesito demasiado para sentirme plena. Durante los restantes meses del año, hago una selección de textos e historias de mi interés y reservo muchas de ellas para el verano. Son 15 días para leer, pero 15 días que me sanan, me oxigenan, me liberan todos los malestares acumulados, me regeneran completamente”.

Sin embargo, hay quienes reclaman, más allá de una buena propuesta literaria, otras posibilidades para el divertimento. La villaclareña Dadilka López González es médica, especialista en Angiología en el hospital universitario Arnaldo Milián Castro, de su provincia natal, suele declararse una apasionada de la buena literatura, pero no se halla por estos días leyendo en su casa, enclaustrada.

“El verano es la estación por excelencia para salir, distraerse, compartir con los amigos. Yo me paso el año completo trabajando, en una rutina de la casa a la consulta, y cuando llegan estos meses quiero cambiar de ambiente, planificar actividades diferentes, y aunque me lo proponga con fuerza, eso no siempre es posible.

“Por ejemplo, si de mí dependiera, yo fuera a la playa todos los fines de semana y al río casi todas las tardes, pero no puedo ir. De Camajuaní, que es donde vivo, hasta Caibarién, las guaguas y camiones cuestan diez pesos por esta fecha. Diez pesos por mí y diez por mi esposo son veinte. Y todo lo que uno vaya a comer allí tiene que comprarlo. Creo que en ese sentido, si existiera una propuesta de transportación más asequible al bolsillo del cubano asalariado, se agradeciera mucho más la oferta. Estoy consciente de todo lo que eso representa, pero quizás se pudieran buscar algunas alternativas”.

Sin autodeclararse una fanática apasionada de las fiestas, la pinareña Dunia Chinea Hernández, de 28 años, no lo piensa dos veces para elegir la estancia en algún balneario de su provincia como la más refrescante opción estival. “Claro, no me gusta estar tampoco todo el tiempo en el agua, me llama la atención la variedad de las propuestas gastronómicas; la selección musical, pues a veces lo único que se escucha es reguetón, y hay tantas melodías populares bailables que uno en ocasiones llega a extrañarlas.

”En Pinar del Río se acaban de celebrar las fiestas populares o carnavales, y es impresionante ver cómo las personas se divierten con esos festejos. De una manera u otra, casi todo el mundo toma algunos días de descanso por estos meses. Los niños y estudiantes están en casa. Desde que se anuncia una fiesta como esa, enseguida la gente sale a las calles. Es una lástima que haya sido tan pocos días, y que la cerveza se agotara en algunas áreas tan rápido. Para próximas ediciones queda ya la experiencia de que hay que distribuir bien los recursos con que se cuenta, y así, alcance y satisfaga mejor a todos”.

Por su parte, la pequeña Melisa Gil Bauta, de 12 años, tiene dos preferencias especiales: ir al carnaval infantil y al parque Lenin junto a sus padres y ver la televisión. “Me gusta montar en los caballitos, en la estrella. Y si fuera por mí ya me hubiera trepado en la montaña rusa”.

La televisión contagia, y si no satisface todo lo que uno desearía, al menos entretiene, así lo considera el padre treintañero Yoandry Pérez Hernández, quien acostumbra a ahorrar durante buena parte del año para sorprender a sus niñitas con alguna excursión. “Este año pienso llevarlas a Villa Clara para que conozcan la plaza donde reposan los restos el Che, vean el Monumento a la Acción contra el Tren Blindado y suban la histórica loma del Capiro, desde donde se visualiza buena parte de la ciudad de Santa Clara”.

PARA QUE LA ALEGRÍA NOS UNA MÁS

Transgrediendo el umbral de los deleites y las complacencias, se hace necesario también valorar cómo las buenas intenciones a veces se ven lastradas por descoordinación. A juicio de varios entrevistados, la divulgación de las actividades sigue siendo una asignatura pendiente. Y si así ocurre en los núcleos citadinos, ¡imagínese en las zonas rurales…!

“Nos enteramos de que vendría un grupo musical a la comunidad cuando ya llegó —comenta Yoany Hernández Lucena, moradora de la comunidad villaclareña de La Luz—. Muchas personas no supieron nada, incluso, vecinos de bateyes aledaños que podían haber asistido, no se enteraron. Y eso sucedió hace ya varias semanas. Hace falta que se pongan carteles en la bodega, en el círculo social, que se comunique para que la gente lo socialice.

”Si queremos que el verano se expanda cada vez más, se impone una promoción adecuada. Además, uno quisiera participar, involucrarse más en los preparativos de cualquier acontecimiento cultural que tiene lugar en el poblado donde uno vive”.

Algunos jóvenes de varias provincias, consultados para este trabajo, consideran que todavía se puede hacer más los días entre semana, y no reservarlo todo para los fines, sobre todo en las cabeceras municipales y provinciales.

Lourdes Chang Gancedo es una habanera que se no se queja de opciones por vivir en la capital de todos los cubanos, pero lamenta que sus primas avileñas se tengan que sentar en el parque de su pueblo todas las noches, de lunes a viernes, a hacer cuentos y poco más, ante la carencia de propuestas bailables o de otra naturaleza.

“No digo que siempre haga falta una fiesta, pero se puede pensar en un cine-debate, ya que hay muchas películas que no podemos ver durante el curso escolar; o en una matiné al menos un día entre semana. Creo que eso no lleva mucho recursos, es más bien cuestión de proponérselo”, comenta la camajuanense Yailenys Bermúdez Hernández.

Como toda gestión que implica subjetividades de todo tipo y pasa por el tamiz y la experiencia del ser humano, la planeación de opciones para un período que bulle por involucrarnos a todos continuará siendo un desafío colectivo, con el imperativo de hacer más con lo que tenemos, tampoco hay por qué pensar en menos.

Y pese a los mil rumbos perfectibles que se pueden tomar, habrá que seguir apostando por la calidad en lo que se programa, la responsabilidad de cuidar lo que se tiene y el sentido de la transformación, la variedad. Sí, porque variar y dinamizar las opciones con diferencias, con una de cal y otra de arena, con sorpresas que en la mayoría de los casos no merecen tanto, también refresca.

 


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Yoelvis Lázaro Moreno Fernández

Joven periodista que disfruta el estudio del español como su lengua materna y se interesa por el mundo del periodismo digital y las nuevas tecnologías...


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